Pelin Esmer regresa con And the Rest Will Follow, un filme que se adentra en los laberintos de la identidad, la narración y la soledad a través de la figura de Aliye (Merve Asya Özgür), una joven que encuentra en el cine y en la figura de su director favorito, Levent (Timuçin Esen), un refugio para escapar de su monótona y alienante rutina. Lo que comienza como una mera admiración se convierte en una extraña forma de comunicación: Aliye, obsesionada con compartir su historia, le envía mensajes de voz a Levent, quien al principio los recibe con indiferencia, pero luego, quizás por curiosidad o aburrimiento, termina convirtiéndose en un oyente atento.
La película se estructura en torno a estos relatos fragmentados que van revelando capas de abandono y desarraigo. Ni Aliye ni Levent parecen encajar del todo en el mundo que habitan, y la autoilusión es un tema recurrente en sus vidas. Aliye juega con la ficción para dotar de significado su existencia, mientras que Levent, un director en crisis creativa, se ve empujado a reconsiderar su propio arte a través de la mirada de la joven.
Uno de los grandes logros del filme radica en la construcción de su atmósfera melancólica, subrayada por la fotografía de Barbu Bălășoiu, que captura con calidez los espacios cerrados del hotel donde trabaja Aliye y donde se desarrolla buena parte de la historia. Allí, en el bar “Aspasia”, convergen personajes secundarios como Macid (Cüneyt Yalaz), una mujer de la alta sociedad (Nur Sürer) y el abogado Ahmet (Mehmet Kurtulus), quienes, con sus propias historias de desamor y desilusión, actúan como catalizadores del proceso creativo de Levent.
Esmer maneja con destreza la metanarrativa, haciendo que And the Rest Will Follow se convierta en una reflexión sobre el poder de la ficción. A través de la figura de Aliye, la película explora cómo las historias que nos contamos a nosotros mismos pueden ser tanto un refugio como una trampa. En un momento clave, Aliye se sube al escenario de la sala de cine vacía y recita su monólogo, ocupando simbólicamente el lugar de los cineastas a los que admira. Al mismo tiempo, Levent intenta exorcizar sus propios fantasmas a través de la realización de un cortometraje inspirado en su infancia, un gesto que, en última instancia, se siente como un eco de la valentía de Aliye para confrontar sus propios miedos.
Si bien la película tiene una premisa fascinante y momentos de gran profundidad emocional, su estructura dispersa y su tono excesivamente contenido pueden generar cierta desconexión en el espectador. Esmer juega con la idea de que la historia se construye en el proceso mismo de contarla, pero en ocasiones esta estrategia resulta demasiado abstracta, dejando la sensación de que algunas ideas quedan inconclusas. Sin embargo, lo que And the Rest Will Follow deja en claro es que la narración no solo es un medio de expresión, sino una necesidad humana esencial, incluso cuando las historias que contamos no sean del todo ciertas.
