El gobierno nacional le ha declarado la guerra al sector cultural.
Grita que los criminales son sus enemigos, pero la trampa radica en convertir en enemigos a los que piensan distinto. Cada uno de nosotros somos un criminal en potencia.
El odio no negocia.
Estrenar una película en este contexto hostil es muy particular.
Como parte de la comunidad del cine argentino, repudiamos enérgicamente el modo en que el gobierno ha desfinanciado, desprestigiado y desactivado, en la práctica, una institución fundamental de nuestra cultura como es el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
School Privada Alfonsina Storni fue íntegramente producida por fuera de las estructuras del INCAA, gracias al aporte de una de las pocas personas que invierte en el cine argentino sin restricciones, sin expectativas comerciales, sin condicionamientos estéticos ni ideológicos para con los creadores. Sabemos que se trata de una excepción y, a lo sumo, de una descripción de nuestro modo de producción, nunca de un valor o de una aspiración.
El recientemente designado presidente del INCAA, Carlos Pirovano, ha demostrado su total desprecio por el sector. La entidad se encuentra en una parálisis casi terminal que solo redunda en despidos de trabajadores, en el aniquilamiento de los mecanismos de recaudación y en la desaparición del fondo de fomento.
Estas acciones se sostienen con campañas comunicativas que falsean la historia, cimentan la ignorancia e impulsan el resentimiento social.
Las razones para movilizarse en contra de quienes fomentan la cultura del agravio están a la vista. Pero no son las razones las que resisten. Son los cuerpos. Somos nosotros y nosotras. Cuidemos el BAFICI, cuidemos también el Festival de Cine de Mar del Plata, cuidemos nuestras instituciones. Cuidemos el INCAA, cuidemos la ENERC, cuidemos nuestro cine, cuidemos los lugares de encuentro y de construcción de comunidad.
Esta es una convocatoria a la resistencia y a la movilización activa.
Producción y equipo artístico de School Privada Alfonsina Storni.