
Por Antonella Defranza
En este momento y creo que siempre estará vigente, el cortometraje es sumamente necesario. ¿De dónde surge la idea de escribir y filmar El nombre del hijo?
Hace algunos años me enteré de la historia de una niña trans argentina que quería cambiar su nombre en su documento, sin tener que atravesar un proceso judicial complejo. El tema se hizo mediático y llovían muchas opiniones, la mayoría discriminatorias, llenas de odio y desinformadas. Después de una gran lucha, ella terminó siendo la niña más pequeña del mundo en lograrlo, y sentó un precedente muy importante. A mí siempre me interesó mucho la niñez y su mirada, y me fascinó la revolución que había generado en el país el simple hecho de escuchar a una niña, tenerla en cuenta, respetarla. Así que comencé a investigar más y más sobre el tema, y me sorprendió (y enojó) la poca información que había, incluso en lugares donde debería haberla. Sentí que era algo de lo que había que hablar con urgencia. Y de todas aquellas charlas y lecturas que tuve en el proceso me fue apareciendo esta en la cabeza.
¿Cómo armaste tu equipo de rodaje y dónde fue filmado el cortometraje?
Lo armé con personas que admiro. Junto a la productora, Lucía Vela, nos animamos a contactarlas para armar el equipo de nuestros sueños, y lo logramos: todas dijeron que sí, fuimos muy afortunadas. Además, quise que todas las cabezas de equipo fueran mujeres: menos Alejandro Marani, el director de sonido, que es un gran amigo que estuvo involucrado en el proyecto desde su inicio y fue quien me alentó y ayudó a presentarlo al INCAA, de hecho él fue el primer integrante. Filmamos una parte en Capital Federal y otra en la costa Argentina, en Ostende.
Es muy interesante y duro el momento que atraviesa Lucho, tanto desde lo propio como desde la relación con su padre ¿Cómo llegaste a Tristán Miranda?
Desde el primer momento tenía decidido que quería que fuese un varón trans o no binarie quien hiciera el rol de Lucho: hay una falta de visibilidad muy grande de las personas trans en las diversas pantallas y de ninguna manera quería trabajar con una persona cis “haciendo de”. Le planteé este desafío a María Laura Berch, la directora de casting, a quien admiro profundamente, y lo tomó con entusiasmo. Junto a ella y María Milessi, y con el asesoramiento de la productora Groncho Estudio que hace años trabaja en el tema, hicimos un casting muy hermoso y sensible. Allí conocimos a Tristán, que nos emocionó enormemente con su sensibilidad y personalidad. Tan fuerte se hizo nuestro vínculo que en este momento nos encontramos desarrollando un largometraje documental sobre él.
¿Qué considerás que tiene este corto como revelador para vos en tu carrera como directora?
Fue una de mis primeras experiencias en cine y la más grande que había hecho hasta el momento. Aprendí muchísimo del proceso, sobre mí misma como directora, y del equipo talentosísimo con quienes hicimos el cortometraje.

¿Qué significa participar en la Berlinale 2020?
Pidiendo perdón por el cliché, lo cierto es que es un sueño. Con la productora solíamos usar, ante cada problema, el latiguillo “cuando estemos en Berlín, esto no va a importar…”. Pero claro, siempre era en chiste. Estar acá nos da mucha confianza como realizadores, muchas ganas para seguir. Es una ventana gigante, hermosa y diversa en donde proyectarlo, y el intercambio con colegas y público viene siendo súper interesante.
Obviamente que nos dan ganas de ver un largo tuyo pronto, nos hablaste del documental sobre Tristán…
En este momento me encuentro comenzando la filmación de un largo documental, Cuidadoras, acerca de cuidadoras trans de adultxs mayores, y desarrollando otro, Tris, el fin de la infancia, con Tristán Miranda como protagonista. Ambos son co-dirigidos con Gabriela Uassouf, quien también es la asistente de dirección del corto.
¿Cómo ves el futuro del cine nacional en base a tantos años difíciles que tuvimos que pasar?
El problema es que la gestión anterior se fue pero los años difíciles aún no pasaron. Tenemos un INCAA endeudado, con dificultades para efectivizar los pagos comprometidos, con la industria frenada, con denuncias. Entonces por un lado espero que pueda regularizarse pronto y que los procesos abiertos puedan cerrarse, y por otro lado creo que es fundamental que el Instituto de Cine fomente la producción Nacional, ampliando el acceso a fondos de financiamiento a producciones de escalas diversas. El cine es patrimonio cultural y tenemos la responsabilidad de defenderlo; ojalá que pronto tengamos novedades en esa dirección.
¿Qué hace Martina Matzkin cuando no hace cine?
De todo un poco, pero sobre todo pasar todo el tiempo posible con mis amigues.

Título: El nombre del hijo
Año: 2020
País: Argentina
Director: Martina Matzkin