Por Mauro Lukasievicz
¿Cómo llegaste a Cinthia y la historia con su abuelo?
A Cinthia la conocí en la escuela secundaria, nos llevábamos algunos años de diferencia pero compartimos juntas el espacio de la militancia estudiantil. Pasó el tiempo y unos años más tarde me encontraba grabando junto a Elías Gismondi unos microprogramas pilotos para televisión con temática sobre oficios. Así fue que mediante un amigo en común que tenemos con Cinthia, me comentó que ella estaba trabajando la marquetería y que posiblemente nos interese filmarla para los pilotos. Una semana después, estábamos en su taller filmando el pleno proceso de una obra que Cinthia estaba llevando a cabo con el asesoramiento de su maestro y tío abuelo Abraham.Después de aquella tarde, quedé completamente conmovida con el traspaso familiar de un oficio tan bello y delicado como es la marquetería y fundamentalmente con la relación y la fuerza que impulsaba a Cinthia para realizar su obra. La reconstrucción de su identidad. A las dos semanas le hice un llamado telefónico con la propuesta de hacer una película con su historia.
Hay un gran trabajo de fotografía que acompaña la historia a la perfección generando una sensación de anhelo ¿Cómo trabajaste en este aspecto en particular?
La fotografía y la operación de cámara estuvo a cargo de Elías Gismondi, con él trabajamos en conjunto sobre las puestas y los movimientos de cámara que debían acompañar cada momento de la narrativa. La elección de la luz natural y una fotografía fresca con la espontaneidad que caracteriza la cámara en mano es algo que acordamos desde un inicio. La búsqueda surgió en intentar que el espectador de alguna manera se sumerja en el camino que transitaba la protagonista, reflejando las sensaciones que la iban abordando: una cámara viva que por momentos se mantiene distante para dejar que las cosas sucedan y otras convive a la par con sus movimientos, como también se adentra al universo de los sentimientos más íntimos que ella transita.La idea nunca fue que Cinthia testimonie su historia frente a cámara, sino que la vivamos con ella en un presente, que suceda mientras sucede la película. Desde el guión estaba planteada mi propia interpretación personal sobre su proceso de búsqueda, sin dejar de lado la carga poética que exigía dicho recorrido.
¿Además de todo lo que significa la herencia familiar, hay un mensaje muy claro en esto de que Cinthia continúe con la profesión del abuelo, profesión que año atrás estaba vedada para las mujeres ¿Lo pensaste de esta forma?
Sí, completamente. Me parecía un aspecto muy fuerte de su personalidad como artista el romper con todos los paradigmas que también arrastraba su familia «el oficio lo tiene que heredar algún hijo hombre de la familia». Aunque algunos de sus primos tuvieron algún tipo de acercamiento al oficio, ella fue la única en profundizarlo y continuarlo.Abraham, su maestro y tío abuelo, al principio se rehusaba a la idea, pero como me dijo él mismo en una oportunidad «Ella tenía vocación, cuando yo vi que ella tenía vocación, ahí recién sentí que podía transmitirse, antes no». Casi como un premio: “Sos mujer, pero tenés vocación, así que podemos ver qué sucede, y lo que sucedió es que Cinthia no solo es una gran marquetista, sino que además logró desentrañar tantos otro tabúes que también arrastraba su historia familiar, utilizando el arte como herramienta de batalla.
Vino a ser belleza ganó el premio a mejor largometraje documental en el Festival FICAH (México) ¿Qué sensaciones te dejó este premio y qué devoluciones recibiste de los espectadores hasta el momento?
La experiencia en México superó todas mis expectativas, fue el primer festival al que quedó seleccionada y ganó. Fue tal mi sorpresa que al nombrar la película como ganadora me sobrepasó la emoción y me quedé muda sin siquiera poder decir palabra alguna, pero como decía Liliana Bodoc «Si alguna vez nos toca quedarnos sin palabras, es bueno que sea porque estamos maravillados y no porque estamos vacíos» algo así me pasó a mí. Intuyo que uno de los motivos por el cual en México fue bien recibida la película, es por entre otras cosas, su cultura milenaria y la relación con el presente en un constante rescate de sus raíces a través de las artesanías, es una temática en la que ellos se ven reflejados. El público en general fueron personas mayores que al terminar de visionar el documental me abrazaron emocionadas y eso para mí fue muy movilizador. Era mi primer público, todo era nuevo y fue por sobre manera muy gratificante y de mucho aprendizaje, como también la hermosa devolución que me hizo el maestro Rafael Montero, jurado del festival «me gusta que en tu película no intentas explicar nada, lo vivís junto a la protagonista». La película en este momento se encuentra haciendo un recorrido muy interesante de la mano de KmSur, además del premio en México, quedó seleccionada en Polonia, Uruguay y La India.
En cuanto al montaje hay a simple vista un trabajo muy metilucoso que da la sensación de que no se desperdició ninguna escena ¿Qué tanto material tuviste que dejar afuera del corte final?
El montaje fue un largo trabajo, el cual también fui ajustando en conjunto con Elías Gismondi. Por cierto grabe mucho material, cosa que hoy en día vería como un error, pero que para el proceso que fue realizar esta película terminó siendo parte del espíritu de búsqueda que la caracterizó desde un inicio. Siento que aprendí a hacer cine haciendo esta película, con sus aciertos y desaciertos. El montaje fue un trabajo minucioso de varios cortes y de entender pese a la cantidad de material hermoso que teníamos, que era lo que verdaderamente quería contar, el famoso menos es más y que era fundamental para que la historia tenga fuerza y uno pueda vibrar con ella sin cansarse.
¿Cómo se financió Vino a ser belleza?
Me hubiese sido de gran alivio responder concretamente está pregunta, pero no fue así. La película comenzó como un proyecto de la Cooperativa Audiovisual ALZAGUÁN, que habíamos conformado años atrás, Elías Gismondi (Dirección de foto) Federico Alu (sonido directo) entre otres, con el paso del tiempo la cooperativa se disolvió, pero nosotres continuamos para finalizar la película. En un principio la financiamos nosotres, como trabajadores y soñadores. No teníamos prácticamente nada en cuanto a infraestructura e equipamiento, ni siquiera una buena cámara para filmar, pero pese a eso, movimos cielo y tierra alquilando, pidiendo prestado y demás garabatos para poder continuar. Fue todo muy cuesta arriba. Comencé a tratar de conseguir apoyos financieros pero mi falta de experiencia y el no tener antecedentes hacían que esta tarea sea casi imposible, de modo que comencé a hacer un camino distinto. No conseguí apoyo financiero pero sí apoyo logístico: transporte, hospedaje, traslado, traductores etc. Y luego a fuerza de los variados trabajos que teníamos cada uno para bancar la vida se sumó un fin en común: terminar la película. En lo personal, mientras escribía el guión y posteriormente filmaba, pase a trabajar en un local de ropa, un sexshop, una castinera horrible, repartir volantes, entre otras cosas, hasta finalmente poder asentarme en lo que hoy en día trabajo que es en el área audiovisual. Agradezco a todes los que nos ayudaron de mil formas diferentes económicas o no, porque cuando uno está arrancando lo que necesita son oportunidades, no alcanza solo con el trabajo y la perseverancia, la falta de oportunidades es lo que hace que un proyecto de estas características no pueda llevarse a cabo. Agradezco a las familias de todes les integrantes de este equipo, a la Embajada de Bielorrusia en Argentina, a la Embajada de Polonia en Argentina, a Generación de la Shoa, al Museo Polín en Varsovia, y a la comunidad de Horodło en Polonia, como también a este espacio y tantos otros que en esta etapa del proyecto nos permiten visibilidad.
El cine argentino se encuentra en un momento muy delicado ¿Qué opinas de la situación actual y hacia dónde creés que se dirige?
Cómo bien decís vos, estamos atravesando un momento delicado producto de las políticas de estado deplorables que atraviesa todo el país, siendo el cine también un espacio más que no se queda afuera del vaciamiento cultural y político. Por eso insisto en defender este territorio cinematográfico, en el hacer y organizarse. Cuando se piensa en hacer una película en Argentina todas las condiciones están dadas para que no lo hagas y a fuerza de astucia y mucho trabajo es que muy pocos logramos terminarlas. El INCAA es un espacio fundamental para que el cine nacional se pueda seguir produciendo. El tema es que con una economía tan en emergencia y un dólar que se dispara, es muy difícil sostener y prever cambios tan bruscos para una producción. Un presupuesto que fue aprobado unos meses atrás, ahora ya no tiene el mismo valor y el INCAA no contempla estas variantes.La comunidad cinematográfica está en emergencia ante estas maniobras, como así también organizada haciendo frente a la realidad para no dejar de producir. Porque en caso contrario solo veríamos las películas de las grandes productoras, donde siempre llegan los mismos, dejando vedada toda la amplia pluralidad de contenido que se realiza en argentina. Deseo que este año le pongamos a fin a estos políticas de vaciamiento que hicieron mucho daño y el cine como una consecuencia más de la reconstrucción, recupere por parte del estado el apoyo y valor fundamental que merece en nuestra sociedad.
¿Te encontrás trabajando en otros proyectos?
Si, ahora me encuentro guionando lo que será un largometraje de ficción, con mucho trabajo por delante pero muy entusiasmada, como también colaborando con un proyecto documental muy lindo que se viene Los Calvos de la mano de Elías Gismondi⚫
Titulo: Vino a ser belleza
Año: 2019
País: Argentina
Directores: Sol Janik