Assault (2022), de Adilkhan Yerzhanov
“Paisaje, frío, blanco, hermoso y triste”
Por Sebastián Francisco Maydana.
Un día irrumpen en una escuelita del pueblo centroasiático de Karatas unos persoajes enmascarados y armados. Sin decir una palabra, abren fuego contra autoridades, docentes y alumnos. Y aunque la mayoría logra escapar, un curso entero queda encerrado en su aula y son tomados de rehenes. Los padres hacen lo único que pueden hacer, que es llamar al ejército. Pero el aislamiento de Karatas y una tormenta de nieve hará imposible al grupo táctico llegar antes de pasadas 48 horas. Después de deliberar un rato, los locales deciden que la única opción para salvar a los niños es planificar el asalto ellos mismos. El pragmatismo hace que no se pregunten lo obvio, ¿Quiénes son estos personajes? ¿De dónde salieron? ¿Por qué tomar de rehenes a unos chicos?
Son preguntas que no encuentran explicación, pero quizás tengan sentido dentro del universo más amplio en que se enmarca Assault, un universo que el director y guionista Adilkhan Yerzhanov viene construyendo pacientemente a lo largo de los años. En 2016 dirigió La plaga en la aldea de Karatas, en 2020 Ulbolsyn y en 2021 Inmunidad de rebaño, todas centradas en la corrupción y la desidia de las autoridades. Podría decirse que la aldea ficticia de Karatas es una versión kazaja de nuestra Colonia Vela, donde transcurren algunas de las novelas de Osvaldo Soriano.
Y como en las novelas de Soriano, los personajes son cómicos y trágicos a la vez, y transmiten una apenas velada crítica a la historia del país. En una pequeña habitación planifican el asalto a la escuela un director avaro, un portero borracho, el profesor de gimnasia que se cree karateka, el irresponsable maestro de matemáticas que encerró a los chicos y su ex mujer, la única del grupo que efectivamente sabe disparar un arma. Cada uno tiene sus propios fantasmas internos, pero también su dignidad y un cúmulo de defectos que los harán unos héroes impensados.
La situación recuerda a la toma de rehenes del teatro Dubrovka por parte de separatistas chechenos en 2002, y también la de una escuela de Beslán en 2004. Lo que tienen en común estos casos es la respuesta del gobierno, que decidió asaltar los edificios directamente, provocando la muerte de varios cientos de civiles en cada caso. Quizás, propone Assault, esta vez sería mejor no contar con los especialistas.
En cuanto a la fotografía, acaso haya supuesto el desafío más grande en una película que transcurre casi exclusivamente en una estepa nevada. Y la respuesta es innovativa, y hermosa. Se filmó durante diferentes momentos del día, y esto sirvió a la vez para explorar cambios cromáticos y distintos reflejos en la nieve, y para señalar las disposiciones de ánimo en distintas escenas. El juego entre los diferentes valores de plano y las profundidades que permiten esas llanuras nevadas funciona muy bien. Cuenta una historia paralela que es la del paisaje, frío, blanco, hermoso y triste.
El final (no estoy revelando ningún giro imprevisto sino una fatalidad que se veía venir) es anticlimático. No podía ser de otra manera, y la expectativa que va creando la película desde el comienzo respecto al asalto final se hace ridícula. Por momentos hasta parece que puede llegar a funcionar. Pero no es Hollywood, no es una historia de superación personal, donde todos aprenden a sobreponerse a la adversidad y logran hacer perfectamente lo que un grupo comando se prepara toda su vida para hacer. No, esta es una acción de personas que nunca tuvieron un arma en su mano y que no están para nada preparadas para la tarea que les tocó. Unos héroes patéticos y melancólicos que no verán sus nombres en el diario del día siguiente.
Titulo: Assault
Año: 2022
País: Rusia
Director: Adilkhan Yerzhanov