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La hojarasca (2024), de Macu Machín

“La herencia que quema

Por Laura García Pérez

En La hojarasca la directora Macu Machín lleva a cabo un retrato de la herencia tanto de la que huimos como por la que peleamos, la que nos condena o la que nos define. La directora se hace invisible entre su propia familia para mostrarnos los sentimientos más profundos entre tres hermanas y su diferente unión a la tierra. Una tierra que tienen que dividir y que se rebela para recordarnos que lo más importante no está donde estaban mirando.

En la película y en la vida podemos detenernos en diferentes tipos de herencias, es esto lo que actúa como motor de la película, tres hermanas se reúnen para dividir en efecto sus bienes familiares después de la muerte de su madre. Dos de ellas viajan hasta Puntagorda al noroeste de la Palma (España), dónde se encuentran la mayoría de las tierras que van a repartir y sobre la hojarasca empiezan la conversación sobre quién se queda qué. Es entonces, cuando empezamos a descubrir otro tipo de herencia: Maura, una de las hermanas padece de una condición de salud y es Elsa, la madre de la directora que vive lejos de las tierras la que la cuida. Esto es algo que marcará toda la película ya que habla de otro tipo de legado en el que los cuidados están implicados. 


Carmen, que lleva trabajando las tierras toda su vida, defiende que tiene más derecho a quedarse con ellas que el resto ya que al final es quien las ha trabajado mientras que la hermana que tiene que ocuparse de Maura argumenta que no la ha visto nunca ejerciendo esta última labor. Elsa reivindica que se dignifique el cuidado que lleva ejerciendo toda su vida de la misma forma que Carmen defiende su preocupación por la tierra.  En medio de toda esta trifulca en la que nunca se llega a alzar la voz y en la que las verdades son pronunciadas con un tono lento y pensado, escuchamos el ruido de algo que nace y que levanta la sospecha.


La película destaca por la proximidad con que la directora registra las conversaciones entre las hermanas a las que solo puede interrumpir la erupción volcánica de La Palma que tuvo lugar el pasado 2021. Llevamos escuchando toda la película unos rugidos profundos pero lejanos que nos mantienen con la sensación de que algo acontece ahí fuera más allá del universo de las tres hermanas. Ahí fuera cruje como para que no nos acomodemos del todo.


Cuando observamos cómo la familia contempla el descenso de la lava desde la pantalla del televisor, La hojarasca nos lleva a pensar en el valor que han tenido todas esas conversaciones sobre el repartimiento de la tierra, ya que parece que la naturaleza se ha enfadado y ha decidido ponerles un punto final. Si ya no hay nada que repartir ya no habrá nada por lo que pelear.


Mientras tanto, encontramos otro tipo de herencia, la de los lenguajes aprendidos, la de los recuerdos y momentos compartidos cuando podemos ver a las hermanas disfrutar juntas como cuando eran jóvenes. Las rencillas entre las mujeres se queman con la misma rapidez que la hojarasca como parte del ciclo natural de la vida.

Al final de la película sentimos ternura al dejarnos ver un poco de lo que esas hermanas compartieron no solo en sus recuerdos del pasado, también en sus decisiones y actitudes en el presente. Pero la sonrisa es amarga, porque hay veces que todo cambia para quedarse en el mismo lugar y hay otras en las que la sacudida es tan fuerte que solo se puede volver a empezar.

Titulo: La hojarasca

Año: 2024

País: España

Director: Macu Machín

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