Fronteras II (2019), de Victoria Maréchal

“Una nueva mirada”

Por Ian Quintana.

Hay fronteras de todo tipo: políticas, geográficas, marítimas o aéreas. Siempre que intentemos salir de nuestro lugar de origen, de nosotros mismos, deberemos cruzar una. Quizás sea la frontera humana, la de los cuerpos y sus sentimientos, la más difícil de sortear. Porque para comprender al otro debemos estar abiertos a nuevas vidas y olvidar los juicios ya formados. ¿Cuánto influye en nosotros, en nuestros prejuicios, la representación que se hace del mundo en los medios o en internet? ¿Cuánto de ello nos condiciona para entender al otro? 

Fronteras II (2019) es un cortometraje de Victoria Maréchal que explora la técnica del found-footage para generar un discurso sobre la condición humana y las formas en que la representación del mundo influye sobre nuestras vidas.  A través de una pantalla dividida recorremos dos geografías y terrenos tan disímiles como cercanos, unidos por el Mar Mediterráneo. Las imágenes guardadas en el software Google Earth nos permiten ver la representación que se construye sobre esos territorios. Maréchal hace uso de esa base de datos para mostrar la oposición y las distintas maneras de recrear el mundo. Por un lado, Tripoli, capital de Siria, y por el otro Lampedusa, una paradisíaca isla, que los migrantes escapando de Siria utilizan de tránsito para llegar a Italia. Entre estos dos territorios y el agua que los separa se construye un relato sobre la migración y el desarraigo, sobre lo que implica para un ser humano alejarse de sus orígenes y exiliarse debido a la imposibilidad de construir una vida digna. 

Google Earth construye Siria como un lugar despoblado, falto de vida y humanos, ya que aún no hay registro de sus calles, a diferencia de Lampedusa que se muestra como un lugar de placeres y disfrute. Mediante esta visión fragmentada podemos entender el contraste y la construcción del mundo desde su aspecto visual. Pero el sonido se independiza de la imagen. Hay una dislocación de la imagen y el sonido, una fragmentación, una nueva frontera. Gracias al tratamiento sonoro escuchamos lo que las imágenes no muestran, su verdad. Es así como la multiplicación y fusión de varios planos sonoros construyen una atmósfera onírica y cambiante que nos permite trasladarnos a la realidad de esos lugares. A ello se suman los testimonios de hombres y mujeres, de diferentes nacionalidades y lenguas que relatan su pasado, su lugar de pertenencia y pequeños aspectos de la vida cotidiana, para dar un aspecto vívido y humano a esas imágenes virtuales. Mediante esta conjunción de elementos, en esta mezcla de territorios, datos y testimonios, somos capaces de gestar una nueva mirada. Las fronteras que dividen y oponen el mundo quedan anuladas para lograr alcanzar una visión total y de esta manera comprender lo desconocido.