“Tradicional y experimental”
Por Sebastián Francisco Maydana
Gorria es la palabra en euskera para el color rojo. Y rojo es el color que predomina en la bandera de la comunidad de Navarra, donde nació Maddi Barber y filmó este corto, y también es el color de la sangre que derrama una oveja sacrificada con precisión por manos acostumbradas a ese líquido.
La elección de filmar en 16mm tiene el efecto de realzar los colores y de tornar intemporales las imágenes. Aunque podrían ser de cualquier momento de los últimos cincuenta años, están fuera del tiempo, aisladas en el eterno retorno de su ambiente perdido en la zona media de los Pirineos. También crea profundos contrastes, no sólo entre el espectador y el mundo rural que describe a pinceladas, sino entre el ser humano y el animal (esa relación entre simbiótica y aniquiladora) y sobre todo entre distintas superficies de colores plenos y pulsantes. En particular, salta a la vista un plano de tulipanes creciendo en una ladera montañosa que podría ser la imagen de un rompecabezas alemán de los años 70.
Se trata de un documental en cierto sentido tradicional, pero que retoma la tradición de algunos documentales que en su momento fueron experimentales: “Le sang des bêtes” (1949) de Georges Franju es la inspiración más clara, pero también remite a Glass (1958), de Bert Haastra y a “Regen” (1929) de Mannus Franken y Joris Ivens. Porque lo “tradicional” de “Gorria” no está sólo en el tema y en la cámara utilizada, sino en la forma en que está construido. Los planos y el montaje tienen predominancia, y mientras que los primeros, siempre fijos y cortos, nos muestran el mundo de forma fragmentaria y mezquina, el espacio que se termina creando en la sucesión de estos es increíblemente complejo y rico, un paisaje visual realmente interesante retratado con cierto candor pero también con un profundo conocimiento.

Titulo: Gorria
Año: 2020
País: España
Directores: Maddi Barber
