Por Mauro Lukasievicz
Es realmente fascinante la idea de la ausencia de palabras y volver a los aspectos más primitivos de una “relación”, ¿cómo surgió la idea para realizar Emerge?
Emerge en principio nace de largas reuniones y charlas con todxs les realizadores. Quienes realizamos Emerge somos amigues y compartimos una especie de simbiosis en las ideas y en la forma de querer contar. Puede parecer un poco extraño, pero básicamente nació de las ganas de querer mostrar, desde un lugar distinto al convencional, un cuerpo atravesado por una cotidianidad marcada por el encierro. El encierro no solamente físico, sino también mental, donde lo que sucede no está cargado por las costumbres o normas sociales. Para de esta manera poder crear un universo con sus propias reglas de imposición y relaciones de poder. Queríamos construir un relato que se apoyara fuertemente en el poder narrativo del cuerpo mismo puesto en acción, atravesar la mirada de les espectadores invitándoles a incomodarse. La ausencia de la palabra fue una decisión que tomamos que pareció haber surgido instintivamente, casi naturalmente. El proyecto demandaba que la palabra no esté en el discurso de la lengua, en lo que conocemos, sino en el cuerpo. Juana, cuerpo principal, está cargada de ese encierro y manipulación, lo cual deriva en la pulsión y en lo catártico. Y ahí entra Isabel, la chica que aparece que no tiene vínculo con la madre pero que sí tiene una tensión sexual con Juana. Ella representa esa fuga, el deseo que lo descontrola todo y que es indefectible. Es el primer acercamiento con su sexualidad y es con una mujer porque así nos pasó. En la niñez pasa un poco eso, si sos niña y tuviste un acercamiento erótico con una amiga, pariente, lo que sea, no lo mostras. Y vivimos con vergüenza casi toda la vida negando que es mejor no compartirlo. ¿Y si es mejor compartirlo? ¿Y si nos ha pasado más de lo que lo hablamos? Por eso la palabra hablada realmente no importa, porque el cuerpo va a gritarlo todo. No importa si quien especta llega a otra conclusión también, es parte del juego de la imagen que proponemos.
La naturaleza claramente es un personaje más dentro de la narración poco convencional ¿cómo fue el armado del guión y el trabajo del montaje final?
Gonza Kiako, guionista, volcó en este trabajo ficcionado todas las ideas y cuestionamientos que teníamos acerca de la figura materna, la sexualidad y el encierro. Las ideas que trabajamos fueron parte de experiencias propias, de situaciones o sensaciones que encontramos unidas. En otras palabras: lo humano y lo natural. La naturaleza es la que contiene a los cuerpos y al mismo tiempo la que nos pone un espejo en frente. Necesitábamos que Juana se encuentre ahí, aislada y con ella misma, con su sexualidad y su catarsis. Queríamos que Emerge ubique a la mirada de quien ve, como cómplice de los conflictos y parte de la naturalidad que presenta la complejidad propiamente humana. Entrar en un estado sensible que nos permitiera dialogar con ese entorno fue fundamental para construir este diálogo con la naturaleza. El vínculo y la cotidianidad que creamos con todo el equipo de trabajo se fue dando de esa manera también, hasta la gallina es considerada como parte de esta familia, la simbiosis fue natural y al mismo tiempo necesaria para alcanzar las imágenes que buscábamos. En cuanto al montaje, le estrechó la mano al guión y le dijo Gracias por todo, ahora dejamelo a mi. El guión estuvo pensado para poder descomponerse desde un principio, sabíamos que la organización de escenas era algo estimado y en lo que queríamos jugar con el montaje. Ema Kalenik se propuso desarmar ese guión y armar la película desde un lugar creativo. La verdad, es un guión para desarmarlo y volverlo a armar, por eso lo queremos tanto. Estuvimos siempre pensando que “la película se escribe mientras se hace” y así fue. Lo mismo sucedió con el ensayo y el rodaje. En el ensayo hubo una propuesta hermosa de parte de las actrices y el cuerpo, por lo que decidimos incluirlo en el guión y así también es como se fue reescribiendo. Ellas son parte esencial de la escritura del proyecto. Muriel Sago, quien interpreta a Juana, estuvo siempre en contacto con la naturaleza, a ella le gustan mucho los insectos, interactuar con los animales y mascotas. De hecho tiene una colección de bichos muertos. Si, se que parece raro, pero nosotrxs nos sumergimos en su carisma y todo eso que nos contaba ni lo cuestionamos, ¿para qué? ¿quién no fue chicx y metió bichos adentro de un frasco para contemplarlos en su casa? ¿no es parte de lo humano? Supimos que esa entrega que ella exponía, había que simplemente tomarla. Hay algo de ella en Juana y algo de Juana en ella, eso fue algo increíble porque en su cuerpo encarna mucho de lo propio, no había algo que forzar. Entonces estábamos en uno de los días de rodaje en la casa y nos encontramos con un pajarito muerto. Inmediatamente Muri lo agarró y empezó a contemplarlo. Ahí aparece la primera escena, ella jugando con algo que le es familiar y natural, ella era Juana. Queríamos que el proyecto esté atravesado por una atmósfera cargada de tensión. Dejar pase libre a lo vincular, que la primera experiencia con la sexualidad sea en soledad, cubierta de espinas, que desgarre, que se grite y gima. La búsqueda de lo sensorial también nos representó un desafío. Queríamos la imagen del olor, del gusto y hasta del tacto teñido del estancamiento, del barro y de la naturalidad. Por eso la naturaleza era el tercer cuerpo en diálogo, que lo contenía todo.
¿Dónde nació la idea de que las protagonistas vivan en una suerte de estado de salvajismo?
Lo salvaje es parte de lo natural también, y de la condición de estar fuera de la ciudad, de no estar domesticada. La figura y el lugar de la madre está enriquecida de perversión y Juana no conoce más que las costumbres impuestas y determinadas de este universo. Estábamos interesadxs en indagar ese estado más primitivo, del vínculo con lo animal y lo salvaje. Lo instintivo del deseo y del goce. Queríamos que la protagonista esté completamente modificada y simbiotizada con su entorno, por eso se traza ese fuerte vínculo con la gallina, básicamente otro personaje más del film. Juana adquiere los movimientos, la admiración y hasta siente el hábitat de la gallina. Es un cuerpo inmerso en la mimesis, en lo simbiótico y en estado de aprendizaje constante.
¿Cómo se conocieron y en qué momento decidieron trabajar juntas?
Nos conocimos en FADU en 2017 cursando una materia de Diseño de Imagen y Sonido, y a partir de ahí nos amamos un montón. Decidimos en 2018 formar una productora audiovisual junto con Ema y Gonza llamada Etéreas y siempre estuvimos muy unidxs. Lai y yo somos muy distintas en cuanto a personalidad quizás, pero las dos nos conectamos mucho a la hora de desarrollar ideas, cuestionar y pensarnos. Filosofía barata y zapatos de goma siempre presentes. Yo creo que todo surge de admirarnos mucho, coincidencias en formas de pensar y ver el mundo, muchas veces yo la sorprendo a ella y muchísimas otras veces ella me sorprende a mi. Lo mismo sucede con Ema que trabajó junto con Lai en la dirección corporal actoral y en el montaje final, y Gonza, que escribió el guión y trabajó conmigo en la búsqueda de la imagen. Todes fuimos centrales en el proyecto, nos percibimos como cuatro autores que trabajamos a la par, cada une desde su lugar. Decidimos trabajar juntxs porque todos coincidimos en intereses, somos bastante curiosxs, investigamos, y compartimos experiencias en común. Nos interesa narrar desde lugares poco convencionales y todo eso nos llevó a crear Emerge y sumergirnos también en nuestra propia simbiosis.
Por breves momentos se siente algo de lo mejor de Athina Rachel Tsangari. ¿Que directorxs les sirven de inspiración?
Exactamente le das en el clavo. Tsangari fue una gran referente para nosotrxs, vimos casi toda su obra y nos enamoramos de su trabajo. Capsule creo que nos nutrió mucho en cuanto al trabajo del cuerpo. Otro referente que tenemos es Lantimos, Canino. Si bien no trabajamos para nada el mismo tono, hay algo de la idea de la dominación y manipulación que queríamos reflejar en Emerge. También a quién admiramos mucho, Martel, que siempre encontramos en sus películas algo de lo familiar, lo cotidiano y las complejidades humanas. No sólo admiramos su obra sino también su manera de pensar, con la que hallamos puntos en común. Nos interesa que el cine se cuestione y que se haga hincapié en nuevas formas de escritura y desarrollo cinematográfico. La industria cinematográfica se nutre de las clásicas estructuras dramáticas para homogeneizar narrativas y así ser mostrado siempre de la misma manera. Lo cual creemos que no propone una apertura a la diversidad, sino todo lo contrario. Teñir todo de un mismo color nos limita, y encontrar la fuga a esos sistemas nos convoca y cautiva un montón.
Este año al realizarse de forma online el Asterisco deja sensaciones encontradas, entre la ausencia de una sala de cine y la posibilidad de que más gente pueda acceder a las películas. ¿Qué sensaciones les deja este estreno online?
Creemos que la posibilidad de que más personas puedan acceder a ver las películas es algo súper interesante y una batalla ganada a las distancias, incluso a la pandemia. Pareciera que las distancias se acortan y que estuviésemos más cerca de muchos lugares. Es algo muy complejo y contradictorio de pensar. Este contexto es crítico y la era digital ya estaba haciendo de las suyas, solo que se acentuó aún más. Lo que está pasando atravesó al mundo, es único y difícil de creer ¿por qué negarlo?. Pensamos muchas veces en la idea de no difundir y esperar, pero después nos dimos cuenta de que queríamos estar marcadas por este contexto y, por qué no, Emerge también. Lo que está pasando no vamos a poder ni tampoco queremos negarlo. Asique es todo un experimento, tanto el desarrollo del corto como su difusión, dejaremos que haga el recorrido que tenga que hacer con naturalidad. Es confuso haber desarrollado un cortometraje pensado para sala de cine pero que también pueda transformarse en otra cosa, se recupera desde otro lugar y termina adaptándose a las nuevas formas y eso creemos que es muy valioso.
¿Se encuentran trabajando en otros proyectos?
Juntas estamos desarrollando un proyecto instalativo junto con Rocío Morgenstern, artista sonora, en el que trabajamos un ambiente inmersivo relacionado con la naturaleza y la biomímesis. Por mi parte, actualmente estoy co-dirigiendo un proyecto con Lucía Ciruelos y Camila Sainz, dos amigas. Es el proyecto con el que nos vamos a recibir de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido en FADU. Nace de experiencias nuestras relacionadas con la tensión entre el cuerpo, la mente y lo sintomático. Las cuales derivan en lo performático y el hábito en el ambiente íntimo y cotidiano. https://www.instagram.com/maga.suescun/
Laila Meliz hoy está trabajando íntimamente en la hibridación de los múltiples lenguajes que involucran su búsqueda artística. Participa como performer aportando su mirada del universo audiovisual en un proyecto llamado #Ciborg. Este proyecto se denomina como viaje electrónico y nace como una obra performática instalativa de danza, iluminación y vestuarios electrónicos. Hoy en día ha mutado a la virtualidad, y está dirigido por Florencia Gleizer, en compañía del colectivo lumínico Fluxlian y Agustina Ciccola. https://lailameliz.wixsite.com/llmlz https://www.instagram.com/llmlz__/
Gonza Kiako se encuentra en etapa de postproducción de su cortometraje La lluvia y el lago, un proyecto en el que continúa explorando el universo vincular entre dos mujeres, con una propuesta autoral en el que se ve involucrado como director, guionista, camarógrafo y montajista. Cuenta con la ayuda y participación del grupo humano que orbita nuestra productora ETÉREAS (www.etereas.com.ar).
Emanuel Kalnik actualmente investiga la morfología y materialidad de la imagen dentro del mundo digital, creando visuales y climas a través de las capas de video, siempre teñido por su fuerte vínculo con la iluminación e impronta personal. Confluyendo en NON3000 (https://www.behance.net/NON3000) un proyecto audiovisual en el que trabaja en conjunto con Fer Antúnez⚫
Titulo: Emerge
Año: 2020
País: Argentina
Director: Magalí Suescun y Laila Méliz