“Una imagen vale igual que mil palabras”
Por Lucía Roitbarg
El documental Lagunas del director mendocino Federico Cardone, en competencia argentina del 38° Festival de Cine de Mar del Plata, se interroga acerca de las huellas que deja en las personas todo eso que ya no existe: permitiéndose así dudar respecto de qué significa que algo “ya no esté” o ya “no se vea”. Para abordar esto visita el pueblo de Lagunas del Rosario en Mendoza con la escritora Liliana Bodoc en un viaje de descubrimiento de la cultura huarpe y del lugar. Allí desanda las marcas, los sonidos, la lengua, las leyendas y el pensamiento de esta cultura ya casi “desaparecida” junto a algunos de sus habitantes. En la otra línea del documental (si bien ambas siempre cercanas) están los recuerdos del propio director, principalmente con sus hijos y el cine: pero también el cine como espacio, aquel donde él comenzó a ver películas y también trabajó, pero que hoy ya no existe. Lo que capta la cámara son personas, paisajes, espacios, sonidos; pero eso que ya no está ¿cómo es posible mostrarlo o, mejor dicho, documentarlo? En esa tensión, Federico Cardone encuentra lo poético del documental, pensando con él, sin resolver o dar respuestas innecesarias. De esta forma le otorga al cine y a las imágenes una función cuasi mágica.
A partir de estas premisas resulta interesante abordar este film: evidenciando las inevitables “lagunas” y afirmando que aquello que alguna vez existió (sean personas, espacios, momentos, palabras) ahora lo hace de otra manera: en los testimonios, en los vestigios de la lengua huarpe, en sus artesanías o herramientas, en las creencias, en un cuaderno, o en el cine, pero eso sí, nada desaparece. Evitar esto, de todas formas, no es tarea simple. Avanzado el documental se vislumbran algunas verdades: la memoria y las imágenes (del tipo que sean) son casi hermanos. A lo largo del film el director recupera partes de películas que lo acompañaron y marcaron su infancia. La nostalgia empaña sus palabras y a veces un cierto temor a los que se va borrando: “¿Y ustedes que recordarán de todo esto?” se pregunta una voz en off preocupada del realizador respecto de la futura memoria de sus hijos sobre las vivencias de la infancia. Así empiezan a habitar al relato más dudas que respuestas, podría decirse, como en la filosofía.
Otro elemento muy importante y elocuente para la película es la presencia de los niños, de su mirada hacia el mundo, pero también con ellos se abre el interrogante respecto de qué manera transmitirles el pasado o hacerles vivir el presente. Y acá es donde la presencia de Liliana cobra otro sentido: ella habla y escucha a los chicos de la escuela rural y así la escritura, la narración, las historias, las leyendas se ponen en valor para poder contarles a los más pequeños esos tesoros de los tiempos pretéritos. Los antepasados así lo hacían cuentan los habitantes y, casi como en líneas temporales superpuestas, estas narraciones o enseñanzas no desaparecen sino que se transmiten y vuelven a ser revividas y resignificadas para nuevas historias que contarán los niños a otros. Parece que el propio documental afirmara que lo “documental” son todas esas pequeñas historias.
Imaginar, escribir, o narrar los recuerdos hace aparecer la Historia con mayúscula, pero también la historia con minúscula, si bien la escisión entre ambas no suele tener mucha nitidez. La aridez del desierto, un cine que cierra, un cuaderno en blanco, un viento que arrasa con todo. Lagunas es una película cargada de simbolismos, y que pretende llevar las imágenes a lugares trascendentes. En momentos donde se repite con tanta seguridad que hay que “mirar al futuro” o que se cuestiona de maneras bastante abyectas el pasado, un documental que elige poner en valor los antepasados, la palabra, las leyendas, las imágenes, y la (H)istoria, tiene un sentido más que meritorio y necesario.

Titulo: Lagunas
Año: 2023
País: Argentina
Director: Federico Cardone
