Acá y acullá (2018) de Hernán Khourian

Entre el dolor y los sueños

Por Belén Paladino.

Cómo entrelazar muchas historias y voces en un único relato; cómo referirse a lo personal sin perder de vista lo colectivo e histórico; cómo lograr que distintas generaciones reflexionen en torno a un legado común.

Estas problemáticas son exploradas por Hernán Khourian en su nuevo documental Acá y acullá. En un taller de cine que dictó hace unos años en un colegio armenio de la localidad de Lanús, invita a un grupo de alumnos a indagar sobre el propio pasado. Este gesto es fundacional y es el que estructura todo el documental, a partir de esta invitación comienza a ponerse en palabras historias que estaban silenciadas, surgen imágenes, árboles genealógicos y se despliegan mapas.

Khourian invita y habilita a una generación muy joven a preguntar, a interrogar a sus padres y familiares sobre el genocidio armenio y la diáspora, en definitiva, sobre la propia historia. De esta manera comienza a hilvanarse el pasado, presente y futuro de una comunidad y el dolor y silencio comienza a transformarse en otra cosa al ser reinterpretado por una nueva generación. El aula funciona como laboratorio donde se comparte, discute, se ve material y los chicos toman un posicionamiento claro respecto al que hacer cinematográfico: todos podemos hacer cine, y quizás su esencialidad sea su carácter colectivo que abarca tanto la realización como la proyección. Esta idea de lo colectivo va más allá de lo discursivo, Khourian la articula a través del montaje como recurso principal amalgamando y superponiendo varias capas de imágenes, la pantalla se multiplica, desborda, la tecnología aparece como herramienta fundamental para esta multiplicidad. Sin embargo, por momentos el recurso tiende a perder algo de su sentido original al ser utilizado de forma constante.

A partir de la visualización de un fragmento de Nanuk el esquimal (1922) de Robert J Flaherty nace la premisa “el cine trabaja con lo desconocido”. Mientras que Flaherty se desplaza a una tierra lejana para registrar esas imágenes, Khourian amplía la noción de lo desconocido no pensado únicamente en su carácter lejano y ajeno. Dentro de lo desconocido también hay lugar para lo cercano y cotidiano. La propuesta es indagar en la cercanía con lo desconocido. El cine parece la herramienta más adecuada para hacerlo, habilita a descubrir lo íntimo de una familia, de una comunidad. Es una excusa para preguntar, genera un espacio donde es posible la articulación de la palabra y la escucha. El cine puede acercar a una verdad escondida, ayuda a correr un velo de silencio y dolor. La reflexión en torno a la aparición es acompañada por las palabras de la escritora Ana Arzoumanian, que en gran parte de su obra ha indagado sobre el genocidio armenio y establecido un vinculo directo con la última dictadura cívico militar en la argentina. La autora afirma que no contar las desapariciones implica hacer desaparecer, la imagen y la palabra tienen el poder y la fortaleza de hacer aparecer. Es asumir ese dolor, hacer decible lo indecible. La imaginación es el lugar posible donde alojarse luego del desarraigo, la orfandad, la cercanía con la muerte. Arzoumanian refuerza está idea citando una entrada del diario de Jonas Mekas “Las personas caminan sin rumbo, esperan. Siento que no estoy en Europa ni en América. Siento que no estoy en ningún lugar, al borde un espacio vacío entre el dolor y los sueños.” El diálogo entre Arzoumanian y Khourian se entrelaza y propone dejar como legado algo más que el silencio, llenar ese espacio vacío entre el dolor y los sueños. El cine puede acortar esas distancias, ¿acaso no se ubica entre el dolor y los sueños?

Acá y acullá amalgama las voces de Khourian con la de sus alumnos, las voces de sobrevivientes y familiares, la de Arzoumanian que se entrelaza con la de directores y directoras que son citados e incorporados al propio discurso. En este coro de voces todas tienen la misma jerarquía, todas son necesarias e indispensables para dar cuenta de una historia común, todo fragmento es una pieza fundamental. A partir de los discursos de los otros es posible articular el propio, contar la propia historia implica contar la de la comunidad. Lo familiar se vuelve colectivo, lo intimo se torna político- recordar es un gesto profundamente político-. Khourian logra que todas las historias formen parte de una sola pieza, un bordado único y valioso, digno de ser revisado y continuado por los que vendrán⚫

Titulo: Acá y acullá

Año: 2018

País: Argentina

Director: Hernán Khourian

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