Bueno, bueno… (2023), de Clara Rizzo

“Exploraciones”

Por Daniela Moure

Bueno, bueno... es un documental autobiográfico que explora de forma íntima las complejidades de la remembranza y la interconexión a lo largo de tres generaciones de mujeres en la familia. La directora, Clara  Rizzo, profundiza en las heridas transmitidas a través de los linajes femeninos, a partir de la pérdida de memoria de su abuela y el dolor perdurable de su madre. El corto revela elementos de encanto, leyenda y desplazamiento como fuerzas orientadoras en este viaje introspectivo, donde se cuestionan las formas de continuar a pesar del dolor y los misticismos para superar momentos destructivos. 

Algo realmente interesante es el planteo de la pregunta fundamental:  ¿Qué necesitamos recordar y qué podemos dejar de lado que ya no nos sirve? La memoria emotiva surge a través de aromas, canciones, colores y movimientos, devolviéndonos recuerdos de forma inmanente, incluso en momentos ilusorios y existenciales, creyendo fervientemente en su existencia. Sin embargo, estos recuerdos se desmoronan ante la realidad tangible y palpable. También explora cómo se elige o no el lugar de la herida y cómo se busca la propia identidad, a menudo desconocida en la impronta de la tristeza. El silencio se convierte en un refugio, pero cuando los árboles cantan, un nudo se forma en la garganta. La protagonista busca encontrar nuevamente en esos lugares que llenan de aire todo el cuerpo, pero la huella de la perdida es inalienable e infinita, acompañando y construyendo una fortaleza interior aún más poderosa.

¿Cuantas veces se pide una señal? ¿Que rol cumple la fe, la propia fe de creer en uno mismo? ¿Donde se posiciona? ¿Por que hay alivio en la confianza mística? pues para salvarse muchos reclaman un mensaje desde la tierra. Por que el corazón invadido de tristeza y de poco entendimiento necesita una razón. Las lagrimas que protegen o  desmembranan, pero.. ¿que se hereda de todo eso?

Este documental experimental tiene recortes compositivos que funcionan como un gran disparador de emociones. Hay un recorrido fotográfico sensorial y cálido que aboca a una reflexión cargada de belleza. Los pies, la tierra, el terreno, el territorio. ¿Donde están nuestro pies? Abraza bien fuerte, abraza por mas tiempo a esa persona que protege tus palabras en el silencio. Encontrate en el fuego y refúgiate. Todo el mundo se mueve para liberarse.