Aquí y allá (2019), de Melisa Liebenthal

“Viaje virtual”

Por Ian Quintana.

Aquí y allá (2019) es un cortometraje que reflexiona sobre el uso de las herramientas tecnológicas de geolocalización en la vida cotidiana y cómo las mismas han modificado nuestro sentido de la distancia y la pertenencia. La búsqueda del hogar es la principal inquietud de su directora Melisa Liebenthal, argentina que reside en París. El deseo de entender su propia historia la lleva a preguntarse sobre sus antepasados, su casa de la infancia, la de sus padres y su residencia actual. Desde su estudio en Paris, logra unificar estos lugares gracias al software Google Earth, que le permite en tan solo unos clicks hacer viajes virtuales que décadas atrás llevarían días o semanas.

En un mundo cada día más globalizado e interconectado mediante redes digitales surge con más fuerza la pregunta sobre la distancia. Los cuerpos se vinculan digitalmente y ese hecho potencia el aislamiento físico mientras fortalece el contacto virtual. Debido a la fugacidad de los momentos y la fragilidad de los lugares en los que vivimos, la existencia se percibe como un tránsito constante. Mediante una pantalla, podemos estar en cualquier lugar del mundo y percibirlo con total integridad. Liebenthal enciende entonces su monitor para observar su mundo y el de sus antepasados. En ese viaje se pregunta cuál es un hogar, cómo llegó a su momento actual, qué hechos azarosos la llevaron a nacer en Argentina, a vivir en Francia o a tener un pasaporte Alemán; qué momentos clave constituyen en fin su lugar en el mundo. Mediante el conocimiento de las generaciones que la precedieron, el lugar que habitaron, las distancias recorridas y los vínculos generados Liebenthal puede percibir mejor su presente y así entender cuál es su verdadero hogar.

Los métodos analógicos y virtuales se entremezclan y se funden en el recorrido que realizamos junto a ella. Se genera así una fragmentación del mundo, desde su aspecto virtual al hacer uso del zoom para acercarse a los pixeles de la imagen, como en su forma analógica, cuando asistimos al estudio de la directora en París, dirigiendo la propia obra que estamos viendo, mostrando fotografías de los lugares explorados, pero también descomponiéndolos, como si ya no fuera necesario estar en una pantalla para ver el mundo en forma virtual. Las transiciones entre los distintos métodos hacen del recorrido un viaje onírico digital que logra cruzar tiempos y espacios al compás de la reflexiva voz de la directora. Todo confluye en la actualidad, en el tiempo presente y Liebenthal nos invita a preguntarnos sobre nuestro propio lugar en el mundo, sobre nuestro propio hogar.