Animalia Paradoxa (2024) de Niles Atallah

“La Metamorfosis del Ser”

Por Kristina Balduzzi

Animalia Paradoxa, la más reciente obra del cineasta chileno Niles Atallah, emerge como un desafío visual y conceptual, situado en un universo post-apocalíptico en el que la realidad y el simbolismo se entrelazan, creando una experiencia cinematográfica que cautiva y desconcierta a partes iguales. Este film plantea un mundo desolado donde las interacciones de un protagonista enmascarado con otros seres encarnan una serie de intercambios tan desconcertantes como reveladores. En esta propuesta audaz, Atallah invita a sumergirse en una narrativa no lineal, una especie de rompecabezas en la que cada pieza parece intencionalmente fuera de lugar, sugiriendo más de lo que explícitamente revela.

El filme se centra en un enigmático personaje con máscara de gas que, en un ciclo continuo de trueque, intercambia bienes por alimentos, luego canjeados por humedad que extrae del cabello de otro ser. Esta agua recolectada termina en una bañera que el protagonista anhela llenar, como si fuera su refugio o incluso una simulación de un océano perdido. La figura parece querer transformarse en un pez, o tal vez ya lo sea en su interior. Aquí, Animalia Paradoxa explora el deseo de una conexión primigenia con un mundo natural irremediablemente devastado. La esencia misma de este personaje anfibio, interpretado de forma hipnótica por Andrea Gómez, transmite un anhelo profundo por un pasado o una existencia diferente, un eco de lo que quizás alguna vez fue su naturaleza.

La narrativa está marcada por un ciclo de intercambio y consumo, que sugiere una crítica sutil hacia la explotación de recursos y el desgaste ambiental que llevó al mundo del filme a su trágico estado actual. Un personaje de tono sectario proclama que “el océano no existe”, mientras lidera a un grupo de seguidores en un acto de destrucción. Atallah parece querer destacar, en este desgarrador ciclo de conservación y destrucción, la fragilidad del equilibrio ecológico y la inevitable ruina que conlleva su colapso. La presencia de estos fanáticos, que encuentran en la devastación una suerte de propósito, contrasta con la resistencia silenciosa del protagonista, que persiste en su búsqueda por el agua y el mar.

En cuanto a la forma, Animalia Paradoxa se nutre de un enfoque experimental y estético, donde el cine se convierte en un laboratorio de exploración visual y narrativa. Atallah, cofundador de la productora chilena Diluvio, que ha dado vida a proyectos tan innovadores como La Casa Lobo, sigue apostando por un cine que desafía las convenciones. Su propuesta aquí incluye secuencias en stop-motion, imágenes de criaturas marinas en blanco y negro, y un uso de texturas que parece trascender la pantalla. En muchos sentidos, la película recuerda a cineastas como Tarkovsky, especialmente en la construcción de un espacio único, al estilo de la “Zona” en Stalker, donde las reglas convencionales se diluyen, y cada rincón del escenario evoca un universo interior más complejo.

La actuación de Andrea Gómez destaca en el film, donde encarna a un personaje que habita los límites entre lo humano y lo animal. Gómez se desplaza de manera singular, en contacto constante con el suelo y las paredes, dotando a su personaje de una fisicalidad que mezcla el anhelo y la desesperación. Este ser anfibio que intenta resguardarse en una bañera llena de restos, como si fuera su única conexión con el océano, es una figura trágica que parece vivir en un constante estado de espera, buscando, en cada intercambio, una chispa de vida que tal vez ya no exista.

En este oscuro relato, Atallah recurre a elementos visuales cuidadosamente seleccionados para crear un mundo que es a la vez tangible y surrealista. Objetos ordinarios se convierten en símbolos de una realidad destruida: juguetes rotos, fragmentos de madera y metal, telas y barro, todo ello se despliega como un recordatorio de lo que una vez fue la vida humana. El enfoque del director permite una narrativa visual rica, que se vale de estos elementos para construir un paisaje emocional denso, donde cada detalle sugiere una historia de pérdida y decadencia.

Animalia Paradoxa desafía las expectativas de lo que el cine puede ser, presentándose como un objeto de arte multisensorial que, en lugar de ofrecer respuestas o mensajes directos, incita al espectador a interpretar y a sentir. Es un ejemplo de cómo el cine experimental puede provocar una experiencia íntima, despojando al espectador de la seguridad que ofrecen las narrativas tradicionales. Este enfoque elusivo, que rehúye la categorización fácil, es sin duda uno de los mayores logros de la película y deja una impresión duradera, no solo como una visión post-apocalíptica inquietante, sino como una obra que invita a repensar nuestra relación con el entorno y con nosotros mismos. Atallah logra crear una atmósfera que va más allá de los límites de la pantalla, donde el silencio del protagonista y su conexión con la bañera nos llevan a un estado meditativo, preguntándonos si acaso no estamos también nosotros buscando nuestro propio océano perdido.

Titulo: Animalia Paradoxa 

Año: 2024

País: Chile

Director: Niles Atallah