Algo viejo, algo nuevo, algo prestado (2024), de Hernán Rosselli

El maestro Ángel Faretta acostumbra a decir que el cine llegó a su fin porque ha cumplido con todos aquellos objetivos que se había propuesto. Uno de los más destacados fue ponerle una cuña, crear una tercera posición entre el mundo capitalista liberal y el mundo comunista o ateo. De allí en adelante, sugiere Faretta, el cine debe usarse como un instrumento de pensamiento igual que la filosofía. Tomando en cuenta las palabras del autor de El concepto del cine intentaremos hacerle tributo a su invitación.

En la producción cinematográfica de Hernán Roselli, las escenas que integran la película se inscriben y se complementan considerando los films de Raúl Perrone o de José Celestino Campusano. Historias de personajes que habitan submundos del conurbano bonaerense intentando desdibujar las fronteras entre la legalidad y la ilegalidad, condiciones que pueden pensarse a partir del film de Roselli. Criaturas triviales y desesperadas que conviven en una delgada línea de fuego donde los lazos familiares se entrecruzan con la sangre. Los personajes revisten fatalidad y secretismo. Con el paso del tiempo, todo lo que sostiene el negocio clandestino comienza a resquebrajarse a medida que la sospecha sobre hijos extramatrimoniales y confusos asesinatos avanza. Alrededor del secreto y la clandestinidad, aparecen figuras pintorescas que coquetean con la tragedia y el chantajismo. Para sobrevivir al derrumbe del negocio y adecuarse a los cambios estructurales de cada época, el grupo se abroquela descosiendo por igual límites morales que al mismo tiempo son los que terminará por destruirlos.

El film porta en su núcleo genético dosis de las más tradicionales películas de gangster ́s, pero, aunque esto último parezca algo evidente, sirve para pensar las tramas ilegales que crean lazos de comunidad que, en ciertos momentos, quizás vitales, ligan a la sociedad para siempre. Tal vez, el maestro Faretta tenga razón cuando afirma que el cine llegó a su fin en el sentido que logró todos sus objetivos y que hay que usarlo para pensar como se hace con la filosofía.