“El susurro de la descomposición”
Por Laura Santos
Entre las grietas de un bosque enfermo, El tercer paisaje propone un diálogo silencioso entre lo que queda del gesto artístico y lo que insiste desde la naturaleza. El film no busca restaurar, ni denunciar; observa. Su punto de partida es el hongo que invade el bosque pintado de Oma, una obra del Land Art que, a su manera, ya contenía su propio final: expuesta, efímera, condenada a ser atravesada por el tiempo.
Lo que el cineasta hace no es otra cosa que escuchar ese proceso. Donde otros podrían ver muerte, Etxebarria encuentra una forma de persistencia. El hongo no destruye, transforma. Y en esa transformación, la película encuentra su pulso. No hay nostalgia por lo perdido, sino una atención profunda hacia aquello que emerge sin pedir permiso: manchas, texturas, temblores, vibraciones. La materia misma de la imagen se pliega a esa lógica infecciosa, como si el celuloide, al igual que el bosque, estuviera siendo corroído por algo invisible y potente.
Hay decisiones que pueden parecer excesivas, como algunos planos que se alargan más allá de la comodidad, pero quizá ese exceso es también una forma de dejar que el tiempo de la naturaleza se imponga sobre el tiempo del espectador. Al fin y al cabo, El tercer paisaje no representa la naturaleza: se deja atravesar por ella.

Titulo: El tercer paisaje
Año: 2024
País: España
Director: Julen Etxebarria