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CALIGARI

Dos noches hasta mañana (2 yötä aamuun, 2015), de Mikko Kuparinen

“El amor es una lengua muerta”

Por Rocío Molina Biasone.

El pasado es ese tentador lugar común hacia el cual miramos para quejarnos de un presente donde ya no hay reglas claras, no hay un único camino por seguir, y ya sea en el trabajo, en la familia, en el amor, se nos abren infinitas vías que a su vez pueden entrecruzarse, ir en círculos o en zig zag, pero nunca son rectas. El amor solía ser más “simple”, aunque no por ello más fácil. Por consiguiente, las películas de amor también gozaban de esa simpleza: dos extraños se conocen, se encuentran irremediablemente diferentes, surge una irracional atracción, atraviesan un conflicto, lo resuelven, viven felices por siempre.

Las relaciones sexoafectivas solían darse, o al menos pensarse, a modo de escalera mecánica de sentido único, en la cual solo dos personas, un varón y una mujer, entran en cada escalón. Chico conoce chica, chico y chica se enamoran, chico y chica se casan, chico y chico compran casa en los suburbios, chico y chica tienen hijos. Chico y chica son felices. Y en algún momento, se supone, tuvieron sexo.

Películas como Dos noches hasta mañana reflejan, en cambio, las numerosas y complicadas formas que pueden tomar las relaciones de afecto y de sexo en la actualidad. No tienen un tiempo definido: pueden durar 8 horas, 8 semanas, 8 meses u 8 años. No se dan en un rango de edades: una mujer en sus cuarenta puede vincularse con un hombre de treinta. No están limitadas por el género como antes: un hombre puede estar con un hombre, una mujer con una mujer, pero también una mujer que estuvo con una mujer puede empezar un vínculo con un hombre, o viceversa. No las detienen barreras culturales o lingüísticas: finlandés con francesa, cubano con marroquí, argentina con yanqui, japonesa con alemana.

Pero algo podemos decir en crítica a los vínculos modernos, y es que a menudo son analfabetos. El amor como lo conocemos, como lo pensamos es una lengua antigua y muerta. El amor que existe en la literatura y en los films clásicos ya tuvo su apogeo y caída, y quienes hoy nos enamoramos, nos relacionamos, tenemos sexo, nos encontramos algo perdidos a la hora de sentirnos cómodos con nuestras emociones. No queremos la línea recta, y sin embargo, no tenemos ningún diccionario o manual que nos oriente entre tantos desvíos. 

Al igual que muchos otros hoy, Caroline y Jaakko empiezan por el sexo y solo después se enfrentan a las emociones y la intimidad. Entre ellos hablan en inglés, lo manejan, pero no es esta la lengua madre de ninguno. Se puede tomar como una metáfora del afecto y la intimidad, ambos conocen esa idea a modo platónico dentro del mundo inteligible, pero no pueden bajarla al mundo sensible. Ambos tienen vínculos afectivos en crisis por fuera, Jaakko con su hija a quien no puede ver muy seguido, y Caroline con su celosa novia de quien se encuentra cada día más distanciada. 

Caroline es perfectamente capaz de concebir el contacto humano dentro de sus proyectos de arquitectura, pero es capaz de pretender no hablar un idioma con tal de evitar una conexión intelectual con alguien con quien tiene sexo. En la forma cinematográfica, esto se expresa también en la película. Pues tenemos dos noches, la primera, la arquetípica noche de sexo casual entre dos extraños: un montaje de la seducción, alcohol de por medio, un primer contacto, y corte a la mañana siguiente. Una relación fugaz, en la que poco de interesante hay por contar. Pero la segunda noche, podemos decir que toma todo un día. Pues si de intimidad se trata, las horas de paseo y conversación a la luz de sol contienen en sí mismas más tensión, más carga afectiva y más sensualidad que la borroneada velada de sexo que ya tuvieron.

Amor líquido, se le dice popularmente. Líquido porque se escurre, líquido porque no tiene forma, líquido porque puede pasar de una superficie a otra en unos instantes sin dejar más que algún rasgo de humedad, alguna mancha, pero desapareciendo en sustancia. Y, eventualmente, evaporándose⚫

Titulo: 2 yötä aamuun

Año: 2015

País: Finlandia

Director: Mikko Kuparinen