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Epicentro (2020), de Hubert Sauper

“Collage de símbolos para pensar”

Por Agustina Osorio.

A los ojos (o cámara) de Hubert Sauper, la historia en Cuba no está en los museos ni en el archivo, sino en boca de las personas contemporáneas, en niñxs de diez años que no solo pueden contar los sucesos desde el hundimiento del Maine hasta la revolución cubana, sumando conceptos bien elaborados sobre el colonialismo y el imperialismo. Está en las casas de lxs cubanxs, en la calle, en los autos, en las fotos del jefe de esa revolución  y en la radio.

La asociación del hundimiento del Maine con la invención del cine y su uso como un instrumento de propaganda norteamericana, se une a la imagen de un mapa del continente americano centrado en Cuba, como epicentro del continente, como metáfora de una discusión que podría durar cien años. Los elementos se pegan en un pastiche o collage relatado por un coro de voces que pueden salir de la calle, bares o de las casas de quienes habitan en el corazón de La Habana, lejos de la pintura clásica del turismo y se unen en cánon para contar qué es para ellxs vivir libres del yugo del imperialismo o qué es una utopía o lo que el Director quiere saber; si es que es posible descifrarlo del todo.

Sin embargo, hay ciertos trazos del discurso que pueden vislumbrarse al avanzar el documental. La revolución trajo el fin del control imperialista en su forma más obvia, pero no pudo evitar la permanencia de sus vestigios en una ciudad que está “detenida en el tiempo”, para hacer uso de un lugar tan común como la foto con el edificio con el Che de fondo. El Hotel Roosevelt está casi en pie y a quien se pregunte sabe que fue nombrado en honor a un Presidente de EEUU, pero casi nadie puede pronunciar bien su nombre, como si fuera un pseudo acto revolucionario.

En una casa se escucha bachata, se toma ron y se cocinan “patatas” fritas, en otra se muestra una heladera que les dio Venezuela para describir el departamento como el paraíso; en otra hay un poster de Fidel de fondo, mientras se canta Queen por fonética. En el collage se empalma esta última imagen con el anuncio de la muerte de Fidel. Las imágenes son de la televisión, un elemento más que se suma al relato.

La TV, el cine y la actuación atraviesan gran parte de Epicentro desde el inicio hasta el final. Una de las niñas quiere ser actriz de telenovelas y descubre aplicaciones en el celular del Director para hacer parecer a un niño que camina como Charlie Chaplin. Una de las nietas de esa leyenda aparece actuando con otra de las chicas y preparan otra escena para representar frente a la familia. Más adelante vemos al grupo mirando El gran dictador y unx de ellxs comenta que ella “es la nieta de Hitler”. El chiste espontáneo sirve como elemento para conectar el relato del cine y la historia de dominación-liberación. Un dictador juega con el mundo, un país se libera del yugo capitalista y una niña quiere ser actriz de telenovelas. Todo en el mismo marco, en el mismo momento. Las representaciones pueden servir para escapar a la realidad, para enfatizarla o embellecerla. Quienes miramos el documental, podemos elegir entre esas opciones.

En un recorrido por la ciudad se acerca una embarcación  hacia la gran fortaleza colonial. No es un buque de guerra sino un crucero de turistas. El nuevo imperialismo no trae metralletas, sino lentes de cámaras de fotos. Solo basta ir a una pileta y comer una torta de diez dólares o manejar un auto descapotable para sentirse como “gringos”.

Epicentro es la mirada de un “gringo” europeo, con la voz de cubanxs y un collage de símbolos para pensar en por qué quizás Cuba esté en el centro de ese mapa que se vuelve a escena y nos deja pensando en el continente, en el imperio, en la invasión del turismo y en el cine hecho como turismo, según la frase de unx de lxs entrevistadxs.

Titulo: Epicentro

Año: 2020

País: Austria

Director: Hubert Sauper

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