Por Mauro Lukasievicz
Hay una evidente conexión entre Los Bilbao y Rancho, tu película anterior, ¿cómo fue llegar a la historia de Ivan y a toda su vida fuera de la cárcel?
A Iván lo conocí en Rancho, mi película anterior, él fue uno de los que me recibió la primera vez que entré al pabellón y de a poco fuimos generando un vínculo cercano y de confianza. Fue a partir de un momento en Rancho donde mi vínculo con él se consolidó para siempre, al menos para mí. Hubo una pelea muy fuerte en el pabellón entre Iván y otro muchacho. Yo estaba justo en el medio de la pelea y de repente Iván me ve, me agarra, me lleva a una celda para protegerme y después vuelve a pelear. Ese gesto de humanidad me conmovió muchísimo, que él se acordara de mi en ese momento fue muy conmovedor y fue sobre todo fue el momento en donde supe que la película Rancho tenía que ser contada. Más allá de que pasaban otras cosas, yo lo que sentía era este tipo de gestos valiosos. Además Iván fue el único que quedó en libertad durante el proceso de filmación de Rancho y con toda la confianza y situaciones que habíamos vivido juntos en la cárcel decidí ir a su casa a visitarlo, después de varios meses sin verlo. Llegué una noche a Chascomús y estaba con unos amigos preparandose para ir a bailar. Me recibió muy bien y me invitó a salir con ellos. A la vuelta del boliche se me hizo muy tarde para volver a Buenos Aires y me invitó a dormir a su casa, otra vez con un gesto de mucha confianza hacía mí. Empecé a ir a Chascomús más seguido y el vínculo fue creciendo aún más no solo con él sino también con toda su familia.
Más allá de algunas situaciones hostiles o del día a día de una familia también nos encontramos con pequeños tesoros que solo pueden ser encontrados si uno se mete de lleno con la cámara ¿cómo te ganaste la confianza de la familia?
Yo creo que las situaciones hostiles son propias de cada familia y si uno se mete en cualquier familia de una u otra manera nos podemos encontrarnos con situaciones hostiles. Algunas son más visibles y otras menos. En esos momentos que uno puede llamar hostiles siempre hay heridas, situaciones difíciles que a cada familia le tocó en la vida, por eso creo que detrás de la hostilidad siempre hay humanidad, complejidad, heridas. Y la familia Bilbao me permitió entrar en toda esa intimidad a medida que el vínculo fue creciendo, de compartir momentos, charlas, el día a día. Creo que se fue dando naturalmente.
"En esos momentos que uno puede llamar hostiles siempre hay heridas, situaciones difíciles que a cada familia le tocó en la vida, por eso creo que detrás de la hostilidad siempre hay humanidad, complejidad, heridas"

Parece que una de las claves de tus películas es que quienes participan en ellas saben que no los vas a traicionar ¿lo sentís de esta manera?
Yo creo que alguien que confía en vos y te abre su vida tiene una humanidad increíble. Puede ser delincuente, estar preso, o lo que fuese, pero te está confiando su vida. Alguien que te confía su vida es alguien que tiene muchos valores y mucho coraje. Entonces de alguna manera lo que quiero cuando hago mis películas es devolverle a los protagonistas, a quienes confiaron en mí, la confianza que me dieron. Y eso para mí es lo que más valor tiene, poder devolverles la confianza, devolverles algo de todo lo que me dieron a mí, ellos se entregaron por completo y espero yo hacer lo mismo.
Otro de los puntos fuertes de la película es que parece que todo lo importante, lo que teníamos que ver de Ivan y su familia lo vemos ¿cuantas horas de filmación supuso esto y cómo fue el trabajo de montaje final?
Antes de filmar a Iván estuve conviviendo con su familia en Chascomús durante un año y a partir de la confianza que se fue generando empezamos a filmar. Su mujer, Yamila, justo había quedado embarazada e Iván iba a ser padre luego de estar en la cárcel. Entonces decidí filmar todo el proceso de embarazo hasta que naciera el hijo de ellos. Pero no filmamos tanto, sino que era más bien estar con ellos y filmar en los momentos que creía eran importantes para contar la película. Además era un equipo muy reducido, yo filmaba y un amigo tomaba sonido, lo cual también permitía estar con ellos con mucha cercanía y no romper la cotidianidad. No sé cuantas horas habremos filmado pero en nueve meses quizás 40 horas. Y el trabajo de montaje fue muy interesante. Al comienzo, la película iba a ser más sobre Iván porque era a quien yo más conocía pero de a poco empezamos a filmar a toda la familia y en el material nos encontramos con eso, una familia. Ahí es donde el montajista Miguel Colombo al ver el material propuso que lo mejor era hacer una película de la familia.
Se viene un estreno por partida doble entre BAFICI y el prestigioso Visions Du Réel ¿Qué expectativas tenés?
Espero poder disfrutar estos dos estrenos, esas creo que son mi expectativas por ahora. En mi película anterior mis expectativas fueron muy superadas, no solo a nivel profesional sino también a nivel humano, donde los protagonistas que quedaron en libertad pudieron ver durante varios meses la película en el Malba y eso para mí fue impensado e increíble porque pudieron verse, emocionarse y ser reconocidos desde otro lugar. Entonces espero que la película tenga un buen recorrido y visibilidad pero también que pueda poner en juego la mirada que tenemos sobre la gente que estuvo presa o en situaciones más complejas y quizás emocionarse con la vida de la familia Bilbao.
¿Te encontrás trabajando en otros proyectos?
Si, en este momento estoy trabajando en un proyecto en una cárcel de mujeres donde también se generó un vínculo muy cercano con ellas y donde tengo mucha ilusión de darle una voz noble a estas mujeres. También estoy trabajando hace un año en el guión de mi primera ficción, que es lo próxima que quisiera hacer después del documental de las mujeres presas.

Titulo: Los Bilbao
Año: 2023
País: Argentina
Director: Pedro Speroni

