“Toda forma es un rostro que nos mira”
Por Nicolás Noviello
El espesor de lo visible, 2018 es la primera película dirigida por Mercedes Arias. En sus 10 minuto de duración una pareja encarnada por Ana Schmukler (Ana) y Manuel Vignau (Francisco) espera el nacimiento de su primer hijx y un interrogante los mantendrá en un dialogo cinematográfico de una belleza notable.
Encadenado por un montaje paralelo y unos fundidos excepcionales iremos recorriendo y conociendo “la forma sumergida en el dialogo” del film. En primer lugar vemos a Francisco, un profesor de la facultad de alguna materia relacionada con la historia del arte, quien trabaja en la clase sobre la noción de forma tomando “Estética relacional” de Nicolas Bourriaud; texto que también trabaja el film, “las formas se desarrollan a partir de otras” dirá Francisco cerca del final de la película, previo al momento más emotivo donde se desarrolla el pasaje que da nombre al cortometraje. Ana, una estudiante (de arquitectura quizás), descansa en su casa en los días previos a saber el sexo de su hijx preguntándose cuál será su “forma” haciendo referencia a “su cara, sus manos y su perfume”. También nos encontramos con el momento de la ecografía donde el medico habla de “cabecita, bracito y corazón” mientras informa que tendrán una niña.
A lo largo del cortometraje los personajes se distribuirán en los planos de manera opuesta, principalmente cuando estén juntxs: él, mayormente a la izquierda, ella a la derecha. No necesariamente marcando un distanciamiento en la pareja, sino más bien reflejando una oposición entre lo masculino y lo femenino. Sorprendentemente solo una vez esto se da abruptamente a la inversa, cuando el doctor informa que el resultado de los estudios presenta algunas “anormalidades”, pero la posición de los cuerpos se corregirá en el contraplano, cuando el medico comente sobre la cirugía para “normalizar”; “¿Normalizar?, de que está hablando” se pregunta Ana. Aunque vemos al personaje de Francisco en el trabajo y a Ana en la casa no pareciera querer marcar un costumbrismo sino más bien reforzar la oposición e incluso dar importancia a los espacios que aparecen: el trabajo, la casa, la clínica (y tal vez, fuera de campo, la iglesia).
Tomando lo dicho hasta aquí, podríamos decir que El espesor de lo visible dialoga con el cine y encuentra su forma en la película, la cual solo tomara consistencia cuando sea vista. E incluso, si como dice Daney “Toda forma es un rostro que nos mira” y como a partir de esto se pregunta Bourriaud “¿Cómo debemos mirarlas nosotros?”, atrevernos a conjeturar que el cortometraje presenta una comparación entre ese niñx por nacer (primer hijo) y una forma artística (primera película) en oposición a una mirada más normalizadora tanto del orden científico (“cabeza, brazos, corazón” ante “cara, manos y perfume”) como del religioso (hijx: “una bendición”; obra de arte: “una iluminación”), además de la mezcla de ambas imponiendo una “normalización” sexual. En definitiva, poniendo el nacimiento tanto de una forma artística como el de un ser humano en una discusión material y no metafísica⚫
Titulo: El espesor de lo visible
Año: 2018
País: Argentina
Director: Mercedes Arias