“Un lugar incómodo”
Por Julieta Lande.
Una pareja se despide en un aeropuerto. Él es francés, ella es afrodescendiente. El aire es denso: entre ellos, hay más incertidumbres que certezas. Esa despedida entre Faustine y Sylvain es sólo la punta del iceberg de lo que serán 103 minutos de un film cargado de tensión y adrenalina.
Faustine se está yendo a Turquía y se lleva consigo al hijo de ambos: Noah. Un niño de cinco años que no sabe lo que planea su madre. En realidad, Sylvain tampoco lo sabe. Ante las preguntas de su pareja acerca de sus planes en el destino al que se dirige, Faustine responde con un tajante: “No importa el lugar sino poder ayudar. Iremos a donde seamos útiles”. En ese momento no dimensionamos lo que hay detrás de esas palabras. Algunas escenas después, sabremos que a quien va a ayudar Faustine es al Estado Islámico, que en el 2015 – año en que está basada esta historia – todavía ocupaba la ciudad de Al Raqqa, a donde la protagonista llega junto a su hijo Noah luego de arriesgarse a cruzar la frontera entre Turquía y Siria, para reencontrarse con allegados de su pasado.
Rápidamente Faustine se da cuenta de que cometió un error. Lo que encuentra no era lo que imaginaba. Y rápidamente también, su pareja en Francia descubre cuáles eran sus verdaderos planes. Y se quiebra: lo que Sylvain pensaba que sería un viaje de dos semanas se transforma en la pregunta de si alguna vez volverá a ver de nuevo a su familia. Porque, como dirá un agente francés: las mujeres no regresan de ahí.
Con la ayuda de Gabriel – un voluntario de una ONG que se encuentra en Siria trabajando como traductor de árabe – y Adnan- un activista sirio refugiado en Paris -Sylvain intentará por todos los medios sacar a su mujer e hijo de un país en guerra.
En el film de Emmanuel Hamon asistimos a la representación de un relato basado en una historia real. Y la placa que anuncia eso al inicio condiciona todo lo que veremos después. Nos sitúa en un lugar incómodo como espectadores. En la pasividad de ser observadores de un conflicto que hoy sigue vigente, que es la realidad cotidiana de muchos, pero con el que en esta parte del mundo tenemos muy poco contacto en nuestro día a día.
Lo interesante también, es que en El escape no sólo se problematiza la guerra en Siria sino la incidencia de Occidente en ella. Todos piden algo a cambio para colaborar con lo que sucede. Desde los puestos más jerárquicos en Francia hasta los militantes opositores sirios que buscan salvarse. Hay mucho en riesgo y nadie da nada porque sí. El asilo político que otorga Francia a los sirios es sólo a cambio de algo y su lucha contra la guerra pareciera quedarse en lo discursivo. Quienes terminan por involucrarse y ponen el cuerpo para resolver un conflicto que puede acabar en tragedia son los civiles.
“La guerra son los otros”, “Una guerra civil no es blanco o negro” o “Está bien, es una guerra”, son algunas de las frases que junto a la acción dramática van tejiendo un entramado profundo que denota que se trata de un conflicto mucho más complejo que el de los buenos y los malos que plantea la cinematografía de guerra clásica. En El escape, la protagonista es un personaje con el que empatizamos y a la vez condenamos constantemente: ¿Por qué te metiste ahí?, pensamos más de una vez. Pero Faustine es un sujeto atravesado por Occidente y Oriente y tuvo una razón para hacer lo que hizo. Esa razón puede ser válida o no, dependiendo del contexto. Y por eso, como le ocurre también a su esposo Sylvain, no podemos condenarla del todo⚫
Titulo: Exfiltrés
Año: 2019
País: Francia
Director: Emmanuel Hamon