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Doce apuntes sobre los documentales de Néstor Frenkel

“A proposito de la retrospectiva de Néstor Frenkel en el Cultural San Martin (del 9 al 29 de junio)” 

Por Manuel Soriano

1- Buenos Aires, 2010. Hay un evento llamado “día de las películas familiares”. La gente se encuentra en una sala de cine y van exhibiendo sus videos en Super 8: cumpleaños, primos, perros, vacaciones en familia, el auto del abuelo, Santiago Bal, una luz amarilla de nostalgia. Pero hay un hombre que a este evento lo llama “congreso de superochistas”, y el video que presenta no es un cúmulo de recuerdos sino una ficción, Winchester Martín (Concordia, 1971), un western casero con música silbable, bandoleros, rifles, muertes injustas y sed de venganza; todos los elementos del género presentes de manera amateur. Este hombre se llama Jorge Norberto Mario y tiene setenta años. Es dentista, productor, presentador radial, scout, filatelista, jugador de paddle, tirador, apasionado. Un hombre con muchas actividades y una mujer que al parecer le plancha el uniforme para cada una de ellas.

En 1951 se filmó en Concordia el western norteamericano The way of gaucho. Jorge Mario, por entonces un niño, vio las cámaras de cine y se enamoró. Casi sesenta años más tarde, lo vemos parado en la plaza del pueblo, frente a un ombú, como un evalgelista, le cuenta a quien quiera escucharlo que allí se filmó The way of gaucho y los pormenores de su producción. Pero antes repasamos su carrera como cineasta amateur: su primera cámara Super 8, un viaje a Brasil en los ochenta, una película fantástica, otra de fauna, otra de espías, luego Winchester Martín y el primer remake de Winchester Martín. Jorge Mario dice que fue aprendiendo de las películas que vio: 13.980, las tiene anotadas, divididas en carpetas y subcarpetas en el disco rígido de su computadora. También lleva un registro de actores, y cuando uno muere lo pasa a la carpeta de fallecidos, como hace ahora con Denis Hopper. Jorge Mario produjo una novela pasando a lenguaje escrito las imágenes que iba proyectando de una de sus películas, un ejercicio contrario al de muchos cineastas, y muy similar al que estoy intentando acá.

El director y los actores de The way of guacho ya están todos en la carpeta de fallecidos. Pero Jorge Mario está vivo, y pareciera que las cámaras del documental encienden sus ganas de filmar. Se permite darle algunos consejos al director: ahora podés cortar porque ya terminé, acá podés filmar esta parte y después la metés donde quieras. Pero el director va a dejar la parte en la que le dice que ya puede cortar, quizá porque estas indicaciones sirven para anticipar que Jorge Mario ya está pensando en volver a dirigir, ya está pensando en un nuevo remake de Winchester Martín, ya mira a cada vecino con ojos de director de casting, por ejemplo a un paciente al que le aplica el torno y le ve potencial fisionómico como para forajido mexicano, aunque no le asegura que vaya a ser el forajido principal.      

Amateur (2011) culmina con la filmación del segundo remake de Winchester Martín. Jorge Mario se posiciona detrás de la cámara Super 8. Un jinete cabalga hacia el horizonte entrerriano. Lo mismo hace el jinete de The way of gaucho. Las imágenes se funden. Para las escenas de acción, Jorge Mario dice que usa balas verdaderas. Seguro y certero, dice Jorge Mario, un tiro al corazón.   

2- Nestor Frenkel no aparece en Wikipedia. Según otras fuentes de Internet,  nació en Buenos Aires en 1967 y es conocido por sus documentales. ¿Hace falta más biografía que esa? En IMDB encuentro su filmografía: en veinte años dirigió diez películas, desde 2004 a 2024. Mi plan es verlas y escribirlas todas durante el mes de mayo, pero no sé si lo voy a lograr, al menos no con el puntillismo con el que lo hice sobre Amateur, bajo el influjo de Jorge Mario.

Explico el motivo de este plan para que no parezca una locura. Junto con unos productores, estamos viendo la posibilidad de adaptar mi libro de crónicas ¡Canten, putos! Historia incompleta de los cantitos de cancha a formato audiovisual. En una reunión, una productora mencionó a Nestor Frenkel como un modelo a seguir, y yo me hice el que lo conocía para no dejar en evidencia que no sé casi nada sobre documentales. Esa misma noche encontré Amateur en YouTube y escribí lo que puse en el punto uno.

3- Lo bueno de llegar tarde a un autor como Frenkel (como Copi, como Juan Wauters, como Doug Stanhope) es que se te abre, todo de golpe, un mundo extraordinario y paralelo. En YouTube pude encontrar otras películas suyas. Buscando a Reynols (2004), su primer largometraje, intenta hurgar en la mitología creada sobre los Reynols, una banda de música experimental cuyo baterista y cantante tiene síndrome de down, y que se ha transformado en un objeto de culto internacional, con admiradores como los Sonic Youth y Mario Socolinsky. Este creo que ya lo había visto, o al menos en parte.

El mercado (2014) es un ensayo sobre el tiempo con El Abasto como personaje central. Cien años de historia de un edificio monumental, primero mercado de frutas y verduras, luego coliseo abandonado, luego shopping menemista. Este documental fue hecho por encargo pero Frenkel logra hacerlo suyo a través de los personajes laterales: los veteranos vendedores de balanzas, el performer nostálgico, los parroquianos apostadores del bar El turfito, los desplazados, el malevaje extrañao que mira sin comprender. No hay, sin embargo, una bajada de línea romántica ni evolucionista; el director no parece estar a favor ni en contra del paso del tiempo.       

Los ganadores (2016) nos trae la dicha de volver a encontrarnos con Jorge Mario, esta vez como personaje secundario, uno de los tantos ganadores de premios sobre los que casi nadie oyó hablar. Recorremos varias ceremonias para terminar en los Premios Estampas de Buenos Aires, un evento de casi nueve horas, con 240 categorías, en su mayoría para programas de radio y tv locales, en el que todos los asistentes que pagaron su inscripción parecen tener asegurada una estatuilla, un discurso de aceptación, y la posibilidad de vestirse de gala y dedicar el premio al público o a sus seres queridos que miran desde el cielo.

La versión de este documental que pude encontrar en YouTube fue subida por un canal llamado Mundillo Trans e incluye la reacción de una persona en la parte superior derecha de la pantalla. El fenómeno de las reacciones es algo que no consigo entender, pero en este caso me sirve para plantear un tema que aparece en varias críticas de películas de Frenkel y especialmente en esta: ¿el director se ríe con sus dirigidos o se ríe de ellos, o hay una cuerda floja por la que camina haciendo equilibrio? Este es un debate en el que no me pienso meter pero voy a citar dos casos encontrados. El reaccionador de este video dice: “Todo extremadamente argentino, eso es lo que me desespera a mí de hermosura, que solo acá pasa algo así tan grasa y gede”. Por el contrario, entre los 113 comentarios que tiene la película Amateur que subió el propio Jorge Mario a su canal de YouTube, no hay casi ninguno que sea condescendiente, sino que son, en su gran mayoría, mensajes abiertos de cariño y admiración.

4- En Después de un buen día (2024), vemos a un grupo de personas que canta el tiempo es todo el tiempo, el tiempo es todo el tiempo con la melodía de It ́s a heartache, de Bonnie Tyler. Para ¡Canten, putos! tuve la difícil tarea de explicarle a Bonnie Tyler por mail y en inglés que esta misma canción se canta en las canchas argentinas en distintas versiones, una de las cuales está dedicada a los equipos de Rosario y repite los gatos no se comen, los gatos no se comen. En ese momento no sabía sobre la versión de el tiempo es todo el tiempo, y hubiese sido interesante mencionarla porque sirve para mostrar que en Argentina estos cantitos no solo son usados por hinchadas de fútbol sino también por otro tipo de agrupaciones con un fanatismo en común. Si tuviera que explicarle esta nueva versión lo haría así:

Querida Bonnie: Quizá hayas escuchado versiones de It ́s a heartache en las canchas de fútbol pero lo que sucede en Argentina tiene otra vuelta de tuerca. En 2010 salió la película Un buen día, una historia de amor escrita por un buscavidas que hacía telenovelas exitosas y protagonizada por un actor exagerado y la ex novia de Al Pacino que es también la ex suegra de Leo DiCaprio. La película fue ignorada por el público y defenestrada por la crítica. Pero es tan increiblemente mala que pegó la vuelta y de a poco fue generando un culto, un grupo creciente de admiradores cuyo amor puede ser irónico o sincero o un entrevero de ambas. Eso no importa ahora. Como dice tu colega Fernando Cabrera: ¡Que nadie nos mida el corazón! Como todo culto, estas personas se reúnen cada tanto para adorar a su dios. Como todo culto, tienen sus misas y rituales. Uno de ellos es proyectar la película y repetir a coro sus diálogos más espectaculares, y es en este marco, cuando el actor exagerado le dice a la ex novia de Al Pacino el tiempo es todo el tiempo (piba), que los seguidores juntan sus voces y repiten extasiados esta sentencia con la melodía de It´s a heartache. Hay muchos otros detalles sabrosos, Bonnie, pero con esto alcanza por ahora. Tampoco te preguntes por qué usan esta melodía y no otra para expresarse; es una costumbre y un misterio argentino.

5- Hoy es 9 de mayo y la situación es la siguiente. Ya vi la mitad de las películas de Frenkel y en mi cabeza estoy coqueteando con la idea de que dirija la adaptación audiovisual de ¡Canten, Putos! Es un submundo que está hecho a su medida. Además, creo que podría encontrarle la vuelta al asunto del formato. En estas crónicas hay una especie de investigador que hace mover la historia y el dilema que genera es el siguiente: si lo ponemos solo como voz en off quizá quede un poco aburrido, pero la mera idea de mezclar imágenes de archivo con imágenes y escenas recreadas me genera un temor mucho más profundo que el aburrimiento.

Lo irónico es que empecé a ver las películas de Frenkel por recomendación de uno de los productores con los que ya estoy hablando. Aunque solo sería irónico si quisiera reemplazar una productora por otra. Si lográramos una especie de colaboración quizá podríamos hablar de sinergía, una palabra ya usada hasta la náusea pero que suena mucho mejor que traición en un zoom de productores. En todo caso, me preocuparé por la terminología si esta fantasía sobrevive con el correr de las semanas.    

6- En el Instagram de Nestor Frenkel pude encontrar un enlace a Los visionadores (2021). Dos amigos se vuelven adictos a los policiales argentinos en VHS, películas olvidadas con disparos, diálogos sobre drogas que hoy nos resultan inverosímiles, y actuaciones como las de Ova Sabatini, Mario Pasik, Gerardo Romano, Katka Alemán, Ulises Dumont, y sobre todo Rodolfo Ranni. Hay hallazgos interesantes en ese collage de escenas, pero el cruce con la ficción no me termina de convencer. En un momento los amigos descubren que están atrapados en ese mundo paralelo al que llaman The Rannix, y entonces sucedió algo curioso: me quedé dormido y cuando me desperté vi escenas de una película que también me parecía lejana e inverosímil pero no era policial y no era parte de Los visionadores. Descubrí que durante mi sueño el video había pasado a Vida en marte, una película de Frenkel de 2005, y la apagué sin darle una oportunidad porque no sabía ni quería saber que Frenkel había dirigido ficción.

Lo que sí hice fue mandarle un mensaje por Instagram. Le dije que estoy escribiendo sobre sus películas, le mandé una de mis crónicas como muestra (una de los cantitos de cancha que investiga un posible plagio entre la hinchada de Boca, La joven guardia y Belle and Sebastian) y le pregunté dónde podía ver las cuatro películas que me faltaban. Al día siguiente tuve una respuesta. Me dijo que la crónica le había gustado y me pasó unos enlaces para poder completar mi visionado.

7- El punto siete del decálogo para escritores de Kurt Vonnegut dice: “Escribe para contentar únicamente a una persona. Si abres la ventana para hacerle el amor al mundo, o lo mismo para hablarle, tu historia se agarrará neumonía”. En las películas de Frenkel, cualquiera sea el tema, siempre hay un recorte, hay silencios y cosas omitidas; hay, en definitiva, una mirada, un punto de vista. El proceso de la crónica audiovisual y el de la escrita en el fondo no parecen muy distintos: investigación, recolección, sorpresas imprevistas y sorpresas buscadas, edición, manipulación, hartazgo, cierre.

Frenkel hace el montaje de las películas que dirige y se nota que ese es su juego favorito. En una página escrita puede haber cientos de decisiones de edición, e imagino que en un minuto de película ese número crece. Para alguien que viene de la escritura, delegar el montaje parece algo rarísimo, algo así como delegar la puntuación o el estilo. Hoy que casi todos los documentales de la plataformas están estirados para llenar cuatro o seis capítulos de una hora, el poder de recorte de Frenkel, esos setenta u ochenta minutos que duran sus películas, son una bendición. Volviendo a Vonnegut, el primer punto de su decálogo dice: “Utiliza el tiempo de un completo desconocido de forma que él o ella no sienta que lo está malgastando”. 

8- Con algunos amigos que también están viendo estas películas empezamos a usar a Jorge Mario como índice de entusiasmo: cinco es el tope, o sea el propio Jorge Mario, y cero es la muerte o las ganas de morir. Decimos, por ejemplo, “hoy me levante con el Jorge Mario muy bajo” o “para el fulbito de esta noche ando en dos Jorge Marios y medio”, lo que para Uruguay, donde vivo hace tiempo, es bastante alto. Más allá de la joda, podría trazarse un mapa temático de las películas de Frenkel con Jorge Mario como eje propulsor. El logo de su productora y luego su cara son lo primero que vemos en Construcción de una ciudad (2007), ya que a fines de los setenta había filmado un documental sobre Federación, la ciudad entrerriana que estaba por desaparecer bajo las aguas “como una auténtica atlántida argentina” para permitir la construcción de la represa Salto Grande. Luego de esta participación secundaria aparece como protagonista en Amateur, que trajo como consecuencia a Los ganadores. Frenkel dice que también le debe a Jorge Mario la aparición de El gran simulador (2013), la película sobre el gran mago manco René Lavand, pero no me queda claro cómo fue esa  relación de causalidad. Por lo que pude averiguar, no tuvo nada que ver con Todo el año es navidad (2018), aunque la película deja entrever que Jorge Mario, con ayuda de vestuario, tiene todas las condiciones físicas y espirituales para ser un Papá Noel de primera línea.

Para una idea compleja conviene una prosa sencilla, dice el escritor Cesar Aira. Frenkel asegura que para contar sus historias le gusta usar las herramientas clásicas del documental: entrevistas, imágenes de archivo, voz en off. De esta manera, la trama fluye sin grandes ornamentos de estilo. Todo el año es navidad, por ejemplo, está estructurado como un casting de Papá noeles; hay papa noeles artesanos, dandys, coquetos, místicos, duendófilos, motoqueros, luchadores, militantes, elegidos, hay también un fiolo de papá noeles, y en  esta acumulación se va armando la historia y se difuminan los límites entre la ficción y la realidad.   

9- Estuve leyendo lo que escribí sobre la posibilidad de que Frenkel dirija el documental de ¡Canten, putos! y me pareció un poco vano. Además, sospecho que Frenkel debe recibir más de lo que desearía comentarios del tipo “decime, Nestor, si esto no es como para uno de tus documentales”. De todas formas lo voy a dejar, porque lo sigo pensando, y también porque es fiel a lo que sentí en ese momento: expectativa, pudor, ansias de trascender; emociones tan patéticas y humanas como las de cualquier aspirante a un Estampas de Buenos Aires.

10- “Soy un pedazo de atmósfera”, dice el artista Federico Manuel Peralta Ramos —Federiquito, como lo llamaba su familia y el servicio doméstico— en una canción que luego fue versionada por el elenco de Cha cha cha.

No sé si es porque la estoy mirando un domingo de pre invierno montevideano, pero el inicio de El coso (2022) me da ganas de llorar. Aun así, no puedo dejar de pensar en las formas, y en que esta emoción está provocada por la fuerza conjunta de los retratos, la música y la voz en off. Hay en ese combo una especie de lucha contra la muerte, que es el tema de fondo en casi todas las películas de Frenkel.

Pero pensar en las formas no me arruina el momento. Y además está claro que a Frenkel le gusta mostrar sus hilos. Después de la primera emoción, nos presenta a Damián Dreizic, el actor que va a hacer la voz de Peralta Ramos, vemos cómo va componiendo su personaje, y más adelante, cuando escuchemos su voz actuada, o incluso cuando lo veamos en pantalla —artista, psicodiferente, mago, aristócrata, bebote, adelantado— el truco ya estará en marcha y no habrá forma de distinguir si la emoción nos llega por representante o el representado. No se puede hacer más lento, diría René Lavand.          

En este momento precisaría al menos cuatro Jorge Marios para intentar describir esta película como corresponde. Y es una lástima porque es una de mis favoritas. Hacer una sinópsis tampoco es sencillo. Este es mi mejor intento: “Tengo un algo adentro que se llama el coso, dice el artista Federico Manuel Peralta Ramos en una canción que se vendió en farmacias. El corrector de word, sin embargo, marca la frase como incorrecta, y sugiere sacar el un para enmendarla”.

11- Según los créditos, estas diez películas fueron realizadas con la producción de Sofía Mora, pareja de Frenkel, directora de Método Livingston, un documental maravilloso que podría ser primo hermano de El coso, y de la docuserie Carmel, ¿quién mató a María Marta? (todavía puedo escuchar la voz susurrante del fiscal Molina Pico). Según los créditos, todas estas películas salvo Los visionadores fueron realizadas con el apoyo del INCAA. 

12- En su documental, René Lavand está esperando que le llegue un brazo que le mandaron por correo desde Estados Unidos y parece haber quedado demorado en la aduana. En la película sobre Federación, algunos habitantes quieren hacer la torta más grande del mundo para festejar los veintisiete años de la nueva ciudad que tuvieron que construir desde cero mientras el gobierno programaba la inundación de su ciudad anterior. En su película, Federico Manuel Peralta Ramos, Federiquito, quiere que lo quieran. Esta va a ser la última cita de Vonnegut, lo prometo. En su punto número tres del decálogo dice: “Todos los personajes deben querer algo, aunque sea un vaso de agua”. Y luego agrega: “Uno de mis estudiantes escribió una historia sobre una monja a la que se le quedaba un trozo de hilo dental entre dos muelas izquierdas inferiores, y que no podía sacárselo en todo el día. Me pareció fantástico. La historia trataba de temas mucho más importantes que el hilo dental, pero lo que mantenía la atención de los lectores era la ansiedad sobre cuándo se sacaría finalmente el hilo. Nadie conseguía leer la historia sin rebuscar en la boca con el dedo”.