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Entrevista a Martín Solá

“Un día supimos que en su pueblo vivía Hamdan quien había hecho el primer atentado (para los palestinos es incursión armada) en la historia en Tel Aviv. Ahí sí nos pareció importante, porque no era la típica víctima, él había estado en prisión 15 años, sufrió torturas y humillaciones, pero sin embargo él había actuado pensado como matar gente, el personaje tomaba un contraste interesante con estos elementos, no era plano.”

Por Mauro Lukasievicz

Metok es el final de una trilogía y de 10 años de trabajo, una suerte de trilogía de “no países” ¿cómo fue el comienzo con Hamdan en Palestina, y qué fue lo que te motivó a seguir La Familia Chechena en Chechenia y con “Metok” en Tíbet?

Sí, como decís, uno de los puntos de unión es que son tres lugares unidos por un drama común, no ser reconocidos como países y estar ocupados por una potencia. La trilogía comienza con Hamdan, nosotros teníamos un amigo palestino que vivía en argentina y todo el tiempo decía que teníamos que hacer una película en Palestina. La verdad es que yo no estaba muy convencido, porque se habían hecho miles de películas allí, pero un día supimos que en su pueblo vivía Hamdan quien había hecho el primer atentado (para los palestinos es incursión armada) en la historia en Tel Aviv. Ahí sí nos pareció importante, porque no era la típica víctima, él había estado en prisión 15 años, sufrió torturas y humillaciones, pero sin embargo él había actuado pensado como matar gente, el personaje tomaba un contraste interesante con estos elementos, no era plano. En el momento que filmábamos a su madre, una persona con mucha luz, que no odiaba, ella era para mí una mujer que había ganado la guerra más difícil que es con uno mismo, transmitía cierta paz. Yo me quería quedar con ella. A partir de encontrarme con está mujer comencé a pensar en hacer una trilogía, en mostrar otras formas de resistir. Por esa época encontré un texto de la cosmología mapuche en donde dicen que la primera instancia del guerrero es la bélica, pero la más alta y más difícil es con uno mismo. Entonces la trilogía se construye con Hamdan (la lucha), La familia chechena (la fe), donde ellos, que son musulmanes sufíes, a través de las danzas (Zikr), una especie de trance gracias al cual expulsan el odio y resisten pacíficamente. El último film de la trilogía es Metok, cuya resistencia es a partir del amor.

Hay algo que me parece muy interesante, que es la idea de que entre las tres películas hay un diálogo que va más allá de esas historias, también está en las luces, colores y en las puesta de cámara ¿cómo trabajás estos aspectos?

Sí, de hecho, la mejor manera de ver la trilogía es con las tres películas juntas,  cada una dura aproximadamente una hora, en tiempo también son muy similares. Un primer dialogo entre ellas es la elección de los personajes y las historias, por ejemplo, el primer film, Hamdan es alguien que pensó como matar a otro, quitarle la vida a otras personas y la última película, Metok, es alguien que hace un viaje, complejo, ilegal, para asistir un parto, es decir para traer vida. Me parecía que este contraste era interesante. Luego desde lo formal, si ves Hamdan el film comienza con él mirando a cámara en P.P. sin hablar. La familia chechena comienza con la imagen en negro y se escucha en off la voz del protagonista, Abubakar, presentándose y por último Metok comienza también con ella en P.P. presentándose, hablando a cámara, es decir Metok es una síntesis de las dos películas anteriores. Luego los desplazamientos de cámara, travellings o dentro de autos, trenes, colectivos, en donde la luz y el sonido adquieren una gran potencia y la película termina abandonando toda información, te lleva a un clima, a una atmósfera muy profunda. Toda la trilogía está llena de elementos formales y narrativos que dialogan y construyen un todo, una obra.

¿Cómo llegaste a Metok y cómo fue tu relación con ella?

Contacté con un chico argentina, Andrés Colasanti, que vive viajando todo el tiempo entre India, Tíbet y Nepal. Con él estuvimos dos años escribiéndonos, hablando, compartiendo información porque el territorio donde podía filmar es gigante y teníamos que definir bien el sitio. Yo le comentaba de que necesitábamos un lugar que tenga sol todos los días, que no llueva. Él me comento que el lugar adecuado era Leh. Luego para buscar a Metok me pasó el contacto de un hombre local, Samten, y le explique que me gustaría tener una mujer, ella contrastaría con las otras dos películas que eran dos hombres y además necesitaba que pudiera asistir en un parto. Él me contestó que la protagonista era un monja de nombre Metok, yo le dije que me parecía raro un monja pero que haga un casting de 15 mujeres y que veríamos a Metok. Cuando llegamos a India y la conocimos inmediatamente nos quedó claro que era ella. Sobre todo porque tanto Hamdan, Abubakar y Metok cuando hablamos por primera vez tuvieron la misma actitud, nos miraron fijamente, casi no hablaron y nos dijeron en una semana nos responderían. Esa unión de actitud nos convenció de que Metok era la protagonista. 

Siento que en el viaje que es la película en sí, también es un viaje que nos va preparando para la escena del parto, la filmaste de una forma muy particular, muy personal ¿Cómo la pensaste?

El parto es el corazón de la película, La verdad que lo que ocurrió es que nosotros veníamos hablando mucho con el contacto local y con Metok sobre la escena, insistimos mucho para poder tenerla. Era clave para que se genere este dialogo con el primer film de la trilogía, Hamdan hace un atentado y quita la vida, Metok, hace todo lo contrario, trae la vida. Lo que sucedió es que cuando llegamos nos dicen que no podían entrar hombres al parto, ni siquiera el padre del niño. Entonces nos vimos en un gran problema, solo dejaron entrar a el director de fotografía, Gustavo Schiafino, antes decidimos la puesta de cámara, un P.P. de ella y cuándo termino el parto entramos a buscar la cámara. La verdad que los dioses nos ayudaron y quedo muy bien.

¿Qué se viene después de este cierre de trilogía?

Hay una película en camino, que se hará entre Italia y Marruecos. Estamos avanzando, pero la verdad es que prefiero no hablar mucho porque las cosas cambian tanto todo el tiempo, es mejor trabajar en silencio, todos los días, para que los proyectos se concrete.

Metok

2023

Argentina

Martín Solá

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