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Downstream to Kinshasa (2020), de Dieudo Hamadi

“Aliento de vida”

Por Ian Quintana.

En el año 2000, la ciudad de Kisangani, que forma parte de la República Democrática del Congo, se vio envuelta en un enfrentamiento bélico entre dos países vecinos: Uganda y Ruanda. Durante seis días, la ciudad fue el campo de batalla de ambos ejércitos. Miles de civiles quedaron atrapados en medio del conflicto. El resultado fue la destrucción de gran parte de la ciudad, una inmensa cantidad de fallecidos y cerca de tres mil heridos. A partir de este terrible hecho en la historia de su país, Dieudo Hamadi elabora su documental Downstream to Kinshasa (2020), para retratar el duro camino que atravesaron las víctimas de ese conflicto bélico y enseñar su lucha al mundo y al propio gobierno del Congo.

Dieudo Hamadi se sumerge con su cámara en la “Asociación de Víctimas de la Guerra de los Seis Días” y en el viaje que realizaron sus miembros en el año 2018 hacia la capital de Congo para reclamar por una indemnización económica. Su película no hace énfasis en una historia particular, sino que toma al colectivo como una unidad que lucha por un objetivo común. Con el silencio del gobierno por más de dos décadas como antecedente y mostrándonos las dificultades personales de las víctimas (la mayoría han quedado discapacitados por haber perdido alguna extremidad durante la guerra), el viaje que deciden emprender se torna extraordinario y resume la convicción y la valentía de este grupo de personas.

Atravesando el Río Congo durante varios días, un comité de doce víctimas se traslada en un enorme barco hacia la capital de su país para intentar ser escuchados. Durante el viaje deberán atravesar grandes tormentas y discusiones por la escasa comida, así como hermosos momentos de compañerismo en donde la música y el baile cumplen un papel fundamental. Este grupo de personas se hermana frente al olvido y la indiferencia de su país. Mostrarán su fuerza y la resistencia que los une cuando sean ignorados y humillados nuevamente frente al parlamento de su nación. Sin embargo, su firmeza en la lucha abrirá una esperanza de reconocimiento en el futuro cercano.

Frente a esta situación la cámara de Hamadi se convierte en un testigo omnipresente y necesario para retratar la dura situación de las víctimas, un registro urgente sobre el contexto actual de su país que durante años ha atravesado guerras étnicas y dictaduras. El estilo de cámara en mano sumerge al espectador en la tensión y brinda una experiencia inmersiva, especialmente en la larga secuencia del barco y en los momentos de reclamo frente a las autoridades del parlamento. El retrato de realidad aquí se vive con los nervios propios de la situación y permite empatizar y comprometerse con el objetivo de las víctimas.

En paralelo a este registro directo, Hamadi introduce pequeñas secuencias dramatizadas que parecen una obra de teatro sobre los hechos pasados que han atravesado las víctimas. Este ejercicio funciona bien al inicio del metraje para explicar la situación de la guerra, pero cuando la travesía en barco comienza esos saltos se convierten en algo innecesario que desconcentra de la situación presente.

En la película de Hamadi se observa la fuerza y la energía de un grupo de personas que no quieren bajar los brazos frente a la violencia y la indiferencia del mundo. Su cámara y el montaje transmiten ese aliento de vida constante en una situación trágica. La determinación de las víctimas por hacer justicia será un homenaje a los difuntos, así como una crítica a las injusticias sociales y políticas que atraviesa hoy la República del Congo.

Titulo: Downstream to Kinshasa

Año: 2020

País: Rep. de Congo

Director: Dieudo Hamadi

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