Friends and strangers (2021), de James Vaughan

“Incógnita constante”

Por Belén Paladino.

Una ciudad calurosa y en apariencia vacía. Ray y Alice parecen ser los únicos habitantes en muchos kilómetros a la redonda. Probablemente esa soledad es la que los obliga a permanecer juntxs y planificar un viaje, aunque no haya mucho que decirse, aunque no sepan aún si son amigxs o extrañxs. En su primer largometraje James Vaughan acompañará a sus personajes y registrará su forma tan particular de ser y estar en el mundo. Invitando a la reflexión sobre la falta de comunicación y sus consecuencias. 

Comienza el viaje y la ciudad queda atrás. La playa parece un espacio más propicio para encontrarse con unx mismx y con los demás. Sin embargo, Ray y Alice emprenden el mismo camino en autos separados, y no habrá punto de encuentro posible entre sus deseos. El miedo a la soledad parece ser tal que es preferible transitar una soledad compartida por más frustrante que resulte esa imposibilidad de encuentro. 

Vaughan presenta a dos personajes que no volverán a encontrarse a lo largo del relato y hasta se evitarán cuando la presencia del otrx se vuelve cercana. Porque el otrx es incomprensible, una incógnita constante y una amenaza a la zona de confort nada confortable en la que cada unx se ha instalado y en la que ha quedado atrapadx. De esta manera, algunos personajes comienzan a diluirse y cobrarán importancia otrxs que parecen estar allí por azar. 

El director trabaja desde una puesta en escena sobria, lejos del artificio. Hasta lo que en un primer momento irrumpe como algo extraño, un sonido envolvente y perturbador, tendrá su anclaje y explicación, cerrándose así la posibilidad de explorar aquello que enrarece el aire y tensa a los personajes. 

Friends and strangers enfrenta la dificultad de toda película que se propone explorar el vacío: la amenaza de caer en él. Vaughan parece atraído por el vértigo que produce el abismo, por la tentación de la caída. Sus personajes parecen cerrarse cada vez más más sobre sí mismxs, despertando poca empatía en quien los observa, pero reflejando fielmente un espíritu de época.