Guardians of the Formula (2023), de Dragan Bjelogrlic

“En el corazón de la guerra fría”

Por Natalia Llorens

En octubre de 1958, en el corazón de Yugoslavia, en plena Guerra Fría, el profesor Dragoslav Popović y sus jóvenes científicos comunistas fueron irradiados por una colosal dosis de uranio. Luego fuero enviados a un hospital parisino para recibir tratamiento bajo el control del profesor Georges Mathé. El objetivo de su trabajo permanece en silencio al día de hoy, pero Mathé estaba convencido de que estaban trabajando en el desarrollo de la bomba atómica. Ocultando sus motivaciones, el profesor inició entonces una batería de pruebas y operaciones para intentar salvarlos.

Presentada como la “Oppenheimer serbia” en el boletín del festival de Locarno, la película del cineasta Dragan Bjelogrlic cuenta este episodio poco conocido de finales de los años 50: la historia del profesor Popović que, en el Instituto Vinča de Belgrado, desarrolló silenciosamente un arma atómica. De carácter brusco y temperamento autoritario, sus experimentos terminaron después de quedar expuesto a una radiación demasiado fuerte. Su historia inspiró el libro El caso Vinča del profesor Goran Milašinovićm, de allí esta adaptación. 

La fusión de los procesos médicos y científicos se captura de manera bastante eficiente en Guardians of the Formule. Los puntos principales de la trama muestran paralelismos que surgen del desarrollo del tratamiento de la médula ósea a través de ratones. Estos experimentos y los descubrimientos a los que contribuyen se yuxtaponen a las consecuencias de intentar crear una bomba atómica y las devastadoras consecuencias de estar expuesto a una radiación letal. Sin revelar más, las situaciones de la película tienden a complementarse entre sí de maneras increíblemente interesantes que mantendrán al público fascinado por el material que cubre la película.

Guardians of the Formula es una película segura de si misma, bien hecha y que tiene un gran impacto inmediato en los espectadores. Los personajes, si bien no están trabajados en profundidad, cumple el plan para seguir adelante con la historia, en paralelo parte del  sufrimiento de algunos protagonistas se convierten en un testimonio del poder de la perseverancia en términos de la búsqueda de una manera de lidiar con algo que es abrumador de maneras formidables para el ser humano. Mientras los personajes de la película intentan triunfar contra todo pronóstico, la película indaga un poco sobre la condición humana en el proceso. En este caso, hubieron logros notables que no habrían ocurrido si ciertos eventos no hubieran actuado como catalizadores de la investigación que se llevó a cabo de manera intensiva. Se necesita bastante habilidad para generar tensión a partir de una ciencia intrincada que es incomprensible para la mayoría de los espectadores, pero desde las lecturas de las máquinas parpadeantes en incipiente reactor nuclear, hasta las inmersiones de jeringas y los hisopos ensangrentados del hospital francés, Bjelogrlić, Bjelogrlic construye una una narrativa tensa que por momentos suena como un thriller de relojería.