Entrevista a Lucila Mariani, directora de Quisiera no sentir todo ese ruido

“El cine, así como la literatura, te permite espiar por una cerradura y acercarte a un personaje como si fueras una mosca, un intruso. La idea del corto era sentir esa suspensión del tiempo y, a la vez, hacer que el espectador pueda sentirse parte de esa pareja, de esa familia, de esas ansiedades, y, por otro lado, ver que donde “no pasa nada” pueden estar pasando un montón de cosas internas.”

Quisiera no sentir todo ese ruido, de Lucila Mariani. Proyección en Syncro Film Fest: COMPETENCIA INTERNACIONAL - Domingo 29/06 18.00hs

El tono del cortometraje es sobrio, casi minimalista, a pesar de abordar un tema tan complejo como el aborto. ¿Cómo llegaste a esta decisión de narrar desde la contención, evitando deliberadamente el dramatismo? 

La idea de hacer el cortometraje empezó porque tuve que realizarme un aborto hace unos años. Me pasó que, como muchas otras chicas y mujeres, milité por el aborto legal desde los 14 años hasta que se legalizó unos 10 años después. Yo fui toda mi vida al colegio católico y, si bien no vengo de la familia más católica del mundo, sí son creyentes. Tener que abortar, incluso en un contexto de legalidad, acompañada de mi pareja, mi mamá y mi mejor amiga, me hizo darme cuenta de que, aunque siempre fue algo que desdramaticé (en el contexto de lo legal), sí me afectó de algunas formas. Quiero decir, incluso sabiendo que nada malo me iba a pasar, porque tengo la suerte de tener apoyo, obra social y vivir en un país donde el aborto es legal, cargaba con miedos y preocupaciones porque era algo que inconscientemente pensaba que nunca me iba a pasar a mí. Quise hacer el corto porque, cuando aborté, lo empecé a hablar con otra gente y me daba cuenta de que muchas otras mujeres también habían abortado, pero a diferencia mía preferían no contarlo, y quise hacer un corto que sea como un secreto entre yo y otras mujeres que quizás prefieren no contar que abortaron por cualquiera sea el motivo. Creo que es suficiente con lo que una mujer carga al abortar como para también tener que soportar las opiniones del resto, y por eso elegí desdramatizarlo.

Hay una construcción muy precisa del tiempo y del espacio, que se apoya en movimientos de cámara suaves y en un ritmo pausado. ¿Cómo trabajaste esa estructura temporal donde todo parece depender de “dejar que el tiempo pase”

Siempre digo que la razón por la cual quiero hacer cine es porque, de chica, siendo hija única, me aburría mucho, y a la larga me di cuenta de que en el buen sentido. Actuaba películas para mí misma, daba conciertos imaginarios para un público imaginario, dibujaba, escribía muchos cuentos, escuchaba música. Siento que ahora los niños ya no se aburren, que todo está muy al alcance y que aburrirse nos obliga a volvernos imaginativos. A mí, aburrirme me hizo desarrollar amor por el cine y por la narración. En ese sentido, creo que todos mis cortos (y mi futura película) descansan mucho en “dejar que el tiempo pase”, porque hay algo en esa sensación que me atrae mucho. El cine, así como la literatura, te permite espiar por una cerradura y acercarte a un personaje como si fueras una mosca, un intruso. La idea del corto era sentir esa suspensión del tiempo y, a la vez, hacer que el espectador pueda sentirse parte de esa pareja, de esa familia, de esas ansiedades, y, por otro lado, ver que donde “no pasa nada” pueden estar pasando un montón de cosas internas.

¿Cómo pensaste el diseño sonoro del film para transmitir esta tensión entre lo que se escucha y lo que se siente? ¿Por qué decidiste trabajar tan fuertemente el fuera de campo sonoro?

Estar en pareja con un músico hace casi 10 años, que es básicamente casi mi carrera entera, me hizo pensar mucho en los sonidos a la hora de escribir. En todos mis guiones hay anotaciones sobre lo que se escucha y lo que hay “más allá”. De vuelta, creo que tiene mucho que ver con eso de “aburrirse”, de prestar atención al afuera, algo casi de chusma que creo que tenemos todos los cineastas. También soy muy susceptible al sonido, me distraigo fácil como el personaje. Para este corto en particular pensé mucho en qué ruidos me molestarían a mí una noche cualquiera en mi casa. Qué ruidos cercanos y cotidianos podrían ingresar de afuera. Me gusta que es un corto donde “no pasa nada” y están pasando un montón de cosas que no se ven.

Sabemos que te encontrás trabajando en tu primer largometraje. ¿Podés contarnos un poco al respecto?

Creo que es sabido que es un momento muy complicado para el cine, tanto a mí como a todo aquél que esté tratando de hacer una película en Argentina se le está complicando muchísimo. Si no tenés aportes propios o una plataforma atrás, es complicadísimo hacer una ficción. Pero hacer una película es el sueño de toda mi vida, una obsesión, y tengo la suerte de estar acompañada por gente que también está loca y siente esas mismas cosas, así que esperamos poder filmar pronto. Es una película que empecé a escribir hace casi 7 años y que se convirtió en el proyecto de mi vida y que fue cambiando y creciendo conmigo, que tiene un poquito de todo lo que alguna vez filmé. Trata un poco de lo que dije antes sobre mi relación con el cine, de una nena que se aburre en un verano y se vuelca a un mundo virtual y de imaginación para intentar cambiar su entorno. Espero poder compartirla pronto.