“De clase media para la clase media”
Por Sebastián Francisco Maydana.
Ocho (así se llama el protagonista), licenciado en letras porteño que vive en Nueva York, acaba de terminar una relación de veinte años y viaja a Barcelona (¿no es lo que hacemos todos?). Al principio parece perdido, todo le resulta extraño y se encuentra a sí mismo en un departamento que le es extraño, camina sin rumbo por las calles de la ciudad e intenta acercarse a un muchacho que ve desde su balcón. No pasa mucho tiempo antes de que lo invite a subir, y pasan el día juntos. Al atardecer, en la terraza, Ocho le confiesa: “siento como si nos hubiéramos conocido antes”. Javi, sorprendido: “Pues claro, si nos conocimos”.
Corte a veinte años antes (aunque los personajes están prácticamente iguales). Ocho viaja a Barcelona a encontrarse con su amiga Sonia, novia de Javi, y juntos salen del clóset como si fuera lo más sencillo del mundo. Estos encuentros fortuitos e intensos forman la premisa de Fin de Siglo, que con un estilo crudo y despojado nos invita a adentrarnos en la relación entre estos dos personajes.
Lo primero que llama la atención en esta película de clase media para la clase media es que no hay nada que se parezca a un conflicto. Incluso los rompimientos de relaciones son relatados, o mejor dicho, nombrados. Ocurren pero en otro plano, no se ven. Ocho quiere saber si Sonia se enteró de su pequeña aventura, y Javi le responde que sí, que él le contó, pero que ella lo entendió y siguieron siendo amigos. Todo sucede con total sencillez, de acuerdo a la fantasía de la clase media que antes se psicoanalizaba y ahora lee libros de autoayuda para entender que no tienen problemas reales, que todas nuestras angustias y dolores de cabeza son inventos de nuestro cerebro y que con tan sólo identificarlos podemos exorcizarlos de nuestra vida.
Fin de Siglo demuestra que hemos llegado a un punto, saludable, en que las películas de temática gay (en este caso, los dos protagonistas lo son y la trama gira alrededor de su sexualidad) ya no son tabú y pueden tratarse en pantalla con total libertad. Pero, por la misma razón, se les imponen una serie de desafíos y responsabilidades que van más allá de la mera “visibilización” del tema (que, hace veinte años, era valiosísima). Es que en trabajos como éste, todo el potencial contestatario y rupturista de tener personajes gays se diluye si sólo se trata de hombres cool, blancos, lindos y de clase media acomodada.
Una historia minimalista en dos tiempos, personajes convincentes, largos e interesantes diálogos y una buena fotografía hacen de esta película íntima una experiencia disfrutable. La música, correcta y en la medida justa, acompaña la narración con naturalidad. Audaz con lo que muestra, conservador con lo que calla, este proyecto de Lucio Castro cumple los objetivos que se propone, aunque sus propósitos sean poco “jugados” para una película de estas características⚫
Titulo: Fin de siglo
Año: 2019
País: Argentina
Director: Lucio Castro