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Continuará… (2024), de Fermín Rivera y Emiliano Penelas

“El cine que crea comunidad”

Por Sebastián Francisco Maydana

Los objetos generan cierto fetichismo que se exacerba en momentos en los que lo material amenaza con desvanecerse. Sucede así con el libro, con el disco de vinilo, los juguetes, boletos de colectivo… y también sucede con el cine en fílmico. Desde hace un par de décadas asistimos al reemplazo del fílmico por los formatos digitales, por una única razón: costo. Continuará… examina este proceso y busca identificar qué es exactamente lo que se perdería si el fílmico dejara de existir definitivamente.

Parte de la película está filmada en Francia, lo cual es adecuado no sólo porque es allí donde fueron las primeras proyecciones del cinematógrafo, sino porque también allí se reflexionó sobre la digitalización de la industria. Fue Jean-Louis Comolli el que más profundamente evaluó este tema, haciendo la distinción importante entre el cine “digital” y el que él llama “argénteo”. Ahora, l’argent en francés se refiere tanto al mineral plata (clave en el proceso de formación de imágenes en la película fotográfica) como a la plata, el dinero. Y ahí está la principal diferencia entre ambos, que es que en un principio filmar en digital es muchísimo menos costoso que en fílmico. Y digo en principio porque, tal y como se menciona en este documental, a la larga los recaudos necesarios para conservar activos los impulsos electromagnéticos que configuran la película digital son mucho más onerosos que el noble rollo de película.

Hablando de (o en) francés, la palabra séance también tiene varios significados. En un sentido estricto es una reunión, pero lo lindo del caso es que se utiliza para referirse a las proyecciones (une séance de cinéma) haciendo referencia no al acto mecánico de proyectar imagen en movimiento sino de reunir a las personas, acercarlas. Pero también se llaman así las sesiones espiritistas, que buscan contactar con el fantasma de alguien que ya no está. En este sentido, este documental transita el delicado filo entre estas dos acepciones, siendo por momentos celebratorio del enorme potencial cultural y social del cine y por momentos un ejercicio de nostalgia inconducente.

Esa nostalgia que nos da algunos de los planos más memorables de esta película, como aquellos de los cartoneros revolviendo un volquete lleno de latas de películas y atando fajos de cartón con una cinta fílmica, también produce secuencias equívocas. Por ejemplo, se sugiere que el cierre del Espacio INCAA Arte Cinema que quedaba en Constitución se dio en el marco de un proceso general de la industria cinematográfica que estaba reemplazando todos los proyectores de 35mm por proyectores DCP (digitales). Esto puede encajar en el relato del documental, pero no es cierto. Fue Macri. Ese cine cerró en 2017, como muchas otras salas, por una decisión política de dejar de fomentar el cine argentino. Decisión que tristemente tiene continuidad en el presente. Es Milei.

El uso de la primera persona de singular en esta obra resulta extraño, no sólo porque la mayoría de los temas tratados realmente no tienen que ver con la experiencia personal del realizador, sino sobre todo porque no hay un realizador sino dos. A la vez, la primera persona obliga a narrar la propia película, y aquí se revela una limitación importante ya que no sólo el texto está escrito con un estilo más bien académico y por ello adecuado al formato escrito, sino que la narración no logra la naturalidad que un locutor experimentado le daría. Emiliano Penelas y Fermín Rivera son dos directores y técnicos de cine formados, experimentados, y compenetrados con el cine argentino. No sólo su mirada es legítima e interesante, sino que la parte técnica del film es impecable. Es especialmente destacable el tratamiento del paisaje sonoro, pensado para realzar los planos y no para competir con la imagen. El arrullo del proyector de 35mm no cansa, acompaña la experiencia de visionado y termina creando un sentimiento cálido. En cuanto a la imagen, lo maquínico tiene preponderancia, hay muchos planos de cámaras, de máquinas, mostrando una curiosidad cinéfila que recuerda la de Dziga Vertov.

Entre nostálgico e informativo, siempre bien documentado e interesante, Continuará… hace honor a su nombre porque apuesta a la continuidad del cine que se puede tocar, que se puede oler, que es personal y único. El cine que crea comunidad, que se experimenta en conjunto. Y que efectivamente va a continuar existiendo porque esa comunidad ya existe y no va a aflojar.

Titulo: Continuará…

Año: 2024

País: Argentina

Director: Fermín Rivera y Emiliano Penelas

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