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CALIGARI

Entrevista a Laura Herrero Garvín, directora de La Mami

Por Mauro Lukasievicz

Al ver la película lo primero que se me viene a la mente es lo difícil que debe haber sido el lograr introducir una cámara en ese sitio y el trabajo de investigación previa que requiere. ¿Podés contarnos un poco sobre todo ese proceso?

El trabajo de investigación para lograr poner una cámara en este baño, fue de casi tres años. Tenía claro que iba a tener que dedicar tiempo, pero no era consciente de que tanto. Sabía que quería hacer una película íntima, cercana, que no folclorizará o supusiera. Una película que no fuera de blancos y negros sino que respetara los tonos grises de las personajes y sus realidades. El acercamiento inicial fue con La Mami, ella fue mi primer contacto y la llave de entrada, empatizamos rápido, pero establecer la confianza con la chicas fue un reto mayor. Ellas, alrededor de veinticinco mujeres, van y vienen y el mundo de la noche les ha hecho ser desconfiadas y estar alertas, lo entiendo perfectamente. Empecé muchos meses, incluso años, solo estando, compartiendo conversaciones y conociendo sus dinámicas más a fondo. Un trabajo largo de escucha y observación. Y poco a poco fui contándole a cada una de ellas sobre el proyecto, a veces fuera en un café, otras en la pista de baile con una cerveza, otras en el baño mientras se cambiaban. La exposición de la identidad fue un tema, algunas accedían a participar solo con su voz, otras con voz y de espalda, otras pocas con todo, o sea mostrando toda su identidad. Pero al final, cuando comenzamos a grabar la mayoría me fueron diciendo que participaban con todo. Al final todas se sentían parte del proyecto.

La escena en la que Priscila llega al lugar es realmente impactante por toda la carga emocional que conlleva. ¿Cómo fue ese momento y cómo fue recrearlo para la película?

Priscila llegó a trabajar al Cabaret uno días ante de empezar el rodaje, sin duda, fue un regalo para esta historia. Y desde el inicio aceptó participar, ya se le veía dispuesta a jugar, pero lo que más me interesaba era poder retratar su proceso de fusión con la noche, como iba aprendiendo el oficio, cómo iba acercándose a las chicas o a La Mami, qué iba a suceder con el proceso de su hijo, nadie sabía. Entonces decidí que el primer día de rodaje recrearemos esa secuencia, era la llegada a la película también, a la historia que empezábamos a construir. Y a partir de ese momento fluimos con su progreso, que finalmente fue apasionante y trajo muchas sorpresas.

¿Cuándo fue que conociste a La mami y en qué momento te diste cuenta que tenias que hacer un película sobre ella?

Una noche de celebración con amigos, en enero de 2015, conocí a La Mami. En una visita al baño del Cabaret Barba Azul escuché a una chica que ahí trabaja decirle a la señora que cuida los baños “Mami, él me pidió la mano, no sé qué hacer, estoy muy emocionada…” La señora le contestó muy serenamente “Hija, tranquila, ya sabes cómo es, ya te lo ha dicho muchas veces, quédate acá un poquito y ahora bajas…” Me sorprendió esa relación tan familiar, tan maternal en un lugar tan oscuro para las mujeres. Me quedé un rato observando lo que ahí sucedía y me dí cuenta que las chicas no paraban de entrar “Mami me puedes colocar el vestido.” “Mami necesito un consejo.” “Mami me tiene harta…” En medio de este lugar frenético y hostil para las mujeres, La Mami para mi significaba el abrazo, la alianza femenina, la resistencia. Es la madre postiza que todos necesitamos cuando no tenemos o estamos lejos de la nuestra. Por eso me atreví a acercarme y a proponerle realizar este documental junto a ella. Ella es dura con las chicas de afuera, pero no sé porque conmigo fue diferente, le dije que me dedicaba a contar historias y quería contar la suya, con mucho respeto y cercanía. Me citó para el siguiente Martes a las nueve de la noche en el baño. Ese Martes de finales de Enero en 2015 empezó todo.

¿Hubo algún momento o situación que tuviste que dejar fuera del film por pedido de La Mami? ¿Siempre se mostró dispuesta a ser filmada?

La Mami siempre ha estado feliz de que estuviéramos con ella, filmando, acompañándola, retratando su pequeña cuevita y su gran labor. Pero como pudiste ver en la película, Doña Olga tiene carácter. Y claro, hubo varias veces que también se plantaba conmigo, siempre han sido desplantes súper cercanos y como en toda relación humana a veces se desdibujan los límites, nosotras teníamos pocos, nos conocemos bien y sabemos manejarnos. El resultado de este documental, al final, es el retrato de mi relación con Doña Olga y con las diferentes chicas. Esa distancia que decido y consigo tomar con ellas. Un documental que surge de ese lugar intermedio que separa a la persona que filma y la filmada.  

Algo muy actual en Argentina, y creo que en todo el mundo, es la generación de colectivos de mujeres, ya sea cineastas, actrices, etc, y que ayudan a luchar contra la opresión del sistema reinante ¿crees que hay cierto paralelismo con todo lo que mostrás en tu película y el ayudarse y cuidarse mutuamente?

Totalmente, durante ocho años de mi vida he vivido en México, un país que me enganchó. Allí fue donde presencié los actos más luminosos y esperanzadores de mi vida pero también los más putrefactos y obscuros. En estos ocho años he trabajado y construido junto con muchas mujeres y colectivos. Si pienso en México lo primero que se me viene a la mente es la alianza femenina tan importante para mi. Ahí también he presenciado como la situación de violencia a las mujeres ha ido aumentando más y más. Violencia que va desde la explotación sexual y laboral hasta culminar en el asesinato, violaciones, agresiones verbales y ataques a las mujeres que denuncian violencia. A pesar de los discursos a favor de los “derechos de las mujeres” y de la llamada “equidad de género” tan en boga, el menosprecio del sistema por quienes ostentan un cuerpo femenino, pero sobre todo, por quienes no cumplen con el “deber ser” dictado desde el patriarcado, es más que evidente. Antes de conocer a La Mami y a las chicas del Barba Azul ya había trabajado en muchas ocasiones con temas de violencia a las mujeres en el audiovisual, pero nunca me había tocado tan de cerca como en ese entonces, cuando varias compañeras y amigas estaban en relaciones extremas de violencia de género, incluso sucedieron violaciones a amigas muy cercanas. Por supuesto me afectó de una forma muy personal y encerrarme de alguna forma en el baño de mujeres del Barba Azul fue una herramienta para sentirme a salvo y entender mejor el mundo que habitaba. Miraba este baño como un submundo que sigue perteneciendo al sistema patriarcal, pero donde surgen rupturas en las dinámicas de competición entre mujeres, grietas que invitan a las alianzas, a hacer familia y a protegernos juntas. Aquí el resistir habita en el vínculo emocional, y la Mami significa la unión. El contexto de estas chicas es violento, y yo necesitaba buscar como se tejen las resistencias en este castillo. En este buscar y protegerse entre mujeres generé un vínculo trascendental con las chicas del Barba Azul y con La Mami.

Algo realmente importante es el hecho de que evitaste cualquier tipo de juzgamientos. ¿Por qué decidiste evitar mostrar cualquier tipo de opinión desde tu cámara?

Yo creo que hay una opinión clara en la película y es que cada mujer tiene su propia agencia para decidir lo que hace con su vida, con su cuerpo. Y por eso decidí hacer una película íntima, atmosférica, transparente que las mostrara a ellas, que no las revictimiza, respeta su forma de surfear esta vida que les ha tocado vivir.

A pesar de que las condiciones no son las ideales, al haberse convertido en un festival online, ¿qué sensaciones te deja el estreno de La Mami en un festival tan importante como lo es el D´A Film Festival?

Me hacía especial ilusión estrenar en este festival, porque en estos momentos Barcelona es mi ciudad, y el D´A mi festival favorito en Barcelona. Es emocionante saber que éramos la única película española y el único documental en la sección competitiva Talent y queríamos compartir la película con todo los amigos y equipo de acá. La película si en vez de países perteneciera a ciudades sería una película de la Ciudad de México y Barcelona. Gran parte del desarrollo se engendró desde mi participación en el Master de Documental Creativo de la Pompeu Fabra, y luego en la producción Española con Gadea Films, Ana Pfaf en la última mitad del montaje y Lastcrit y Ad-Hoc estudios en la post, teníamos un gran equipo con el que celebrar y compartir en las salas. Nos apetecía mucho compartirlo de forma colectiva, emocionarnos y reírnos juntos, y después, al salir, comentar y celebrarla. Sabemos que para un documental autoral la posibilidad de estar en salas tiene corta existencia y pertenece gran parte a su ruta de festivales que en el caso de La Mami se está truncando con cancelaciones y retrasos. Pero lo que vivimos es demasiado grande, y creo que el D´A ha tenido una gran iniciativa de difusión. Me encanta el festival y su programación. Estoy feliz de que la gente vea la película y tengo que decir que me esta haciendo feliz la cantidad de comentarios públicos y privado que la gente desde sus casas, conectados con la película, con los personajes. 

¿Te encontrás trabajando en otros proyectos?  

Sí. Nada súper definido aún. Pero estoy trabajando un proyecto documental con adolescentes y junto con dos grandes amigas cineastas Maider Fernández y Aldemar Matías. También estoy empezando a explorar un nuevo proyecto, que se está germinando, pero no puedo contar mucho más, ni yo tengo claro hacia dónde va. Tenía el año con muchos viajes programados para la difusión de La Mami en festivales, ese era el proyecto principal, pero ahora nada se sabe 

Titulo: La mami

Año: 2019

País: México

Directores: Laura Herrero Garvín