“Abrir el abanico”
Por Javier Grinstein
Serge Daney, colaborador del Cahiers du Cinema escribió en 1992 un texto que confiesa que su carrera como crítico se organizó alrededor de un texto de Rivette que defenestra a una película de Pontecorvo, Kapo. ¿Por qué? Porque el director decidió filmar el suicidio de su protagonista en el clímax de la película mediante un travelling que estetiza la muerte. La vuelve espectáculo.
Daney, pesimista, cree que para esa época (los 90 ‘s) la comunidad audiovisual no se había enervado lo suficiente como para evitar esas prácticas sino que con la televisión se volvieron más frecuentes e insensibles.
Ya pasaron otros 30 años de esa realidad y nos cabe preguntar cuánto o cómo cambió esta sensibilidad en la era de la hiperconectividad, el hipertexto y la cultura visual.
Una hipótesis que me atrae como punto de partida es una que piensa que hoy, el artista ES su obra.
Porque, por un lado, es difícil esquivar al artista por fuera de su obra. No chocarlo en sus redes sociales; no hacer caso a sus opiniones, su vida privada, su historial. Y porque el material que construye más legitimidad en la crítica, sobre todo para artistas incipientes, es la autoficción. En un mundo que políticamente reclama la necesidad de diversificar y ampliar el abanico de voces que nos llegan, puede incluso ser un poco mal visto un imaginario que se aleja de la biografía de su creador.
Entonces, uniendo estos cabos, ¿se puede plantear la abyección de Daney ante la historia trágica del artista? ¿Ya estamos más allá del debate sobre la forma y la ideología?
Miryam Charles es descendiente de haitianos y canadiense. Tiene un recorrido hecho como cineasta de cortometrajes y directora de fotografía. Para su ópera prima decidió combinar el documental con el ensayo poético y ficcional. Cuenta “una historia imposible”.
Una narradora mira a cámara y repite una serie de eventos biográficos. Las imágenes también a lo largo de la cinta se van repitiendo. Vamos entendiendo que la repetición es la lucha por contar y lidiar con el dolor. La película de Charles va hasta donde puede con este doloroso recuerdo familiar. Hasta donde puede y quiere.
Su prima Tessa, nació y fue asesinada en Stamford, Connecticut, a los 14 años. Nunca conoció Haití. No pudo ver a toda su familia reunida y celebrar un futuro próspero y seguro. Charles propone rápidamente un plano que condensa el manifiesto de su película. Dos actrices, representando a su prima Tessa y su tía, están acostadas en un set de filmación, sobre un montoncito de arena que hace las veces de mirador de playa; frente a una pantalla montada en una pequeña estructura de hierro en la que se proyecta un paisaje de Haití. “Todo es posible acá”, dice Tessa.
Cette Maison, combina en 16mm, escenas lyncheanas, teatrales, como cuadros de Caravaggio o números de All That Jazz, en las que se tocan las notas más oscuras que el recuerdo se permite mostrar; otras escenas luminosas como composiciones de Tarkovsky que están conectadas con el deseo y la potencia de ver a su prima, llenas de naturaleza y vida; montajes que juntan a Tessa con los paisajes haitianos que nunca pudo conocer en vida; música incidental potente y dramática, números musicales tiernos, poesía. A su vez, plantea una descomposición de la línea temporal en sintonía con lo que propone Lucrecia Martel, evitando someterla a concentrar su sentido en el final.
Miryam Charles usa, sobre todo, para contar la historia que puede, su propia vida. Las plantas que vemos son suyas, algunos muebles, las canciones que cantan son las que le cantaba su madre, la comida tradicional de Haití que enseña es la que le gusta comer.
Volviendo a la encrucijada de Daney y el debate ideológico de la forma adelanto que a lo que llego con Cette Maison es a una pared. Pero a una pared que me obliga a salir hacia arriba.
Ya no pensando si la película de Charles le hace justicia a su recuerdo y nos propone la distancia adecuada. Entre ella, lo que filma y lo que nos muestra. Sino abriendo la pregunta de si ella (y nosotros con ella), se debe más a ese recuerdo que a su propia obra. Encuentre la forma que encuentre.
Si es que hay algo para concluir, puedo aventurar que abrir el abanico de voces requiere, inevitablemente abrir el abanico de formas y encontrarnos con distintas formas de lidiar con la memoria y con el arte.
Titulo: Cette maison
Año: 2022
País: Canadá
Director: Miryam Charles