Imapaqmi peliculata ruwasunman (¿Para qué hacer una película?) (2018), de Tomas Saralegui Luz de la Fuente Bordalecu

“La Otra Mirada”

Por Javier Grinstein.

En el catálogo del Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires destaca entre todos los títulos uno muy idóneo: “¿Para qué hacer una película?”. El título original “Imapaqmi peliculata ruwasunman”, justamente en este contexto no resalta tanto; donde la diversidad y lo contrahegemónico es moneda corriente. 

La película está lejos de sostener una contemplación filosófica que sobrevuela la ontología del cine. La gacetilla del festival reza: 

“La cámara de video registra los primeros años de vida del integrante más pequeño de la familia, pero también la transformación de su comunidad. Mientras Lhian aprende a dar sus primeros pasos, la construcción de un aeropuerto internacional en el Valle Sagrado de los Incas amenaza con urbanizar la tierra del arco iris.” 

Trata entonces de un montaje de distintos materiales documentales (vhs, digital, fílmico) que arma el relato de una familia compuesta por una abuela, una madre y dos hijos (padre siempre ausente), que vive en Yanacona, una comunidad campesina que pertenece al Gobierno Regional de Cusco y que se sostiene al margen con su producción textil, su propia agricultura y el turismo. Atraído por las ruinas de Machu Picchu a unos kilómetros. 

En el primer plano de la película madre y abuela hablan de mudar la familia a Lima y en el plano final de la película vemos a la madre y al hijo camino a la gran ciudad. En el medio, la construcción del aeropuerto destruyendo cimientos tradicionales inútiles para “el progreso”. Pero, por supuesto, como se imaginarán, la película que Tomás Saralegui y Luz de la Fuente Bordalecu desarrollaron a lo largo de 4 años, ahonda en otras capas que trascienden al drama familiar o al testimonio etnográfico. 

Lhian, el niño de la familia y punto de vista que toma la cámara, lleva el relato a través de su mirada libre de sesgos. En ella, el paisaje paradisíaco, las costumbres y los relatos tradicionales, la tecnología, los extranjeros, la ciudad, son expuestos con la misma perplejidad y naturalidad. Las tensiones que nosotros vemos entre aquellos objetos inamovibles y estas fuerzas imparables para Lhian son un devenir más del mundo nuevo que recién  empieza a habitar. 

Una noción en la que podemos destacar esto: La película hace un paralelismo entre dos momentos delicados. De viaje en las ruinas como simples turistas la película se demora unos cuantos planos en mostrarnos a Lhian vagando por distintos recovecos. Luego, su madre buscándolo. Entendemos que “está perdido”. 

Cerca del cierre, Luzmilla, la abuela, fría y cínica habla con Sthefany, la madre, sobre su partida a Lima, asustándola con que el niño va a perderse (¿Con el ruido y las luces?). Para Lhian esa concepción no existe, se construye fuera de él y en este documental la planta como un interrogante.

“¿Para qué hacer una película? se preguntaron Luz y Tomás a lo largo de los 4 años que acompañaban en su crecimiento al pequeño Lhian y se impregnaban de su candor. Durante un festival, el espectador suele repetirse la pregunta opuesta: ¿Para qué ver una película?, como si se construya un paralelismo lógico entre esos 4 años y los 60 minutos que invierten unos y los otros. Y la respuesta, si es que hay una, está ahí: en la construcción de esa otra mirada.

Titulo: Imapaqmi peliculata ruwasunman (¿Para qué hacer una película?)

Año: 2018

País: Bolivia

Director: Tomas Saralegui Luz de la Fuente Bordalecu

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