¡Caigan las rosas blancas! (2025) de Albertina Carri

“¡Laroyê, Exú! Los caminos abiertos

Nathália Oliveira

1. El camino de Violeta

Violeta, una joven directora de cine, huye de un set de rodaje. El personaje interpretado por Carolina Alamino está claramente en conflicto con los engranajes de la industria cinematográfica en la que está inmersa. Hay un cierto mecanicismo entre las trabajadoras del set, como en la forma en que una cadena de personas se comunica por radiotransmisores en el estudio para hacer llegar las plantas que la directora dice necesitar para filmar la escena. Violeta huye no solo del set, sino también de la ciudad de Buenos Aires. Junto a tres mujeres más, la protagonista de la nueva película de Albertina Carri, que se estrena en el Festival de Rotterdam, roba una camioneta escolar. Algo así como Priscilla, pero no la que viaja por el desierto australiano, sino su versión latinoamericana, que atraviesa el norte de Argentina hasta llegar a Brasil. En el camino, las cuatro amigas se cruzan con una serie de personajes y situaciones que transitan entre el erotismo, el miedo, la amistad y el misticismo. Presentada como alguien a quien le atrae la sumisión, el viaje de Violeta parece ser el de encontrar el equilibrio entre esta inclinación y la necesidad de ejercer autoridad en su rol de directora de cine.

 

2. El camino hacia la naturaleza

Las viajeras cruzan fronteras geográficas y lingüísticas en un camino que sale de la urbana Buenos Aires, pasa por un paisaje más verde en Misiones hasta volver a lo urbano en São Paulo y de ahí al océano Atlántico, en la costa brasileña. Podría decir que este camino tiene las plantas como su signo recurrente en la película. Carri nos señala esto ya en las primeras imágenes en el estudio de donde huye Violeta: un árbol escenográfico y plantas de plástico. La protagonista está infeliz en un mundo artificial. Cuando salen a la ruta, la naturaleza se va haciendo más y más presente, mientras Violeta parece reconciliarse consigo misma y con su profesión.

Incluso en São Paulo, la metrópolis más grande de Latinoamérica, Carri imprime la naturaleza al registrar a sus personajes caminando entre muchísimas flores y plantas reales en la icónica Feira de Flores de la CEAGESP (Companhia de Entrepostos e Armazéns Gerais de São Paulo), conocida como Feria de Flores de la Madrugada. Y esa presencia de las plantas va predominando hasta prácticamente una fusión total entre estas mujeres y el mundo natural.

 

3. El camino de la invención

Carri abre la película con una cita al filósofo, político y escritor Simón Rodríguez (1769-1854). En la frase “o inventamos o erramos”, el venezolano sintetiza su pensamiento respecto a los caminos y posibilidades que el pueblo latinoamericano tendría por delante, influyendo con sus ideas al libertador Simón Bolívar, que fue su alumno. La frase parece sedimentar el camino de invención que Carri recorre en la película, disponiéndose de lo fantástico tanto en lo estético como en lo narrativo.

Los personajes entran y salen de diferentes circunstancias muchas veces de manera abrupta o nonsense, como en la escena en que suben a un helicóptero que no se sabe de dónde viene y tampoco importa. Lo importante es seguir adelante, movidas por la invención, que se puede interpretar como una metáfora de la realidad de grupos marginalizados socialmente, como las mujeres, las lesbianas, las artistas del cine autoral, las latinoamericanas y otros, que siempre han utilizado la invención como forma de sobrevivir.

Estos grupos, según la mitología yoruba, son protegidos por Exú, una entidad de las religiones de matriz africana Umbanda y Candomblé, que aparece en la película en dos momentos como un guía para Violeta. Exú es el guardián de los caminos, el que tiene el poder de abrirlos y protegerlos. “Laroyê, Exú!” es un saludo que se hace a esta entidad en yoruba, idioma hablado en regiones del continente africano que hoy forman parte de países como Nigeria, Togo y Benín.

Si hay algo que queda a medio camino en esta dinámica de invención, es la dirección de las actrices, que opta por una interpretación más naturalista aunque todo a su alrededor se mueva en otra frecuencia. Esto genera una cierta desconexión en el lenguaje de la película que, por un lado, te invita a lo fantástico y, por otro, no se deja transbordar a través de las actuaciones.

 

4. El camino de Albertina Carri

¡Caigan las rosas blancas! es el séptimo largometraje de Albertina Carri, cuya contribución artística va más allá del cine, pasando por video-instalaciones, televisión y literatura. Las referencias de cada uno de esos caminos están puestas a lo largo de esta nueva película: hay momentos en que el escenario de un departamento parece una instalación artística, otros son de puro registro documental de la ciudad de São Paulo, y el desenlace de la película parece indicar un deseo de la directora de escapar hacia la literatura.

Coincidentemente, en una entrevista reciente publicada en el canal de YouTube de Penguin Libros, Carri afirma que le gustaría dedicarse más a la literatura que a hacer películas. Tal vez ¡Caigan las rosas blancas! represente esta encrucijada personal y artística donde una cineasta deja en forma de ofrenda a Exú su material fílmico (representado por una tarjeta de memoria) para que la entidad le abra el camino hacia la invención de otras manifestaciones artísticas.

Titulo: ¡Caigan las rosas blancas!

Año: 2025

País: Argentina

Director: Albertina Carri