Hymyilevä mies (The Happiest Day in the Life of Olli Mäki) (2016), de Juho Kuosmanen
“Pequeña cosita llamada amor”
Por Lucía Roitbarg.
En este film de origen finlandés, el director Juho Kuosmanen, decide contar un episodio célebre de la vida real de un boxeador de su país: cuando enfrenta al campeón del mundo iniciada la década del 60. Su protagonista, Olli Mäki, quien hace muy poco deja de competir como amateur, presionado por su manager Eelis, deberá pelear contra el dueño del título mundial en la categoría de peso pluma. El film se inicia en las dos semanas previas a la competencia. Esos días su vida, casi como si fuera un reality, parece convertirse en un show en el que él se transforma en el títere de las esperanzas y deseos ajenos. En esos mismos días, los pensamientos, la emoción y la esperanza de Olli estarán depositados casi exclusivamente en Raija, una simpática chica de quien se empieza a enamorar, situación que en ese momento de su carrera no parecería ser del todo compatible con su vida profesional y los anhelos de quienes lo rodean.
En este film no hay melodrama, no hay sangre, no hay casi violencia, no hay escenas de tono enfáticamente dramático. Dada la historia, el clímax parecería ser el momento donde se define si gana o no gana la pelea (¿tal vez el día más feliz de Olli?). Pero eso sería entrar en el mundo cuasi publicitario y demagógico al que Olli no quiere pertenecer. Entonces el director nos cuenta otra película, la que retrata el simple pero grande deseo del protagonista de ser feliz al lado de una mujer. De hecho hay una escena que resume todo el conflicto del relato: en la conferencia de prensa junto a su oponente a Olli le consultan sobre sus expectativas respecto de la pelea, a lo que él responde con su más profunda honestidad lo contento que se siente porque “en caso de perder lo haría contra el mejor del mundo”. Su respuesta sucede en el medio de una dulce mirada a la mujer que despierta su pasión. Los artilugios discursivos de su representante para que la prensa no malinterprete a Olli dejan aún más en evidencia la fuerte contradicción entre lo que para él significa ganar y la idea de lo que debería ser, pensar y decir “un ganador”.
Resulta muy difícil desde el comienzo no empatizar con el protagonista: su origen humilde (lo apodan “el panadero de Kokkola“), su docilidad, la impronta algo infantil y dulce de su mirada. Frente a esto duele verlo sufrir: que termine de perder los 3 kilos de más para llegar al peso adecuado, verlo vomitar o descomponerse en un sauna, su enojo con Eelis para que entienda que él no debería competir en esa categoría. Todas acciones que no hacen más que alejarlo de sus momentos de mayor goce: los que pasa al lado de Raija. El amor no es funcional a ganar títulos mundiales, ni ayuda para conseguir auspiciantes y Eelis estará allí para recordarle eso a este muchacho, la gran promesa de Finlandia.
Juho Kuosmanen, quien ganó en 2016 “Un Certain Regard” en Cannes, hace una apuesta por el espectador, porque bordea la ambigüedad sobre esta idea de la de “felicidad” que aparece en el título del film, y, si bien es a veces obvio para poner en crisis, otras no lo es tanto, esperando algo más del espectador que admirar una sencilla historia. Por otro lado, el director no reproduce estructuras dramáticas clásicas, donde el protagonista es quien tiene el peso de las acciones para hacer avanzar la historia y lograr sus objetivos. Olli es otro tipo de protagonista y si acciona lo hace desde un lugar de escaso cálculo, con acciones cotidianas que no giran el relato ni acrecientan el drama. Claramente recursos que hacen cercano y querible a su personaje.
Si hay algo que puede destacarse en el modo de contar del director son los instantes que subraya para evidenciar el roce con lo ridículo, lo enfermizo y degradante de todo ese universo paralelo que gira en torno de la carrera de Olli (y que ciertamente es aplicable a mundos similares). El momento en que debe posar junto a una mujer más alta para una publicidad y en el medio de la sesión le piden que se suba a un banquito para elevar su estatura. Ver al protagonista vomitar en el inodoro, sufriendo para que su peso sea el adecuado. La escena de la llegada del boxeador americano y su comitiva, vendiendo una imagen de triunfo, de mujeres y de dinero. Las forzadas escenas que le hacen filmar para el documental que hacen sobre él antes de la gran pelea. Sin entrar en manipulaciones maniqueas lo que consigue el director es que adoptemos la mirada del protagonista sobre todo ese universo, y que empiece a funcionar ese extrañamiento que, cuando se trata de competir y ganar en la ficción (sobre todo en el deporte), se tiende a retratar sin cuestionamientos.
The Happiest Day in the Life of Olli Mäki no es una película de boxeo porque el director no indaga ni profundiza tanto en ese ambiente de la competición y el deporte (si bien se vale de recursos para mostrar algunas sombras de este intenso mundo). Tampoco es una comedia romántica, porque la historia de amor, si bien importante, tiene tal sutilidad e inocencia que no estructura el drama del film. Pero si de ambos géneros tuviera que hacerse un mix este film sería una de las mejores representaciones cinematográficas, una versión distinta, novedosa y atractiva sobre el deporte y el amor en el cine.
Titulo: Hymyilevä mies (The Happiest Day in the Life of Olli Mäki)
Año: 2016
País: Finlandia
Director: Juho Kuosmanen