“El sueño de la materia“
Por Felipe Mendez Casariego
Gaston Bachelard dice que todo creador conoce antes de la obra el ensueño meditativo, “el ensueño que medita sobre la naturaleza de las cosas”. El acto creador se encuentra, para él, sumergido en un particular estado que aúna al sujeto con los elementos y la materialidad de las sustancias terrestres. Observar un proceso creativo es, entonces, ser voyeur del ensueño ajeno, como quien mira a un sonámbulo desconociendo aquello que configura sus gestos. En El espíritu de la araña, la cineasta experimental y artista visual chilena Antonia Rossi sigue los pasos de su propia sonámbula, interpretada por la actriz María García. En la soledad más profunda, ella construye un universo diseñado para girar en torno a su cuerpo, un espacio nacido de una fábrica en ruinas que es a la vez morada, exposición de arte y templo.
Escrita junto con Roberto Contador, con quien Rossi trabaja desde El eco de las canciones (2010), El espíritu de la araña articula una serie de recursos que son propios de la poética autoral de su directora: la apropiación e intervención de material de archivo encontrado, la elaboración de un complejo diseño sonoro que reactualiza las imágenes y la construcción de una estructura fragmentaria que disloca toda causalidad. Este, sin embargo, es el primer largometraje que prescinde de la palabra como hilo conductor de la narración. Desde su primera secuencia, El espíritu de la araña presenta sus imágenes fragmentarias y sonidos extradiegéticos como las únicas huellas que le permitirán al espectador seguir la meditación creadora de la protagonista. Éstas huellas dialogan con un amplio corpus de esculturas, piezas visuales y registros audiovisuales que tienen como constante el cuerpo de la mujer y lo fantasmático. Mediante estas obras, que no preexisten al film pero que desbordan sus límites, la mujer construye su morada como una araña teje una red, entre el instinto animal y la elaboración artística.
El espacio que erige El espíritu de la araña a partir de las ruinas, este universo aislado, con su propia temporalidad, construido mediante piezas de arte y material de archivo, y diseñado para girar en torno al cuerpo de su protagonista, está lejos de ser una utopía. Tampoco lo contrario. El aislamiento, la soledad y las horas de desvelo a las que se somete su creadora, el automatismo ritual en el que sumerge sus gestos, son las consecuencias inevitables de hacer del territorio un espacio de memoria. Así, la película explora las fronteras de la potencia creadora para transformar el entorno, para hacer de la materia sueño colectivo.
Titulo: El Espíritu de la araña
Año: 2024
País: Chile
Director: Antonia Rossi