Algunas notas sobre la charla “Casting en la era de la tecnología: descubriendo el alma de una historia” en el festival de Thessaloniki 2025

El sábado 1 de noviembre, el público del 66º Festival Internacional de Cine de Tesalónica asistió a una inspiradora masterclass titulada “Casting en la era de la tecnología: descubriendo el alma de una historia”. La charla, organizada en colaboración con la International Casting Directors Association (ICDA), exploró el papel crucial del casting en la creación cinematográfica y cómo las nuevas tecnologías están transformando esta práctica.

El encuentro, moderado por Alexandros Diakosavvas, coordinador artístico del festival, reunió a destacadas figuras del sector: las directoras de casting Tanja Grunwald, Ingvild Koldset Høga y Lucinda Syson, junto con David Zitzlsperger, responsable de la plataforma digital Filmmakers Europe. Diakosavvas subrayó la relevancia del momento para la profesión, recordando que tanto la Academia Europea como la Academia de Hollywood han incorporado recientemente un premio dedicado al casting, un reconocimiento que marca un hito para el oficio.

Lucinda Syson, reconocida por su trabajo en películas como Gravity, Batman Begins y Los hijos del hombre, celebró esta distinción como una victoria tras años de esfuerzo por visibilizar el aporte creativo de los directores de casting. A su vez, Tanja Grunwald —colaboradora de autores como Ruben Östlund y Thomas Vinterberg— explicó la diferencia entre un agente y un director de casting: los primeros representan actores, mientras que los segundos construyen el elenco que dará vida a una historia.

Ingvild Koldset Høga, habitual colaboradora de Joachim Trier, destacó que, aunque hoy en día cualquiera puede filmar con un teléfono, la intervención de un director de casting sigue siendo esencial para elevar una narración. “Nuestro trabajo consiste en conocer a los intérpretes disponibles y encontrar el modo en que pueden potenciar una historia”, señaló.

Desde una perspectiva tecnológica, Zitzlsperger describió cómo las plataformas digitales facilitan los procesos de selección, sin reemplazar nunca el elemento humano. “El corazón de este trabajo sigue siendo profundamente humano. Las herramientas digitales solo lo complementan”, dijo. Las ponentes coincidieron en que la inteligencia artificial y las bases de datos globales abren nuevas oportunidades de conexión, pero el instinto y la intuición siguen siendo insustituibles.

Syson habló también del “factor invisible” que define el éxito del casting: la química entre los actores. “Cambiar un solo intérprete puede alterar por completo la energía de una producción”, afirmó. Grunwald añadió que los actores son la esencia de la identidad de una película, y Høga insistió en la importancia de otorgar a los equipos de casting tiempo y recursos adecuados para trabajar con libertad y sensibilidad.

El debate giró hacia el impacto positivo de las tecnologías postpandemia, como las audiciones por videollamada y el envío de self tapes, que democratizan el acceso al proceso y permiten que actores de cualquier lugar participen en producciones internacionales. “Hoy, un intérprete que vive lejos de los grandes centros puede ser considerado para un papel que antes le habría sido inaccesible”, apuntó Grunwald.

Los participantes coincidieron en que la esencia del casting reside en el encuentro humano. “La tecnología puede acortar distancias, pero la conexión entre personas en una misma habitación sigue siendo insustituible”, expresó Høga. En el cierre, Zitzlsperger resumió el espíritu de la charla con una reflexión: “El trabajo del director de casting no siempre se ve, pero se siente. Cada uno sigue un camino único, y esa singularidad es la que imprime carácter a cada película”.

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