Por Mauro Lukasievicz
Estamos ante una historia violenta y sexual, pero a la vez llena de sentimientos y relaciones de afecto en un lugar donde no es habitual que se nos lo muestre de esa forma. ¿Cómo llegaste al libro de Mario Cruz y en qué momento decidiste convertirlo en película?
Estaba buscando una historia de amor entre dos hombres en Chile, ya que es una temática aún tabú en este país conservador y castigador con las minorías, y llegó esta novela a mi vida que fue encontrada por un amigo en la calle afuera de un mercado de verduras. Ya la portada del libro era interesante y provocadora, un hombre semi desnudo tras las rejas. Leí las primeras páginas y me cautivó inmediatamente por su narrativa cruda y el erotismo que traspasaba la lectura. Yo llevaba muchos años trabajando como director de arte en cine y tenía ganas de poner mi mirada artística y política ya no para otros, sino para mí.
Elegiste mostrar los momentos más violentos de forma muy explícita.
¿Porque decidiste mostrarlos de esta forma?
Porque la vida real es así, incluso más violenta y cruda. Yo viví el año 2016 un abuso sexual y quería contarlo tal cual como yo lo sentí en mi piel. Para mí como director era super importante no censurar a través de los planos esas escenas, prefería que el espectador cerrara los ojos, mirara hacia el suelo, o simplemente saliera de la sala.
Hay algo que es realmente fascinante en la forma que está filmada El príncipe y es que si bien la cárcel genera una sensación de claustrofobia constante aquí también se utiliza como clave para los acercamientos entre los reclusos. ¿Cómo trabajaste en el guión las relaciones desde los
aspectos psicológicos?
La cárcel es un personaje más dentro de la historia, tiene su propia forma de respirar y de guardar en sus muros los secretos más profundos y dolorosos que puede vivir un ser humano. La historia habla de hombres encerrados, abandonados por la sociedad, hombres básicos, que se mueven solo por el instinto más básico del ser humano que es amar y ser amado buscando el afecto más allá del género. En este sentido se planteo eliminar todo lo más oscuro y carcelario de la novela y quedarnos con la vida cotidiana de estos hombres ya que ahí yo podía explorar su psicología básica y dirigirlos al concepto que atraviesa toda la historia que es el deseo.
¿Cómo fue el trabajo para representar el deseo sexual en un ambiente tan violento?
A través de los afectos y del concepto de amor negro, que es ése que solo se da cuando cae la noche y la oscuridad les da la libertad a estos cuerpos varoniles y desnudos de desatar sus instintos más animales.
A menudo nos encontramos con dramas carcelarios que tienden a caricaturizar a los presos, en tu caso mostrás el lado más humano de ellos y te alejas de todo cliché posible. ¿Lo pensaste de esa forma?
Para mí fue muy importante trabajar como referencia los documentales carcelarios en Latinoamérica y encontrar en la simpleza de las relaciones la verdadera humanidad del ser humano. Por eso mis cuerpos son libres, desnudos y sin miedo. El desnudo frontal masculino es una forma de discurso político del que nadie quiere hablar, menos en un país como el mío, donde el cuerpo femenino siempre fue utilizado como objeto del deseo. En una cárcel del año 69, rural, donde solo hay hombres atrapados sin afectos, y yo como artista los quería abrazar y hablar de los sin voz.
El príncipe viene de participar en festivales muy importantes como Venecia o San Sebastián. ¿Cómo fueron esas proyecciones y qué recepción tuviste de parte del público?
En Venecia y en toda Italia encuentran que somos muy valientes al contar una historia así, de esta forma tan cruda pero contrastada con una fotografía esteticista, paleta de color acotada y una música que interrumpe con un sello que habla de las emociones del Principe. En España fue distinto, hubo gente que se salió de la sala y no fue capaz de soportar ver cuerpos humanos desnudos, aunque el festival de San Sebastián es para mí, mi primer hogar ya que gracias a ellos pude mostrarle por primera vez al mundo nuestra obra de arte en cine en construcción y fueron los primeros en arriesgarse con una película que no es fácil de tenerla dentro de sus filas. Para mí como artista Chileno tener la posibilidad de participar en estos dos grandes festivales es de alguna forma, construir un puente para todos los artistas chilenos y por sobre todo a los jóvenes de mi país ya que hacer arte en Chile es estar todos los días en la primera fila de la plaza de la Dignidad.
¿Te encontrás trabajando en otros proyectos?
Si, ya estoy trabajando en mi segunda película, Los Pájaros, que narra la historia de mujeres infértiles, mujeres que roban hijos, mujeres que pierden hijos, mujeres que buscan hijos y mujeres que entregan hijos. Atravesadas por la migración Haitiana en Chile y la apropiación de hijos en la dictadura Argentina.
Título: El príncipe
Año: 2019
País: Chile
Director: Sebastián Muñoz