Cuando las palabras prefieren no transformarse

Por Pablo Gross

En B for Bartleby, Angela Summereder emprende una travesía cinematográfica que no busca simplemente adaptar un texto literario, sino dialogar con él, desmontarlo, hacerlo respirar en un nuevo lenguaje. Su película-ensayo, presentada en la Viennale 2025, parte de la historia escrita por Herman Melville en 1853, Bartleby, el escribiente, pero no se limita a trasladar esa fábula sobre la resistencia pasiva a la pantalla. Lo que Summereder propone es algo mucho más arriesgado: convertir el acto mismo de traducir —de pasar de la palabra a la imagen— en una reflexión sobre la pérdida, la memoria y el deseo de cumplir una promesa.

El impulso original proviene de Benedikt Zulauf, pareja de la directora, fallecido antes de poder realizar su sueño de filmar Bartleby. En ese gesto de retomarlo y hacerlo realidad, Summereder no solo continúa una idea inconclusa, sino que construye un espacio donde lo íntimo se entrelaza con lo literario. Su película es tanto un homenaje como una búsqueda. En ella, Melville se cruza con Zulauf, y Bartleby se convierte en una figura doble: la del hombre que se resiste a participar en un sistema que lo oprime y la del compañero ausente que dejó su deseo suspendido en el aire. El film nace, así, en ese terreno de intersecciones donde el duelo y la creación se confunden.

La directora evita el camino fácil de la representación. No intenta “contar” la historia de Bartleby, sino explorar lo que esa historia provoca en quienes la leen, la recuerdan o la encarnan. La cámara recorre espacios donde las palabras de Melville parecen resonar en los muros, en las voces que las recitan, en los silencios de quienes las escuchan. Hay lecturas, fragmentos, performances, discusiones. Todo ocurre en un vaivén entre pasado y presente, entre la casa de Melville en Massachusetts —convertida en museo y escenario— y los ecos de la vida de Zulauf, que trabajó durante años en el Archivo Fílmico Austriaco, rodeado de textos, imágenes y fantasmas del cine. El resultado es un ensayo sobre la imposibilidad de una traducción perfecta. Summereder parece decirnos que cada intento de convertir una palabra en imagen es también una forma de pérdida, pero una pérdida necesaria, fértil, capaz de generar nuevas lecturas. “Preferiría no hacerlo”, decía Bartleby, y esa negativa —aparentemente simple— se vuelve, en el film, un principio poético. Rechazar no es negarse al mundo, sino abrir la posibilidad de otro lenguaje, de otra manera de estar en él. En ese sentido, B for Bartleby es tanto una reflexión sobre la literatura y el cine como una declaración de libertad creativa.

A medida que el film avanza, el texto de Melville se disuelve en las experiencias de quienes lo interpretan. Ya no se trata de reproducir una historia, sino de dejarse atravesar por ella. Las lecturas colectivas, las escenas en museos o las imágenes de jóvenes jugando al fútbol —aparentemente inconexas— se funden en una misma corriente que desborda cualquier estructura narrativa. Summereder no busca una forma cerrada, sino una respiración, una correspondencia emocional con lo que se perdió y lo que aún perdura.

Lo personal se convierte entonces en político. La figura de Bartleby, ese escribiente que “prefiere no”, resuena como una metáfora de resistencia frente a la productividad forzada, la alienación y las lógicas de control que rigen nuestras vidas. Pero aquí esa resistencia no se enuncia con violencia, sino con ternura, con un gesto de contención que a la vez es afirmación. Summereder transforma el “preferiría no hacerlo” en una forma de decir sí a otra clase de cine: uno que no obedece, que escucha, que se permite titubear. La película termina con una serenidad que no es clausura, sino apertura. En la quietud de una tarde en el Archivo Fílmico Austriaco —el lugar donde Zulauf trabajó—, las palabras de Melville y las imágenes de Summereder se reconcilian. Ya no importa quién escribió o quién filmó, sino el hecho de que alguien quiso hacerlo, que hubo un deseo compartido de transformar una historia en un gesto de amor y persistencia. B for Bartleby es eso: una elegía luminosa sobre la necesidad de seguir creando, incluso cuando las palabras parecen resistirse a convertirse en imágenes.

Titulo: B for Bartleby 

Año: 2025

País: Austria

Director: Angela Summereder