Entrevista a Dennis Lim y Paul Grivas, sobre la muestra “Art of the Real”, organizada en la Sala Lugones de Buenos Aires por el Lincoln Center de Nueva York
Por Paulo Pécora
El documental es probablemente uno de los espacios del cine que más libertad de acción otorga a los realizadores, especialmente a aquellos que ensayan formas personales y novedosas de acercarse y registrar la realidad. Desde hace ya mucho tiempo, los límites con la ficción se vienen desdibujando y los contenidos están mediados cada vez más por la mirada subjetiva –el posicionamiento ideológico y el estilo de puesta en escena- de quién los registra. Con la idea de poner el foco en este estado de situación diverso y auspicioso, desde hace seis años el Lincoln Center de Nueva York organiza el festival “Art of the Real”, que incluye algunas de las voces más vitales e innovadoras del cine de no-ficción y del que entrelaza las formas de la ficción y el documental. Desde ayer y hasta el miércoles próximo, la muestra neoyorkina recorrerá su primera edición local en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín de Buenos Aires, donde serán exhibidos ocho títulos entre los que se destacan Film catastrophe (2018), un “making-off” del francés Paul Grivas sobre el trabajo de dirección de Jean-Luc Godard en Film socialisme (2010), y Cairo Affaire (2019), del argentino Mauro Andrizzi.
“Buscamos expandir nuestra idea de lo que es, fue y puede ser el documental. Desde la óptica estadounidense el documental es algo muy específico y, en ese sentido, nuestro objetivo es salir de esos límites o expandirlos. Algo que nos gustaría transmitir es que lo documental no es un género sino más bien una aproximación a lo que nos circunda y una forma de acceder a la realidad usando cierto lenguaje. Todo el cine es cine de lo real, sólo cambia el modo en que lo abordamos”. Así piensa el crítico y programador estadounidense Dennis Lim, director de programación del Lincoln Center y curador de la muestra.
Otra de las cosas que le importan rescatar a Lim “es la diversidad de las estéticas y de los discursos dentro del documental. Nos interesa proponer un diálogo entre las películas y los espectadores, empujar a esa conversación entre ambos. Mostrando la historia y el presente del documental podemos posicionarnos desde aquí hacia el pasado y el futuro”.
El programador estadounidense sostuvo que “es difícil decir que en la actualidad haya una tendencia predominante en el espacio del documental. El nivel de producción es cada vez más vasto y enorme. Por los adelantos tecnológicos no sólo cambió la forma en que se hacen las películas sino también el modo de recepción, la forma de percibirlas y sentirlas. La realización es cada vez más inclasificable. Creo que en la actualidad hay que poner la atención en las nuevas formas de recibir y percibir las películas. Lo que cambió es nuestra relación con la imagen y la cultura de las imágenes. Antes veíamos las películas en las salas y ahora podemos verlas en nuestros teléfonos. Eso trastoca por completo nuestra forma de percibir la realidad. Estamos como ahogados en medio de una cantidad cada vez más grande de imágenes que podemos ver en internet. Tratamos de adaptarnos a ese cambio, pero es tan grande que todavía no podemos comprenderlo del todo. Con las nuevas tecnologías todos podemos ser documentalistas y eso, entre otras cosas, hace que cambiemos nuestra relación con el cine documental”.
De estos y otros temas Lim conversará con el francés Paul Grivas y la directora del Festival de Cine de Mar del Plata, Cecilia Barrionuevo, en una charla abierta al público que se llevará a cabo mañana sábado a las 17.30 en la Sala Leopoldo Lugones, con entrada libre y gratuita hasta agotar el espacio.
“De mi trabajo con Jean-Luc Godard la principal enseñanza fue que hay que hacer lo que uno sueña con lo que uno tiene a mano. Me enseñó principalmente la libertad para hacer lo que uno quiere o desea. Las posibilidades de la imagen y el sonido son infinitas y todo es posible. Muchos se quedan en la superficie de las imágenes. De él aprendí que hay que saber escarbar”, afirmó Grivas, hijo del director de fotografía mexicano Alexis Grivas. Pero advirtió: “También aprendí que la libertad cuesta caro. Que hacer lo que uno quiere es muy difícil”.
Ensayo documental, collage experimental o como prefieran llamarlo, Film catastrophe combina el making-of (a él le gusta bromear y decirle “making-off”) de la película Film socialisme con imágenes tomadas por personas anónimas durante la tragedia sufrida por el mismo crucero donde dos años antes Godard filmaba aquella reflexión sobre la debacle del capitalismo y los ideales europeos. A todo ese detrás de escena registrado en 2010 con celulares y otras cámaras a bordo del Costa Concordia, Grivas le fue incorporando otras imágenes tomadas en 2012 por los pasajeros que vivieron en carne propia el caos, el miedo y la confusión de la tragedia que estaba produciéndose ahí mismo, frente a ellos. La ironía quiso que el que naufragara fuera el mismo crucero donde Godard había filmado aquella película que anunciaba el naufragio de toda una época.
“Esta es una película que costó diez mil euros y diez años de trabajo de edición. Es una película que va bien además con la aventura que fue Film socialisme. La hice por placer, por amor al arte y sin expectativas de sacarle ningún jugo. En un sistema clásico no sería posible este tipo de trabajo, porque es una película de edición que no fue para nada premeditada”, destacó Grivas, y recordó: “Cuando se hundió el barco pensé que sería interesante mezclar ambas cosas. Todo fue surgiendo según la edición. Fue un ensayo, no hubo guión y todo se hizo sobre la marcha. Como dice el poema de Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Si bien el director de Film socialisme es el hermano de su madre, Grivas no tuvo mucho contacto con Godard hasta que éste lo llamó para que lo asistiera en la producción de Nuestra música (2004), porque necesitaba a alguien que conociera Bosnia y él había vivido ahí durante un tiempo. “Así empezó nuestra colaboración y fui su asistente de producción en otras películas y en dos cortometrajes. Cada proyecto nos llevó tres o cuatro años de trabajo. Al no tener dinero para producirlos, Godard le dedicaba todo su tiempo libre”, afirmó Grivas. El cineasta describe a este artista admirable y gran exponente de la Nouvelle Vague como “una persona muy especial, sin hijos y socialmente aislado. Pero al contrario de los que muchos creen, no es para nada un director malhumorado. No para de divertirse, se ríe todo el tiempo. Se divierte mucho filmando. Y eso es algo que se observa en la película. Es el cine haciéndose, donde se ve cómo dirige a los actores y cómo busca los encuadres”.
Entre los ocho títulos que integran la edición local de Art of the Real se destacan la película de Grivas y el cortometraje del argentino Mauro Andrizzi Cairo affaire, que entrelaza tres historias de espionaje, amor y paranoia en Medio Oriente, dos de ellas filmadas en sus viajes por Teherán (Irán) y El Cairo (Egipto), y la última reconstruida a partir de imágenes de archivo filmadas en Saná (Yemen). Ambos films inauguraron anoche esta primera edición de la muestra que seguirá hasta el miércoles próximo con la proyección de Bosque ácido (Lituania, 2018), de Rugile Barzdziukaite, Parientes salvajes (Alemania/Noruega/Líbano, 2018), de Jumana Manna, Soles negros (Canadá, 2018), de Julien Elie, Temporada de enjambres (EE.UU., 2019), de Sarah Christman, Movimientos de una montaña cercana (Austria/Francia/Nigeria, 2019), de Sebastian Brameshuber, y Metal vacío (EE.UU., 2018), de Adam Khalil y Bayley Sweitzer⚫