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CALIGARI

Entrevista a Florencia Colman, directora de Ese furioso deseo sin nombre

Por Mauro Lukasievicz

Desde el mismo título nos encontramos con toda una declaración política. ¿Cómo surgió la idea de Ese furioso deseo sin nombre

Un día me encontré sintiéndome Mia Farrow en El bebé de Rosemary. En el mismísimo infierno de la locura y la carne. Pasaron unos meses y tuve la necesidad de empezar a trabajar alrededor de eso. Y a veces uno piensa tanto las cosas que los elementos se empiezan a reunir de una forma muy extraña… Conocí a Marcela, que estaba en sus primeros meses de embarazo y filmarla fue la primera intuición. Luego llegó la película.

Hay una especie de sensibilidad mágica y al mismo tiempo muy directa que queda demostrada en cada plano e imagen que incorporaste en el corto. ¿Cómo trabajaste en los aspectos técnicos y también en el trabajo de edición posterior? 

Fue un proceso muy caótico. Empezamos a filmar de una forma muy caprichosa, casi instintiva. Tuve la suerte de editar en paralelo y hubo un momento en que salí corriendo de la sala de montaje. Cuando volví nos miramos con Alejandro Uzeda, el editor, y los dos sabíamos que solo había una razón por la que estaba filmando a esa mujer: quería tener eso a lo que había renunciado. Creo que hacemos películas porque necesitamos espacios de ficción que alteren la realidad, si es que existe…

En los últimos años la lucha por la maternidad deseada como consigna creció enormemente en nuestro país ¿qué opinas al respecto y que crees que sucederá en los próximos tiempos?

Me parece de una hipocresía absurda que la discusión tenga que seguirse dando. El Estado y la Salud Pública en Argentina tienen una deuda profunda con las mujeres y les cuerpos gestantes. Creo que no hay retorno posible y así como los feminismos invitaron a pensar sobre la maternidad asociada al deseo, ahora los políticos deberán responsabilizarse y garantizarles lo que les corresponde. Me emociona el rebrote del movimiento feminista en su país y el eco que hace en Latinoamérica toda. Quiero creer que este es el inicio de una resistencia organizada, y sí, ahora más que nunca la vamos a necesitar.

Este año al realizarse de forma online el DOC Bs As deja sensaciones encontradas, entre la ausencia de una sala de cine y la posibilidad de que más gente pueda acceder a las películas. ¿Qué sensaciones te deja este estreno online?

La sensación es bastante extraña, honestamente. El cine es una experiencia esencialmente colectiva y creo que vamos en la dirección contraria. Como sociedad estamos cada vez más online y más solos y es urgente que nos pensemos en esa contradicción. Por otro lado siento que hay una democratización del acceso a las películas, en este caso especialmente, porque el DOC Bs As redobla la apuesta y realiza un evento gratuito en medio de una crisis económica y eso me conmueve. Hago películas porque es la forma que encontré para decir lo que soy incapaz de poner en palabras y esa conversación no existe si no hay respuesta del otro lado. Ocupar este sitio, dentro de un sistema de distribución tan competitivo, es un privilegio que agradezco.

¿Te encontrás trabajando en otros proyecto 

Sí, estoy desarrollando Nostalgia del futuro, mi primer largometraje. Es una película que produce tarkiofilm en Uruguay. Tengo la urgencia de trabajar sobre la necesidad que atravesamos las hijas de matar a nuestros padres, simbólicamente, claro. Como me fue imposible abordarlo de manera documental me pasé a la ficción y encontré una libertad salvaje para hacer ese recorte de la realidad. Ahí vamos…

Titulo: Ese furioso deseo sin nombre

Año: 2020

País: Argentina – Uruguay – Brasil – Cuba

Directora: Florencia Colman