“El cine no es caro, no es la inflación, no es desperdicio, no es nada de eso. El cine se puede hacer racionalmente, pero si te gusta desbaratar presupuestos en cosas superfluas y salarios millonarios para un reducido grupo de gente y no para todos por igual, pues en fin, el cine termina siendo caro”
Entrevista a Pedro Costa
Por Mauro Lukasievicz
Una de las cosas que me parecen más interesantes en tus películas es el tratamiento del tiempo, más allá de la duración de los planos o la lentitud de los personajes, esa idea de la falta de tiempo en la vida. Trabajar para poder comer y tener un techo bajo el cual dormir, pero nunca el tiempo necesario para elecciones personales, esa sensación de angustia es algo que tus películas siempre me hacen sentir
El cine no es solo sobre el presente, creo que el cine filma el pasado y muchas veces el futuro. Cualquier filmación capta el presente, cualquier rodaje lo hace. Yo no encuentro otra idea que la de filmar el presente pensando en todo esto. Lo que aconteció ayer y lo que acontecerá mañana. Hay una situación de clase, de clase social, creo y pensé durante mucho tiempo en que mi principal preocupación es la preservación de la memoria a toda costo, no solo el presente, sino también intentar recordar, escribir e invertir tiempo en estas personas y sociedades. Yo le dedico a esta comunidad lo que nunca le fue dado, tiempo, qué es lo que viene con condiciones de vida aceptables, esto que dices de comer, dormir, trabajar, vivir lo mas básicamente posible, es la condición de un inmigrante explotado, nunca les dieron el tiempo para pensar y sentir.
Es el concepto de Juventud en Marcha, con Ventura.
Exacto, la explotación de esta gente que fue víctima, en esta comunidad no hay tiempo. Sería otra forma de castigo filmar con otro tipo de cine, apresurado, urgente, en el cual el propósito sea la velocidad para vender. Esto, en cambio, es la rutina, el día a día, en está eterna crisis económica que los hace vivir de esta manera, esto es Portugal.
Sin embargo, desde hace algunos años, nos vienen llegando publicidades de Lisboa, Oporto, Portugal en sí, como uno de los destinos más prósperos y turísticos para ser visitados. ¿Esto es así? ¿Cambió en algo la forma de vida de estás comunidades?
Pues esto es totalmente falso, no se donde lo viste. Hace algunos años hubo un boom turístico, un poco en Lisboa, un poco en Oporto, y creo que ahí termina. Obviamente Lisboa está intentando parecerse a una especie de Barcelona. Al mismo tiempo una persona con salario de Suecia, Francia, Inglaterra, etc, pueden llegar a Lisboa y almorzar por la mitad de dinero que en sus países. Pero todo esto nada tiene que ver con la gente que vive en las comunidades, que son en su mayoría inmigrantes que llegan de Angola, Senegal, Costa de Marfil, etc, y que son los que atienden estos lugares donde ellos comen y disfrutan. Ellos cobran el salario mínimo, y que es casualmente la mitad de la de esos otros países europeos.
Y como con los protagonistas de tus películas, siempre tienen que seguir trabajando, sin importar la edad y sin existir la idea de un descanso.
Ellos y todas las personas de estos barrios, Ventura por ejemplo está jubilado, todos ellos nunca dejaron de trabajar, en construcción, en limpieza, en todos los trabajos pesados. Enfermos o no, con COVID en su momento, y siempre con salarios en baja e inflación. El desempleo subió muchísimo. La inflación subió, y al primero que ataca y mata es al más pobre.
Es algo que conocemos bien en Argentina.
Con factores más elevados, pero los mismos en fin.
Ante todos estos problemas, me interesa saber sobre la parte de ser tu propio productor, en tiempos en que el cine maneja cada vez cifras más exorbitantes.
Es que eso es mentira, sumando el supuesto crecimiento económico de Portugal me gustaría titular esta entrevista como mentira (risas). El cine no es caro, no es la inflación, no es desperdicio, no es nada de eso. El cine se puede hacer racionalmente, si te gusta desbaratar presupuestos en cosas superfluas y salarios millonarios para un reducido grupo de gente y no para todos por igual, pues en fin, el cine termina siendo caro. Los productores inflan los números..
¿Hablas del cine comercial y no de autor?
Habló de los productores que no les interesa el cine de calidad ni el cine de autor, y todo ese cine, son como un virus. Es un sistema y una ideología que fabrican esta inflación cinematográfica basada en el lucro personal. Cualquier film de autor contemporáneo no cuesta lo que dicen que cuesta, es el arte capitalista. No equiparan salarios. Todo eso provoca más injusticia. Ahora sí, estoy hablando del cine de autor, Hollywood es una maquinaria aparte, siempre se supo que es un mercado capitalista y la única ambición es el lucro. El cine de autor no era eso.
Hablas en pasado.
Es que era el cine independiente, en principio los presupuestos se ajustaban a la idea de la película, no a cómo generar más y más porque si, este capitalismo y lógica contaminó el cine independiente y de autor. Son, somos, muy pocos los cineastas que escapamos a esta vorágine. Tengo muy pocos colegas que se interesan por esto, y la verdad es que a esta altura ya no me interesan quienes no se interesan por esto, sus películas me dejaron de interesar. Hoy en día en esta situación y en este mundo contemporáneo, cualquier cineasta debería saber cuánto va a tener para filmar, cómo va a pagar y sobre todo cómo va a distribuir el dinero de la producción.
¿Siempre lo tuviste en claro?
Siempre fue fundamental para mi, en algún momento tuve una crisis o ruptura por la cual decidí ser mi propio productor, ser dueño de mi medio de producción, saber exactamente cómo pagamos y a quien pagamos. Lograr un equilibrio que incluya a la gente. No comprendo a los cineastas, después de todo lo que pasamos, todo lo que vivió el cine, que sigan de esa manera, cerrados a esta idea de solo generar dinero. Los pocos cineastas, como yo, que seguimos en esta lucha, estamos bailando con el diablo, realizando pactos y demases para poder seguir filmando.
Y la parte posterior de la distribución, ¿cómo la manejas?
Cada película es un problema, una situación a resolver y una discusión a tener. Cada película encuentra su propio camino. Existe un universo muy grande. Yo gasto mi dinero, que no es mio, es de las películas, lo gasto en retribuciones, salarios, algunos eventos, pero no lo gasto en distribuir. Si me proyectan en Rotterdam, Locarno, etc, me da igual, son potentosos centros de mafiosos. Mis películas pueden estar en cualquier lado sin fijarme el festival.
¿Pero en cuanto a las tarifas de proyección? En Mar del Plata por ejemplo siempre se siguieron pasando tus películas.
Ese tema… pues el golpe que se va a llevar la gente de cine va a ser durísimo, esto va a terminar por explotar. Las tarifas que están intentando manejar algunas personas, sin ser películas de Hollywood, son irreales, cobrar una tarifa para un workshop, seminario, etc por 10 mil euros, más condiciones de viaje y estadía de lujo. Son cineastas con alma de políticos. No estamos hablando de Scorsese, que Scorsese no me interesa. Las actitudes de lucrar y exprimir a cualquier lugar, no me interesa. Creo que hay que lidiar con cada lugar en particular, estamos en un momento en el que hasta las cinematecas comienzan a cobrarse tarifas entre ellas, la cinemateca francesa le quiere cobrar a la cinemateca portuguesa por pasar películas, 400, 500 o 600 euros por película clásica. Cinematecas hermanas intentando lucrar a costa de la otra. En fin, todo termina en cómo terminamos manejando nuestro presupuesto y como pretendemos defender a nuestras películas.
Esta idea de proteger tus películas… en general tus películas se terminan estrenando en festivales como los que nombraste, y no en Cannes por ejemplo, esto es parte de esa defensa que consideras.
La verdad es que no, por el director del festival de Cannes tengo el mayor de los respetos, más allá de toda la periferia artificial y lo que genera el festival, tanto ahí como en otros festivales similares siempre fueron muy honestos conmigo, siempre todo fue claro y nunca me mintieron en nada, como sí pasa en el resto de los festivales en los que nada se sabe o todo va cambiando sobre la marcha. Los festivales de Rotterdam o Locarno, son más abiertos a estas pequeñas dosis de corrupción, Cannes está más blindado a estas situaciones, es más transparente.
Hablemos un poco de tus películas en sí. Lo que encontramos a primera vista y que siempre es lo que llama la atención es el uso de claroscuros en la fotografía, todos pequeños cuadros que parecen meticulosamente trabajados ¿cómo trabajas estos aspectos?
Es difícil de explicar, porque se trabaja plano a plano, cada uno es una instalación de luz que se arma en base al momento, a la luz natural, es muy complicado. En esa parte el presupuesto me permite truncar la situación hasta quedar satisfecho.
Muchas veces se comparan tus planos con pinturas.
Yo me siento alejado de esas afirmaciones, pero si tuviera que meterme en ese limbo, solo siento que algunas veces me acerque a la pintura más documental, pinturas de paisajes, flamencas y holandesas, esa es la pintura que creo que puedo ver, la de exteriores, vacas y campesinos (risas).
Esto que comentas de exteriores me pasa muy seguido con tus películas, lo contrario en realidad, me quedó obsesionado por como retratas los interiores, muchas veces de un modo asfixiante y super detallista.
Esto probablemente tenga que ver con las limitaciones, a diferencia de ese otro cine comercial, muchas veces es la forma de filmar lo importante y no agregar escenas gigantes que queman presupuesto sin ningún motivo. Prefiero ser racional y explotar de la mejor forma posible esos pequeños espacios. En Vitalina Varela yo quería mucho filmar en un aeropuerto, filmar un avión, filmar la llegada de Vitalina. Que ella llegué, verla salir del avión y recoger sus maletas. Lo cierto es que cuando trabajas de esta forma es difícil lograr estas cosas. Me tome el trabajo de escribir los mails necesarios para intentar que esto suceda y lo explique paso a paso, la respuesta fue una suma irrisoria de dinero que constituía casi la totalidad del presupuesto de la película. No les interesó que hagamos documentales.
No tuvieron ningún tipo de compasión.
Ninguno. Por lo tanto filmamos todo en estudio, ideamos un plan, que también terminó siendo caro, pero ajustable. Con un colega fuimos de noche al aeropuerto y conseguimos fotografías de cada parte necesaria de él. Con todo eso creamos una maqueta gigante con los fondos para simular el aeropuerto. No fue una idea de mostrar realismo o una idea visual, fue trabajar con lo que podíamos trabajar, como dije antes, mi cine tiene mucho que ver con las limitaciones y sacar lo mejor de cada plano posible.