“Me parece hermoso e interesante comprender el pasado como parte del presente, especialmente porque sigue influyendo en él.“
Hay una atmósfera sofocante que se siente desde el comienzo de la película, que crece a medida que se van presentando más personajes, hasta llegar a un punto de ebullición que encaja perfectamente todas las piezas. ¿Cuál fue la idea detrás de un drama familiar tan particular, explorado en solo dos días?
Mis dos primeras películas, Das merkwürdige Kätzchen y Das Mädchen und die Spinne, ya estaban marcadas por una concentración espacial y temporal. Mientras que Kätzchen transcurre en un solo día en un apartamento, Spinne se desarrolla en dos días, principalmente en dos casas. La concentración espacial y temporal fue también en The Sparrow in the Chimney, la tercera parte de la ‘Trilogía de los Animales’, el terreno ideal donde pudo germinar este drama familiar ligero y denso. En Das merkwürdige Kätzchen, los conflictos presentados eran más sugeridos y formaban parte de una atmósfera pasivo-agresiva. Con The Sparrow in the Chimney, quería ir más allá, narrar los conflictos de manera más explícita, hacer que se expresaran abiertamente y penetrar en el oscuro corazón de un cuerpo familiar. Ya en la fase del guion fue muy exigente dirigir estos conflictos abiertos de manera precisa, es decir, hacerlos escalar cada vez más hasta llegar a la explosión, al punto de ebullición, por así decirlo. La tensión debía aumentar progresivamente hasta que todo se derrumbara y las moléculas de este cuerpo familiar se redistribuyeran, dando lugar a algo nuevo y reconfigurando las relaciones dentro de esta familia de manera casi mágica en tan solo dos días.
Si bien el personaje más importante es la hermana mayor con su autoritarismo y maltrato, el personaje de la madre/abuela fallecida es uno que, a través de su ausencia, marca completamente el tono de la película. ¿Cómo trabajaste este aspecto?
Al escribir el guion, la historia de fondo de Karen, relacionada con su madre fallecida, se volvió cada vez más importante. El pasado de la familia se hizo cada vez más presente. Me pareció interesante que la hija de Karen, Johanna, fuera descubriendo y sacando a la luz cada vez más facetas del pasado oculto y barrido bajo la alfombra por su abuela, como una detective. La escritora Christa Wolf escribió una vez que el pasado no ha pasado, que ni siquiera ha terminado. Me gusta esta imagen de la temporalidad. Me parece hermoso e interesante comprender el pasado como parte del presente, especialmente porque sigue influyendo en él. Así, encontré fascinante que la madre/abuela fallecida estuviera omnipresente de manera fantasmal, a pesar de estar muerta y, por lo tanto, ausente. Está ausente y presente al mismo tiempo, como si hubiera tomado posesión de la casa y de Karen misma, como un demonio maligno. En este sentido, la película es como una historia de fantasmas: la historia de una liberación, de un exorcismo, para poder avanzar hacia el futuro con libertad.
¿Cómo fue trabajar con un gran número de actores en un solo escenario mientras se manejaban tantas perspectivas al mismo tiempo?
El gran número de actores es, por supuesto, muy agotador, especialmente considerando que el equipo ya estaba compuesto por muchas personas. Cuantas más personas haya en el set de filmación, más decisiones deben tomarse y comunicarse, más ruido hay y más estímulos te rodean, lo que dificulta la concentración. Sin embargo, para la película, precisamente esa cantidad de personajes era importante, ya que permitía que la casa de Karen se fuera llenando cada vez más a lo largo de la historia, aumentando así la presión sobre ella. Además, la mayor parte de la narración debía desarrollarse, al igual que en mis dos películas anteriores, en un ambiente casi teatral, dentro de la casa de los padres de Karen. Y todo esto en el calor del verano, que intensifica aún más la temperatura en los interiores. Todo esto junto fue agotador, pero esencial para la historia que queríamos contar. Ya al escribir el guion, la abundancia de personajes fue un desafío. Fue muy exigente hacer justicia a todas las perspectivas y manejar los diferentes personajes y sus desarrollos. Todos los personajes debían integrarse, de alguna manera, en la dirección principal de la intensificación hacia el punto de ebullición. Y eso fue bastante complicado.
Igualmente hay una profundidad muy desarrollada en los personajes, tanto en lo que respecta a los temas de crecimiento personal como a las tensiones sexuales de los protagonistas adultos.
Durante el desarrollo del guion, se hizo evidente rápidamente que la protagonista, al igual que en mi película debut Das merkwürdige Kätzchen, sería la madre. Sin embargo, no quería enfocarme exclusivamente en ella, sino también contar de manera vívida la historia de los demás miembros de la familia y darles matices y profundidad. Intente crear personajes secundarios ambiguos, ya que sería una lástima desperdiciar tiempo narrativo con figuras simplificadas y poco complejas. Así, el material se fue convirtiendo cada vez más en una película de conjunto, en un retrato grupal con un gato, un gorrión y un perro, por así decirlo. El deseo es, como en todas mis películas anteriores, uno de los temas centrales. Todo el filme está impregnado de estructuras de deseo, anhelos vividos y ocultos, ya sea en el pasado o en el presente. Precisamente el deseo no vivido y prohibido en el pasado tiene una influencia significativa en el presente de esta familia, en la que la hija de Karen, Johanna, con su forma desenfadada y libre, contrasta con la madre, que es más fría. Johanna utiliza su sexualidad como una provocación hacia su madre, que es más reservada y que, poco a poco, comienza a abrirse.
La película está cargada de estos símbolos que acentúan cada situación y nombraste, por ejemplo las mariposa, el fuegos o incluso el pequeño pájaro atrapado en la chimenea.
No fue una decisión consciente trabajar con símbolos. Los símbolos son cosas que representan algo específico (como, por ejemplo, el pez en contextos cristianos que representa a Jesús). En The Sparrow in the Chimney, las mariposas no simbolizan algo concreto; más bien, abren un espacio para asociaciones. Enfatizan lo aéreo, lo ligero. Son pequeños milagros, ya que pueden transformarse una vez, de una oruga a una mariposa. Primero se arrastran por la tierra y, luego, tras la metamorfosis, también pueden habitar el aire. Así, las mariposas se convierten en pequeños y frágiles hermanos de la protagonista Karen, quien también vive una metamorfosis, como un fénix que resurge de las cenizas para comenzar de nuevo. La imagen del gorrión en la chimenea evoca una prisión, un espacio cerrado donde a veces arden llamas. Una chimenea es un lugar donde la madera se transforma en cenizas y carbón, un lugar donde algo se destruye y donde algo nuevo surge. Me gusta trabajar con imágenes ambiguas que permiten diferentes espacios de asociación.
Hay una exhibición de recursos que se utiliza muy bien y alcanza su máximo esplendor al final. ¿Cómo fue el proceso de financiamiento?
El proceso de financiamiento fue más rápido que en nuestra segunda película Das Mädchen und die Spinne. Nuevamente intentamos hacer coproducciones con Alemania y Francia, pero ambas no se concretaron, lo que llevó a que la película se financiara y se rodara exclusivamente en Suiza. Pudimos solicitar fondos, especialmente del gobierno federal, del cantón de Berna y de nuestro coproductor, la Radio y Televisión Suiza (SRF).
The Sparrow in the Chimney
2024
Alemania
Ramon Zürcher