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Entrevista a Jean-Pierre y Luc Dardenne

“La clave es que hablamos, hablamos y hablamos hasta que algo aparece, una idea real, que nos hace sentido a los dos, hablar es siempre la solución a cualquier tipo de problema”

Por Mauro Lukasievicz

Son más de 30 años de trabajar juntos, seguramente habrán tenido diferencias en distintos momentos en tantos años ¿Cómo es seguir pensando y creando juntos y cómo solucionan las diferencias que pueden llegar a tener?

Jean-Pierre: Puede haber diferencias, siempre las hubo, sobre todo en lo que se refiere a la preparación de los escenarios y el armado de las historias. Pero bueno está es básicamente nuestra historia, obviamente y cómo dices, muy larga, como hermanos y directores. Llevamos realizadas muchas películas y siempre tratamos de seguir adelante a pesar de  las diferencias o adversidades, pero lo cierto es que nunca dijimos “Espera separemos las cosas ¿quieres hacer esto? ¿Y tú aquello?”, simplemente las cosas se fueron dando. 

Luc: Siempre surge la misma secuencia: ¿Qué hacemos para tratar de unir a las dos partes? Bueno, no lo sabemos (risas), pero sucede.  

Jean-Pierre: Un hecho clave es que trabajamos con un director llamado Armand Gatti del cual, en un primer momento, ambos éramos asistentes. Este es sin duda el comienzo de nuestra historia juntos laboralmente. Las películas que hemos visto, los libros que hemos leído, de todo lo que hemos hablado, todo eso tiene mucho peso cuando queremos hacer una nueva película, ya que gracias a ellos tenemos tantos temas discutidos previamente, y eso aunque no lo parezca es clave. 

ML: ¿Y al momento de pensar el futuro?

Luc: Todo siempre es diferente, intentaremos crear personajes, filmar, pensar donde poner la cámara, etc, y volveremos a discutir cada punto, pero son cosas que vienen después. 

Jean-Pierre: Si se me permite decirlo, lo importante es pensar lo mismo de la película que estamos imaginando, es querer hacer la misma toma con el mismo ritmo de pensamiento. Otro punto es que siempre antes del rodaje tenemos al menos cuatro o cinco semanas de ensayos en los que nos vamos acercando y volviendo íntimos con la película. Pensamos cada aspecto y probamos cosas diferentes con la cámara. Allí es mi hermano el que dice “Eso lo vamos a intentar, lo intentaremos, pero lo haces tú” (risas).  

Luc: Nunca nos oponemos ni tenemos diferencia sobre las cosas esenciales, o si, pero luego de discutirlas logramos sentir lo mismo, aunque hablemos o pensemos un poco diferente. La situación habitual es que en algún momento encontramos un personaje, una situación, una historia y, una vez más, sentimos que eso es todo. No lo decimos enseguida, nos llamamos por teléfono para luego juntarnos y discutir juntos, cara a cara, aunque es verdad que hablamos largas horas por teléfono. La clave es que hablamos, hablamos y hablamos hasta que algo aparece, una idea real, que nos hace sentido a los dos, hablar es siempre la solución a cualquier tipo de problema.  

ML: Después de tantas películas continúan filmando siempre en Bélgica ¿Por qué deciden mantenerse firmes allí? 

Jean-Pierre: Creo que eso es algo que llama la atención hoy en día, creo que tiene que ver con que los directores jóvenes anhelan filmar lugares lejanos a su hogar. Para nosotros no es sólo filmar en nuestra Bélgica, es filmar en nuestra vida, en nuestros lugares, en nuestra adolescencia. Todos esos sitios están ahí. Ahora nos sentimos un poco lejos de la vida que teníamos cuando éramos jóvenes, pero creo igualmente sigue siendo mejor y tiene mucho sentido para nosotros seguir filmando aquí. 

Luc: Todo lo que vas descubriendo en otros lados, las variaciones que puede haber del concepto de familia, todo eso influye pero la sensación del verdadero hogar no desaparece, puedo estar muy lejos de mi hogar y llamar casa a otro sitio, pero hay algo que se mantiene intacto. De joven comienzas a perseguir tu autonomía y a descubrir nuevos territorios, pero nuestro territorio es uno solo. Y da la casualidad de que este territorio tiene lo que nos motiva: el trabajo industrial, que es sin duda un punto en la historia, si se me permite decirlo, tal vez sea “el punto en la historia”. El territorio en el que crecimos era rico en industria siderúrgica, rico también en la historia de este movimiento obrero, que con el paso de los años, nos ha hecho adultos. Es esta la historia, la de las minas de carbón y las fábricas que han cerrado, el movimiento obrero, que en realidad ya no existe, nuestras historias de vida están ahí. 

Jean-Pierre: Aquí quedan algunos personajes que se parecen mucho a los de nuestras películas, y a nosotros, que tratamos de encontrar amigos y amigas para pasar la vida. Quedan las historias de personas que intentan salir de su soledad, que luchan por eso. Esas son las historias de este territorio en el que pasamos muchos años y en el que volvemos a filmar nuestras películas una y otra vez.

The Kid With a Bike es una de esas películas que puedo ver mil veces y siempre descubrir algo nuevo, una vez leí que está basada en una historia de un chico abandonado de Asía ¿esto es así? ¿porque les llamó la atención esa historia en particular? 

 

Jean-Pierre: Nos basamos en una historia algo diferente, pero qué sucedió en Japón. Nuestra distribuidora en Suiza fue quien nos contó la historia de un niño abandonado por su padre en un orfanato, luego de ese abandono pasó a vivir en un centro de colocación infantil. Era toda una historia sobre cuidar de un niño y tratar de devolverlo a la vida.  

Luc: Solo quiero agregar algo a la pregunta anterior sobre las ubicaciones en las que filmamos. Es cierto que nuestras historias podrían ser contadas en otros lugares. Pero nosotros, siempre estamos en Bélgica, y es lo que vemos cuando empezamos a imaginarlas, cuando empezamos a ver a nuestros personajes los vemos en estas calles, bailando en estas plazas, realmente los vemos aquí. Es gracioso, porque cuando aparecen los personajes, aparecen ligados a este territorio, nuestro lugar. 

 

Algo que me parece diferente al resto de sus películas es que en The Kid With a Bike sentimos que estamos ante un final verdaderamente feliz ¿que los llevó a realizar este final?  

 

Luc: A nosotros nos gustan los personajes que quedan atrás, como decimos en francés “marginalisé” (marginados).  A los cuales la sociedad ya no necesita, y les dice en la cara “eres un inútil y no eres lo suficientemente bueno para nosotros”. Creemos que toda esa gente que está un poco dañada por estas situaciones tiene mucho para contar. Nosotros queremos testimoniar sus vidas, darlas a conocer. Que salga a la luz la historia de alguien excluido para lograr acercarlo a nosotros y no dejarlo solo. Pero respondiendo a tu pregunta, sí, lo es, es diferente por supuesto. Podríamos haberlo matado, pero ¿para qué hemos contado toda la historia si es para hacerlo morir? Cuando nos encontramos con su historia, pensamos  en que nos gustaría que el chico viviera, descubriera y encontrará el amor de alguien que lo ayudará a crecer. Esa era nuestra idea cuando empezamos a escribir el guión, así que simplemente no tenía que morir. Queríamos amor para él, queríamos darle protección, amistad y más amor. Que realmente pueda existir y que sepa que no está solo. 

Jean-Pierre: Creo que muchos espectadores salen de la sala pensando que este niño logra amar a una mujer y eso es complicado, es una historia de relaciones muy compleja. Él tiene que dejar de pensar en su padre y solo aceptar a esta mujer en el lugar de su padre y su madre, ambos al mismo tiempo en una nueva persona, porque ella quiere ocupar ese lugar y estar para él.

 

Tampoco es fácil para él, por eso la violencia

 

Jean-Pierre: Por eso la utilización de la violencia, si, como parte de su desastroso destino. Gracias a esa relación deja salir la violencia que necesita expulsar de alguna manera, la acepta y la deja salir cueste lo que cueste. Y entonces nosotros nos dijimos “lo estamos tirando de un árbol desde unos siete metros de altura, como si fuera a morir”

Luc: Cuando estábamos escribiendo el guión mi hermano y yo pensamos “El amor de esta mujer lo despertará” y no importa si está muerto o no desde un punto de vista médico, ese no es el problema. Obviamente tiene que seguir siendo verosímil para que pueda sobrevivir pero el amor de esa mujer es más fuerte que su muerte. Esa muerte a la que el espectador le teme todo el tiempo. 

Jean-Pierre: También creo que existe la posibilidad de que la muerte de una persona pueda salvar a otro ser humano de su violencia. Pero nosotros no tratamos de averiguarlo. En todo caso, el problema para nosotros era ver cómo sacar a relucir toda esa violencia pero queríamos que él chico sobreviviera. Siempre nos gusta ir hasta el extremo, pero sabemos lo que queremos contar.

 

Son cineastas bastante duros. 


Luc: (Risas) Pero a veces decimos que no, pero si, somos cineastas algo duros. Creo que nuestras películas hablan de la confrontación más allá de la violencia o la muerte. Lo que queremos es contar historias para que otro ser humano finalmente  logre salir de esas situaciones. Una persona que ayuda a salir a otra de sus dificultades, de sus angustias, de su violencia y sobre todo de su deseo de venganza.

En Two Days, One Night Sandra vuelve a su trabajo luego de una licencia médica y debe convencer a sus compañeros de no aceptar un bono para que ella pueda seguir teniendo trabajo, pero en verdad es aún más específico que eso: Sandra vuelve de una licencia médica debido a depresión. Me parece que sería una película diferente si ella padeciera otra enfermedad. ¿Por qué la depresión era importante para ustedes?

 

Luc: Lo que era importante para nosotros era mostrar a alguien excluido porque se lo considera débil, porque no se desempeña lo suficientemente bien en su trabajo. La película elogia a este personaje que encuentra fuerza y ​​coraje a través de la lucha que lleva a cabo con su marido. 

Jean-Pierre: Creo que si bien no hablamos de su enfermedad, fue fundamental para que exista la historia, la depresión nos permitió tratar con alguien que fue criticada por su desempeño, pero al mismo tiempo conlleva un sinfín de aristas, no nos permite decir “Si, es culpa del jefe”, eso no lo sabemos, no sabemos si esa depresión está relacionada con su trabajo, tal vez sí, tal vez no, no podemos objetar inmediatamente al jefe. Si hubiese un accidente en la fábrica sería otra cosa, ahí no, no entenderíamos que el jefe pudiera despedirla como si nada estando con depresión. 

Luc: Creo que la depresión es una enfermedad que es tomada en serio por una parte de la sociedad y por la otra no.  Es algo raro, en cierto modo ella tiene que convencer al resto de sus compañeros de que puede volver a ser útil y eficiente porque esa depresión es en cierto modo muy pública pues abarca su reincorporación o no a este grupo de trabajo. 

Jean-Pierre: También nos sirvió para contar una historia de solidaridad entre todo ese caos, la de ella y su marido, él es quien se convierte en su entrenador y fuente de apoyo ante los momentos de debilidad en donde se ha resquebrajado por completo. Él es quien la vuelve a poner en movimiento, la revive y la empuja. Esa es otra parte de la historia que no sería posible sin la depresión. Si quieres saber algo, es la primera vez que nos preguntan sobre la depresión de este personaje, y lo raro es que es el motor de toda la historia. 

 

Pero también se permitieron no nombrar la palabra depresión, y a la vez no revelar demasiado sobre esa historia de solidaridad entre ella y su marido

 

Luc: Es una historia privada entre ella y su marido, no hizo falta mencionar nada más, pero es algo muy concreto, esa contención y ayuda. 

Jean-Pierre: Si quieres, es la misma depresión, a veces ella está bien, a veces ella está mal, pero su marido siempre está allí. Eso es suficiente para la historia. Todo el jeroglífico de ella convenciendo a los trabajadores para que se pongan de su lado y resignen el dinero muestra muy en claro los momentos de depresión, cuando un trabajador se pone de su lado ella tiene energía, cuando otro se niega vuelve a recaer. Pero claro, es solo energía, se siente más fuerte, no está realmente mejor. 

 

En general sus películas tratan o tocan mucho el tema de madre e hijos, pero en este caso parece una decisión muy importante mostrarla no disponible para sus hijos.

 

Luc: La pregunta es interesante, nunca pensé a Sandra cómo alguien ausente para sus hijos, creo que Sandra está ahí.

Jean-Pierre: Tal vez hay momentos de ausencia, pero siempre está atenta a sus hijos. Si bien no es posible estar siempre allí para ellos, de alguna forma ella siempre está. Conseguir lo necesario para que los hijos coman a diario y puedan tener sus necesidades básicas cubiertas es una forma de estar presente, incluso sin estar físicamente. El optimismo a pesar de todo. Esa lucha que lleva a cabo para convencer a cada uno de sus compañeros, es una forma de estar presente para sus hijos. 

 

Es genial que se ponga en juego la subjetividad de sus compañeros en todo momento.

 

Jean-Pierre: Sí, deben creer o no en lo que ella les dice. Ella tiene que encontrar la fuerza suficiente para motivarlos para que crean y ellos deben encontrar en sí mismos la suficiente empatía hacía ella para creerle. Realmente se trata de creer o no. ¿He encontrado la fuerza para ganar? ¿La persona frente a mí va a tener suficiente empatía por mi y mi familia? 

 

¿Y cómo pensaron el perfil de cada trabajador? Las respuestas de cada persona que se cruza con Sandra, son realmente muy diferentes.

 

Jean-Pierre: Intentamos no hacer nada personal, creemos verdaderamente que cada individuo tiene su propia historia, su propia razón. Aquí no hay traidores ni excusas. 

Luc: Tratamos de encontrar situaciones difíciles, eso sí, todos tienen razones para decir que sí y para decir que no. Como dice Jean-Pierre, es ella quien debe convencer, quien debe hacerlos creer en la solidaridad y en la aceptación. 

 

Nadie es “malo” en la película 

 

Luc: Exacto, los trabajadores no son malos en sí, eso es importante de remarcar, cuando pensamos en ellos encontramos los motivos y justificaciones para ayudarla o no. Un buen gesto es cuando algunos pueden pensar más allá de sí mismo, cambiar de opinión y ayudarla. Sin duda es una situación delicada volver a tu casa y decirle a tu familia que no tendrá el bono de mil euros porque fuiste solidario con alguien, nadie quiere pasar por ese momento. Son trabajadores, todos necesitan esos mil euros y ninguno de ellos está solo, todos tienen familias que dependen de ellos. 

Jean-Pierre: Todos es complejo, hasta el mismo jefe es un personaje complejo al dejar la decisión en los mismos trabajadores.

Hablemos un poco sobre Tori e Lokita, ¿cuál fue el origen de la historia? 

 

Jean-Pierre: Es una historia que habíamos comenzado a escribir hace unos años, una madre y dos niños que llegaron a Europa desde África. Cuando deportan a la madre los niños quedan solos porque ella cree que es mejor que se queden en Europa, y les dice “manténganse unidos si quieren sobrevivir”. Luego dejamos de escribir el guión por un tiempo. Pero hace dos años leímos en un periódico belga que estaban desapareciendo muchos niños migrantes, no sólo en Bélgica, también en otros países de Europa. Pensamos que no es normal que esto suceda y decidimos filmar para focalizar sobre el asunto. 

 

¿Cómo fue la investigación sobre el tráfico sexual y las drogas? 

 

Luc: Conocemos muy bien a dos personas que son inspectores y trabajan en la policía de Bélgica, ya nos han ayudado con información en películas anteriores. Nos explicaron muchísimas cosas que, sumadas a una gran investigación que hicimos, fueron claves para armar el guion con mucha precisión. 

Jean-Pierre: Me gustaría contar, por lo que dijimos antes, que esta es la primera película en la que dejamos en claro que hay personajes malos o buenos.