“Aprender a entender como se piensa“
Por Fermín Muñoz
La protagonista de Desierto de Namibia no siempre es fácil de querer, y con su ritmo lento y narrativa repetitiva, lo mismo podría decirse de la película en sí. No obstante, esta segunda película de Yōko Yamanaka muestra un lenguaje visual sofisticado y una capacidad para crear personajes fascinantes que solidifica su estatus como una cineasta a seguir. Sumado a la impresionante actuación de Yuumi Kawai como una mujer de la generación Z explorando las profundidades de su salud mental, Desierto de Namibia ofrece una perspectiva refrescante sobre la cultura japonesa contemporánea, rara vez vista en el cine.
Kana, de veintiún años, lleva un estilo de vida caótico en el corazón de la capital japonesa. Va de bar en bar, de cita en cita, de novio en novio, mientras mantiene un trabajo insatisfactorio en una clínica de depilación. Su vida es paradójicamente agitada y vacía; lo primero oculta lo segundo. Del mismo modo, sus comentarios ingeniosos y su naturaleza juguetona forman una convincente charada que oculta una inestabilidad latente. Al ver a Kana comenzar una nueva relación con Hayashi, interpretado por Daichi Kaneko, compartimos su descubrimiento gradual de una joven dañada cuyo camino hacia el autoconocimiento aún está en sus primeros pasos.
Hedonista sin autoconciencia y adicta a la conveniencia, Kana siempre está consumiendo: café, alcohol, comida chatarra o una transmisión en vivo del desierto de Namibia que da nombre a la película. Cuando una importante crisis temprana termina con una caída por unos escalones de concreto, parece completamente contenta de estar en silla de ruedas con Hayashi atendiéndola día y noche. Esta autocompasión cómica recuerda a la reciente comedia negra Sick of Myself de Kristoffer Borgli, ya que Kana disfruta de su nuevo estatus como figura de lástima y atención.
No es la única que vive una existencia tan infantil. A pesar de sus actitudes casi paternales hacia ella, los hombres en la vida de Kana también carecen de madurez y dirección. Uno de los momentos cómicos de la película muestra a Honda, el exnovio de Kana, cayendo de rodillas en lágrimas en medio de la calle, mientras ella lo observa con una sonrisa engreída y nada más que decir que: “eres tan raro”. Gran parte del diálogo de la película transcurre así, con un gesto dramático e infantil seguido de una respuesta irónica. En un momento dado, Honda le dice a una Kana poco convencida: “He aprendido a entender cómo piensas”, pero es difícil creer que alguno de estos personajes pueda conocerse realmente cuando se comunican de manera tan reprimida. A medida que la actual tasa de natalidad decreciente de Japón se introduce en el diálogo, algunas veces de manera sutil y otras no tanto, se puede ver cómo el estilo de vida de Kana podría representar una crítica más amplia a su generación.
Desierto de Namibia se toma su tiempo para revelar su verdadera naturaleza: más allá del mero detritus cultural, el comportamiento destructivo de Kana puede ser el resultado de una condición mental no diagnosticada. La película dura más de dos horas y este desarrollo llega unos buenos 45 minutos más tarde de lo que debería, pero las actuaciones centrales son suficientes para mantener el interés durante un segundo acto inflado. También se ve genial; un ajustado aspecto de relación 4:3 y una serie de primeros planos mantienen las cosas adecuadamente incómodas a medida que Kana se deteriora, mientras que la exuberante paleta de colores de la película y el vestuario inmaculadamente moderno presentan un Tokio vibrante que contrasta con el hastío de los personajes.
Esta protagonista difícil pero cautivadora cobra vida de manera espectacular gracias a Kawai. Su interpretación oscila entre el humor carismático y la devastadora turbulencia interior; a pesar de todas las dificultades que Kana plantea a las personas en su vida, no es un misterio que tantos se sientan encantados por ella. Yamanaka, quien también escribió la película, crea un personaje matizado cuya audaz personalidad es evidente desde la escena inicial. Es brillantemente divertida, pero también infantil y egocéntrica; a menudo al mismo tiempo. Cuando una amiga le cuenta que un antiguo compañero de clase se ha suicidado, su reacción es quejarse sobre la pajilla de papel en su café helado.
Titulo: Desert of Namibia
Año: 2024
País: Japón
Director: Yoko Yamanaka