“Estado emocional”
Por Kristina Balduzzi
El cortometraje narra la historia de Chunlei, un adolescente recién liberado de prisión, que es recogido por su padre. Desde el principio, el tono de la película se establece con una atmósfera densa y pausada, mientras los dos viajan por paisajes helados. Las noticias en la radio informan sobre deshielos y desbordamientos, una metáfora que refleja el estado emocional de Chunlei, cuya vida está a punto de enfrentarse a un cambio inesperado.
La relación entre padre e hijo es el núcleo de esta historia, marcada por la tensión y la distancia emocional. A través de pequeños gestos —como el padre lavando la espalda de Chunlei en un baño público— la película explora la desconexión que existe entre ellos. La cinematografía, a cargo de Cong Zhou, destaca por sus encuadres cuidadosamente compuestos, donde los personajes a menudo parecen al borde del cuadro, lo que refuerza el tema del aislamiento y la alienación. Esta técnica recuerda ligeramente al estilo del cineasta Hou Hsiao-hsien, particularmente en la manera en que el entorno y los personajes se funden en una narrativa visual cargada de simbolismo.
A lo largo del film, se muestran encuentros fortuitos que, aunque breves, añaden profundidad a la historia. El momento en el que Chunlei escucha una conversación telefónica incómoda de su padre y el cruce de miradas con una joven en un restaurante, subrayan su desconexión del mundo que lo rodea. El ritmo pausado de la película, acompañado por una edición lenta y meticulosa, intensifica la sensación de una vida atrapada en un ciclo de incertidumbre. En definitiva, el cortometraje logra crear una reflexión sutil sobre la reintegración, la alienación y los lazos familiares a través de una narrativa visual poderosa y un tono sombrío que, sin embargo, deja espacio para la esperanza.